¿Por qué los hombres consumen mujeres?

Por Olvido Contento

Ante los debates acerca de regularizar la prostitución se hace necesario cambiar el foco de las mujeres prostituidas a los consumidores, proxenetas y tratantes. A la causa y raíz que provoca que cualquier hombre tenga acceso al cuerpo de una mujer previo pago.

Tenemos nuestras carreteras llenas de prostíbulos y no nos alarmamos, ni salimos a la calle para exigir que el Estado y sus instituciones tomen cartas en el asunto. Hemos aprendido a convivir con este paisaje y con calles en las que hay mujeres que están a la espera de ser violadas por un puñado de euros.

Entiendo la prostitución como una institución patriarcal con el claro cometido de consolidar la opresión y dominación a las mujeres, enmarcada en un escenario en el que se mezclan las variables de sexo (son mujeres las que mayoritariamente son prostituidas), raza (la mayoría de las mujeres en situación de prostitución son inmigrantes) y poder económico. Por tanto, no es una cuestión exclusiva de sexo, sino de poder y dominación masculina materializada en la compra de mujeres por horas. Los prostíbulos son los templos de la fratría masculinade la que nos habla Amelia Valcárcel en su obra Feminismo en un mundo global(2013). Allí los varones pueden ejercer ese poder sin tapujos, abiertamente, al estar en un ambiente protegido y preparado para ello.

Desde hace más de tres años colaboro como voluntaria en Médicos del Mundo Castilla la Mancha, en su proyecto de Intervención en Prostíbulos y el conocer las realidades de estas mujeres desde dentro, escucharlas y constatar su realidad, me ha hecho poner la prostitución en mi propia agenda personal y política e intentar aportar mi granito de arena para sensibilizar y cambiar el foco actual de análisis de la libre elección al prostituidor y proxeneta/tratante.

Cojamos esta definición de prostitución“sexo entre dos personas: una que quiere y otra que no. Como el deseo está ausente, el pago ocupa su lugar” (Ekis Ekman, 2017 p 35). A partir de aquí, si sumamos el resto de variables a la ecuación: el sexo de quien está en prostitución y de quién la demanda, la desigualdad de género, económica, racial, y de poder económico y social, tendremos una institución que se encuentra en el centro de la intersección de dos sistemas salvajes y opresores que son  el capitalismo y el patriarcado. Y es que la prostitución no podría haber sobrevivido de otra manera.

Ahora bien, ¿qué ocurre para que los varones quieran tener sexo con una mujer que no les desea? ¿Por qué en los foros ellos explican sus experiencias con mujeres prostituidas como si ellas hubiesen disfrutado igual que ellos? Según lo que la masculinidad hegemónica dicta, su deseo sexual tiene que ser atendido como si fuese un derecho y para ello tiene la opción de comprar mujeres con solo tener 20 euros en el bolsillo. Y este deseo es unidireccional, no conecta con la necesidad de la reciprocidad, aunque a la vez, piden esa perfomance de placer mutuo a la mujer prostituida para que parezca que ella también ha disfrutado y que  él es un buen amante. Lean los comentarios que he encontrado en foro de puteros para que comprueben cómo se presentan ellas y los comentarios de los consumidores de prostitución.

Comentarios extraídos de una web de contactos con prostitutas

Para entender esto acudimos Bonino (2002) que explica que la masculinidad hegemónica es un poderoso estructurador de las identidades individuales y sociales masculinas que se sustenta en cuatro ideologías, a saber: la patriarcal, la del individualismo de la modernidad, la de subordinación y exclusión de la otredad y por último la del heterosexismo homofóbico. Esto conecta con las variables mencionadas anteriormente que conforman el sistema prostitucional (sexo, raza, poder económico y social) y con la idea central de que no es sólo una búsqueda de sexo.

En España encontramos estudios que se centran en el análisis del prostituidor a partir del 2002 con el artículo de Solana Ruiz, “Prostitución de mujeres inmigrantes en la provincia de Córdoba”. Y dentro de esta línea de investigación destaco el trabajo y esfuerzo de Mª José Barahona, desde 1998 estudiando el fenómeno de la prostitución. Ya en el año 2003, junto a  Luís M. García publican Una aproximación al perfil del cliente de prostitución femenina en la Comunidad de Madrid. A partir de 15 entrevistas a prostituidores españoles extrajeron los siguientes motivos para acudir a la prostitución: insatisfacción de las relaciones con sus parejas; mayor frecuencia y variedad de relaciones sexuales; poder derivado del hecho de pagar servicios sexuales; satisfacer fantasías sexuales; y por último, búsqueda de diversión. En ella es una constante la necesidad de subir a la palestra la responsabilidad masculina en la creación, mantenimiento y aumento de la prostitución.

