Pepe Andreu: «Nuestra generación nunca estudió la Guerra Civil, era un tema al que nunca se llegaba y todavía hoy incomoda a muchos sectores de la sociedad española”

Entrevistamos a Pepe Andreu, director, guionista y realizador, codirector de Experimento Stuka (2018), mejor documental en los Premios del Audiovisual Valenciano y mención especial en DocsValencia 2018

Por Angelo Nero

Pepe Andreu y Rafael Molés han dirigido juntos un puñado de películas “Five day to dande” (2014), “Sara Babas. Todas las voces” (2017), “Picotazos contra el cristal” (2019), “Lobster soup” (2020), y “Experimento Stuka” (2018). Sobre esta última conversamos con uno de sus creadores, Pep Andreu, para adentrarnos en una historia desconocida de la guerra civil española.

Entre el 25 y el 31 de mayo de 1938, Albocasser, Ares del Maestrat, Benassal y Vilar del Canes, cuatro poblaciones de Castelló, sin ningún interés militar, fueron bombardeadas por los stukas alemanes con bombas de 500 kilos. Unos días después soldados alemanes visitaron y fotografiaron estos pueblos para documentar la devastación causada y certificar la efectividad del bombardeo. ¿Eran estas pequeñas poblaciones del Maestrat un campo de pruebas para la Luftwaffe alemana?

Sin duda, todo el país lo fue, pues el apoyo nazi al general Franco iba dirigido principalmente además de lograr la creación de un estado fascista español amigo de Alemania (para nutrirse de mineral y para amenazar a Francia), este interés estuvo motivado por la oportunidad para entrenar a los hombres y probar nuevos equipos y tácticas de cara a la futura II Guerra Mundial.

Para la construcción de un proyecto tan ambicioso como esta se requiera un rigor histórico, un proceso de documentación minucioso, consultando varias fuentes, y muchas horas para poner en orden todo el material recopilado, ¿cómo fue todo este trabajo de investigación previo al rodaje de “Experimento Stuka”?

En realidad la investigación es obra del Grupo de Recuperación de Memoria de Benassal (en el documental aparecen Óscar Vives y los historiadores Pilar Vidal y Raúl González entre otros) que en ese proceso de recuperación de la memoria colectiva entrevistan a la gente anciana y descubren que existe un vacío sobre un suceso no aclarado, un suceso del que no se hablaba o del que se daba una explicación que no parecía real: el bombardeo sufrido por el pueblo durante la Guerra Civil que destruyó todo el centro del pueblo con solo tres bombas y que la propaganda fascista atribuyó a la aviación republicana.

El grupo descubre que tres pueblos cercanos (Ares, Albocasser y Vilar de Canes) fueron bombardeados de la misma manera, siguiendo el mismo patrón y realizado por aviones desconocidos hasta entonces. Nosotros narramos este camino que emprende entonces el grupo, centrándonos en la figura de Óscar Vives que sigue la pista que le abre el libro “La Guerra Civil Española” del historiador Antony Beevor donde habla de estos bombardeos y que lo lleva a la carpeta del archivo alemán que documenta las pruebas de estos aviones sobre estos cuatro pueblos. Fue un privilegio acompañar a Óscar al Archivo General Militar de Ávila donde pudimos ver los informes de los diarios de las tropas republicanas donde narran esos bombardeos efectuados por un avión desconocido, un avión que aparece en los partes de la aviación franquista en el Archivo del Ejercito del Aire de Villaviciosa de Odón donde nombra los Junkers (JU87) y las bombas de 0,5 toneladas que dejaron caer sobre los pueblos. Fue algo impactante también tener entre las manos el archivo alemán que documentaba el bombardeo (en el Archivo de Friburgo) y ver con Óscar las fotos de la destrucción que causaron en su pueblo.

Óscar Vives, es un personaje central en la película, y sin ser historiador, comienza a tirar del hilo de esta historia, y consigue desenterrarla. Antony Beevor, en su libro “La guerra civil en España”, menciona este ataque a las poblaciones del Maestrat, lo que dio pie a Óscar Vives a investigar en el Archivo General Militar de Ávila.

