!Qué cara! “En defensa de mi Honor”

La renuencia de Ábalos a entregar su acta de diputado hace sospechar que se teme una inculcación judicial y en consecuencia la posible existencia de una responsabilidad penal.

Por Lucio Martínez Pereda | 28/02/2024

Ahora mismo no existe ninguna diferencia entre el señor Abalos y la señora Ayuso. La segunda no asumió la responsabilidad política derivada del hecho de que un hermano suyo se aprovechase de su relación familiar para vender mascarillas durante la pandemia. El señor Ábalos siempre ha sostenido que no tenia ninguna responsabilidad penal en la gigantesca trama de corrupción extendida por varios territorios montada por un hombre de su de plena confianza. Obviaba el señor Ábalos que para un político también existe la responsabilidad política que se suma a la penal. Pero ahora las cosas han cambiado, la renuencia de Ábalos a entregar su acta de diputado hace sospechar que se teme una inculcación judicial y en consecuencia la posible existencia de una responsabilidad penal.

Ábalos es el mejor ejemplo del político que corrompe su representación parlamentaria y usa el privilegio de la inmunidad parlamentaria como un instrumento para no tener que afrontar hipotéticas explicaciones ante la justicia.

Un cargo es una carga. Los ciudadanos cuando eligen a sus representantes le están delegando la gestión de su poder. Esa delegación lleva asumida por contrapartida dos cargos o responsabilidades para el electo: la penal respecto a las leyes y la política respecto al uso de ese poder delegado. El señor Ábalos se olvida de algo muy importante: en democracia el poder lo tiene el pueblo soberano y el dinero que ese pueblo le da a sus representantes no deja de ser suyo, solo se les autoriza a emplearlo para conseguir con él el Bien Común, y no el beneficio propio, de sus familias, de sus amigos o sus subordinados. Si esta condición se incumple, el representante pierde la confianza del pueblo que lo ha votado y debe dimitir de su cargo ocupado como electo.

Sorprende mucho la mención que el señor Ábalos ha hecho hoy a su “carrera profesional” y a su honor. Ni en democracia ni en ningún otro régimen político existe el profesional de la política. Además el señor Ábalos no solo está perjudicando a la fuerza política que le permitió desarrollar su trayectoria profesional -digámoslo así, ya que fuera de la política carece de conocimientos, méritos y experiencia profesional propia- también perjudica a un gobierno de coalición surgido de las urnas para impedir la formación de un gobierno ultraderechista PP-VOX, pero también -y esto es lo más importante- perjudica a los millones de votantes de izquierdas que fueron a votar para impedirlo, y todo esto -según el señor Ábalos- ha de quedar por debajo en consideración, importancia y valor de lo que él llama -en un doble ejercicio de cinismo y victimismo- su Honor personal.

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