Se hace imprescindible para el correcto abordaje de la prostitución la perspectiva de género, y  por tanto, reformularsu imaginario poniendo a los varones prostituidores en el lugar central, sacarlos de las sombras y redirigir el foco hacia ellos. Situarlos como generadores de la demanda según la cual  se va a organizar la oferta: edad, procedencia, físico…Ellos piden y el sistema prostitucional les complace. No son simples clientes, ni consumidores ya que en la prostitución entran en juego las relaciones de poder prostituidor/ mujer prostituida y no es un servicio o mercancía lo que está en venta sino las propias mujeres. Es necesario, por tanto, dejar de usar estos eufemismos que ocultan y silencian la verdadera realidad de la prostitución dificultando así la conciencia social y su reconocimiento como violencia de género. Sin la existencia del varón prostituidor no existiría la prostitución, tan sencillo y complicado como eso.

Ahora que ya hay estudios  e investigaciones que de manera efectiva ponen nombre y apellidos a la causa que subyace a la prostitución no hay excusas para seguir poniendo en marcha medidas que solo la  perpetúan y cronifican. No se trata de crear campañas que revictimicen y sigan poniendo el foco en la mujer prostituida, o apelar a los puteros y proxenetas para que se acuerden que también tiene madres, esposas, hermanas, hijas. Los esfuerzos deben dirigirse a combatir con políticas públicas esa masculinidad hegemónica que es el sustrato del sistema prostitucional. Educación en igualdad, no solo a nivel curricular sino integral. Publicidad, cine, televisión y teatro no sexista, porque el soft power de la cultura mainstream que tan bien explica Asunción Bernárdez Rodal (2018) tiene mucha importancia en la construcción de nuestra ideología y nos dota de un modelo de mujer basado en el ideal patriarcal femenino por excelencia.

Concluyo citando a Mª José Barahona en La comisión especial sobre la prostitución del Senado (Diario de sesiones del Senado año 2003, nº 428, 10 de marzo):

En lo que se refiere al cliente, mi última investigación ha sido muy compleja, y después de año y medio de investigación sobre el cliente, la conclusión fue que cualquier hombre heterosexual —y decimos heterosexual, porque nos estamos refiriendo a prostitución femenina— que esté en disposición de gastar dinero, puede ser cliente, es decir, no hay unos rasgos identificadores del cliente, no hay rasgos ni psicológicos ni físicos (p. 5).

 

Bibliografía consultada:

Cobo, R. (2017) La prostitución en el corazón del neoliberalismoMadrid: Catarata

Ekman, K. E. (2017) El ser y la mercancíaBarcelona: Bellaterra

De Miguel, A. (2015) Neoliberalismo sexualMadrid: Cátedra

Jeffreys, S. (2011), La industria de la vagina. La economía política de la comercialización global del sexo, Buenos Aires: Paidós.

Cobo, R. (2014), Informe proyecto investigación: consentimiento y coacción. Prostitución y políticas públicas (2010-2012) , Madrid: Instituto de la Mujer.

Gómez-Suárez, A y Verdugo-Matés, R.M, La prostitución femenina en España. Construyendo un perfil del cliente. Papeles de Población, vol. 21, núm. 86, octubre-diciembre, 2015, pp. 9-39 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México.

Bernárdez Rodal, A. (2018) Soft Power: Heroínas y muñecas en la cultura mediática, Madrid: Fundamentos.

Válcarcel, A. (2013) Feminismo en un mundo global

Bonino, L. (2002) Masculinidad hegemónica e identidad masculina Dossiers feministes 6. Masculinitats:Mites, De /Construccions i Mascarades.

1 Comment

  1. Es muy socorrida la fórmula de alterar la realidad mediante el sistema lógico de la linterna. Basta con iluminar solo y con el color que uno elige la zona que se desea resaltar para que las cosas parezcan lo que se pretende.
    El artículo manipula tanto los conceptos y los argumentos que, para rebatir estos, sería necesario reescribir todo el texto.
    Parte de principio de un supuesto falso: lo terriblemente pernicioso que es que los hombres reciban un bien emocional, sentimental, placentero, del que se sienten necesitados, por parte de determinadas mujeres, a cambio de que ellas reciban un bien económico. Se da por hecho que este intercambio de bienes supone una degradación para esas mujeres, y que el causante de dicha degradación es el hombre. Según ese criterio, todos los que aceptamos bienes monetarios a cambio de servicios muchos más mezquinos que el de proporcionar placer, somos todos unos degenerados.
    Pretender -como se lleva a cabo- culpar a los clientes de que existan bandas mafiosas que se dedican a la explotación sexual de mujeres, es como si quisiéramos imputar a los clientes de las joyerías porque generan las pandillas de atracadores.
    La verdadera razón radica en la hipocresía, la falsa moralidad, la intolerante represión, etc. que la sociedad (sobre todo las feministas) ejerce sobre este tipo de actividad, especialmente sobre el sexo que vende sus servicios. Podemos dar por seguro que, si la opinión social y las normas legislativas no fueran tan represoras, las bandas mafiosas lo tendrían bastante más difícil, dado que algunas mujeres, al no ser coaccionadas dramáticamente por la opinión pública y por las leyes, no renunciarían a tan digna actividad. Basta con echar un vistazo estadístico a la gran cantidad de jóvenes (teens) de todos los países -que en Internet aceptan libremente ser grabadas en vídeo (en ocasiones de forma humillante) practicando sexo a cambio de dinero para sus compras, para sus viajes o para sus estudios- para desmontar esa supuesta falsa virtud del sexo femenino, que propalan las feministas.

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