La pieza de Óscar es vital en la idea de la película, la necesidad de hacerse preguntas y buscar las respuestas. No es imprescindible ser un historiador para preocuparse por algo tan importante sucedido en su pueblo, todo arranca desde un iniciativa popular de estos vecinos que desconocían la historia de la que habían sido los protagonistas. El párrafo que encuentra Óscar del libro de Beevor habla de “el arma de mayor importancia psicológica que ensayó la Legión Cóndor en España fue el Stuka” que bombardeó con bombas de 500 kilos su pueblo y otros tres del norte de Castellón y cita también al comandante Fugger como autor de esta investigación. Esta es la pista que lleva a Óscar hasta la carpeta RL 35-34 “Los Efectos de la bombas de 500 kg en los pueblos de Albocasser, Ares, Benasal y Vilar de Canes desde los Junkers 87A” que encuentra en el Archivo Alemán de Friburgo.

¿Cómo llegas a este personaje y en que momento decides convertirlo en la pieza central del documental?

A Óscar llegamos desde el principio, un conocido nos cuenta que un amigo suyo de un pueblo cercano está detrás de esta investigación que demuestra que su pueblo fue bombardeado por la Legión Cóndor para probar un nuevo armamento.

Como es natural, en un primer momento nos impactó este suceso, pero en nuestra cabeza no estaba en realizar un documental sobre la guerra, es la idea de esa desconexión entre la historia y los que la sufren y que ejemplifica perfectamente Óscar. Nos interesaba mostrar estas causas por las que la Historia queda desconectada de sus propios protagonistas, el silencio, el miedo, la ideologización… Él nos da la clave para hacer esta película, no solo él es punto de partida sino que Óscar es para nosotros pieza sobre la que gira la película que queremos contar, la de una persona que se hace preguntas que nadie antes se había hecho en su pueblo y emprende una aventura para conocer las respuestas.

Es muy ilustrativa la historia de la profesora española que habla a sus alumnos alemanes de nuestra guerra civil, y cuando vuelve a casa de sus padres, en España, no habla de ese tema con ellos. ¿Todavía tenemos que tender puentes, aunque quizás sea tarde, con esas generaciones que nos precedieron, para salvar el abismo del silencio impuesto en la dictadura y en la transición?

Es fundamental acabar con esos abismos, esos silencios que se producían en la casa familiar de Mercé pero que también se sufrían en otras casas. El relato franquista impuso una historia falsa que además no se podía cuestionar y es difícil deshacerse de ese eso, ese tabú que impone quien dicta el relato. Nuestra generación nunca estudió la Guerra Civil, era un tema al que nunca se llegaba y todavía hoy incomoda a muchos sectores de la sociedad española. Si no se cierran esos vacíos, esas heridas, se corre el peligro de no poder pasar página jamás.

Cuando la película ya está acabada, empezáis a recibir testimonios de nietos que descubrieron su propia historia familiar, la de sus abuelos que sufrieron los bombardeos nazis, ¿cual es la sensación que tenéis ante estas reacciones?

Fue algo maravilloso ver como después de la publicación en prensa de un artículo sobre la realización del documental empezaron a llegarnos nuevos testimonios, víctimas que abandonaron los pueblos hace mucho y que ahora entendían lo sucedido o, como en el caso de Antoni Girona, pudo recomponer por fin el drama que sufría. Antoni no vio la película acabada pero fue emocionante como en los distintos pases del documental a los que asistíamos, mucha gente (muchos jóvenes) nos preguntaban sobre acontecimientos parecidos sucedidos en sus pueblos y que tomaban el ejemplo de Óscar para empezar a buscar esas respuestas.

Y también me gustaría saber cual es el recorrido que ha tenido vuestra película, a nivel de difusión.

La película tuvo un recorrido fantástico. Estuvo en cines en el 2018 y participó en festivales como el DocsBarcelona, el Memorimage 2018 o el DocsValencia donde consiguió una Mención Especial del Jurado. También consiguió el premio al Mejor Documental en los Premios del Audiovisual Valenciano de 2018.

En televisión estuvo en TVE (son coproductores) y À Punt Mèdia (tambien coproductores) y se vio también en Tv3 (televisión pública catalana), y en CBC (Tv deCanadá).

Justo esta semana nos llegaba un petición desde Alemania para volver a pasar la película,

Todavía puede verse en Filmin.es

También habéis contado con la ayuda del colectivo memorialista de Benassal, para recoger los testimonios de las víctimas de los bombardeos nazis. ¿Sigue siendo imprescindible, tantas décadas después de la desaparición de la dictadura, de estos colectivos para preservar una Memoria que debería ser fomentada desde las instituciones, con todos los recursos del estado?

Por supuesto, la administración debe fomentar y apoyar cualquier iniciativa académica o de los colectivos preocupados por la recuperación de la memoria. Se ha avanzado mucho en este sentido gracias a la Ley de Memoria Histórica de España, aprobada bajo el gobierno de Zapatero, un clamor y un impulso social que consiguió hacer actuar a la administración. Ahora, con la llegada a muchos gobiernos locales y regionales de la ultraderecha estamos en un momento delicado, por eso es fundamental la labor de estos colectivos.

Siempre decimos que es vital pasar pagina, pero antes de pasar hay que escribirla, leer, entender y asumir lo leído. Y entonces sí, pasar pagina.

En cuanto a los testimonios también llama la atención que muchos de los protagonistas, ya de una edad muy avanzada, recuerden con tanta nitidez aquellos bombardeos, que sufrieron siendo niños, ¿fue muy difícil vencer el muro del silencio, que en muchas de las víctimas se levantó como una defensa frente a la represión, y conseguir que volvieran a recordar aquellos hechos dramáticos?

Este muro de silencio está presente de una forma más notable en estas pequeñas comunidades, en estos pueblos donde todos se conocen y que además sufrieron de manera especial la guerra. Pero para nosotros no fue especialmente difícil porque contábamos con el apoyo del colectivo de recuperación de la memoria que además eran vecinos de estos pueblos y con su trabajo ya habían conseguido derribar ese muro y acabar con el tabú.

La película ha sufrido numerosos ataques desde varios medios de la derecha, acusándola de “revisionista”, y de haber falseado varios datos para ajustar el relato. ¿Cómo valoráis esta campaña mediática contra “Experimento Stuka”?

Los ataques eran los previsibles y demuestran que todavía incomoda hablar de la Guerra Civil a algunas personas. La estrategia de desacreditación es dolorosa pero también es muy reveladora de la apropiación del relato y no de la necesidad de compartir los relatos. Creemos que toda esta maniobra se desmonta al ver la película.

Uno de los mayores aciertos de la película ha sido el montaje, con un ritmo muy dinámico, donde se van sucediendo testimonios, recreaciones y documentos históricos. ¿Ha sido el montaje una de las partes más complicadas del proyecto?

En el documental en general y especialmente en los nuestros, es en el montaje donde se determinan cuestiones vitales de la película, es donde se “crea” el guión, a modo de construcción con el material rodado y la idea que tienes de la película.

Fue difícil porque no queríamos hacer, no es nuestra misión, un documental histórico donde la «anécdota» del terrible bombardeo se comiera la idea principal de la película. Pero a la vez necesitábamos ser fieles a la investigación y aportar datos para clarificarlo todo. Al final creemos que se ve esa evolución en la película desde el «descubrimiento» para los vecinos de un suceso histórico a lo que representa y a la importancia de conocer y conectar con la realidad.

86 años después de terminada la guerra civil, y casi 50 desde el fin de la dictadura, continua la batalla por el relato, incrementada por la irrupción en el parlamento español, y en varios parlamentos autonómicos, de la ultraderecha. ¿No es una anomalía en Europa el caso español, que todavía no ha sido capaz de crear un consenso en relación a nuestro pasado, y de cerrar las heridas con Verdad, Justicia y Reparación?

Desgraciadamente la irrupción en el parlamento español, y en varios parlamentos autonómicos, de la ultraderecha no es una anomalía española. Estamos sufriendo una eclosión del pensamiento fascista y contra los derechos humanos en toda Europa, fruto seguramente de la podredumbre moral y de la persecución y reducción de algunos discursos políticos. Lo que hay de anormal en este país es que no se derrotó al fascismo y quienes entonces dirigían el estado (o su estirpe) siguen en puestos de responsabilidad en la política, la judicatura, la policía, ejercito o en las empresas más importantes.

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