Nadie abandona su hogar a menos que su hogar sea la boca de un tiburón

Te imaginas tener que dejar atrás todo lo que tienes para poder vivir? Hazte esta pregunta.

Por Carmen Aneas

El 20 de Junio se ha dedicado a recordarnos que en el mundo existen personas que huyen de sus países, del hambre, de las guerras, de desastres medioambientales, de la crisis, del odio, de dictaduras… Son personas inmigrantes, refugiadas que llegan a nuestros países y que, en el peor de los casos, se quedan en el tránsito.

Hoy hablaban en los medios de la niña de 5 años muerta, alguien se acuerda aún de Aylan Kurdi?

La ruta canaria de la inmigración, la más mortífera del océano, se cobró este miércoles la vida de 37 personas -ellas cuatro mujeres, dos niños, un bebé y varios adolescentes menores de edad- que fallecieron en un naufragio a 80 millas de la costa de Gran Canaria -unos 130 kilómetros- y a 40 del Sáhara occidental tras más de doce horas esperando a ser rescatadas. […]

De los 37 muertos se recuperó el cadáver de una niña de unos 5-8 años que fue sacado del agua por el helicóptero español Helimer 201, con base en Canarias, y fue trasladado al aeropuerto de Gran Canaria. «El cuerpo de este niño inerte es la imagen de la vergüenza tras dejarles morir ahogados», asegura Helena Maleno, fundadora de la ONG Caminando Fronteras, que se ha convertido en la voz de los que intentan cruzar el Atlántico. 35 siguen desaparecidos y se suman a la larga lista de los que no consiguen llegar con vida. Solo en 2022 la ruta canaria sumó 1.800 muertos. (leer en Canarias 7)

O hace unos días era en Grecia:

Hasta el momento, se han podido rescatar con vida a 106 personas, de las cuales catorce han sido trasladadas al hospital de la ciudad de Kalamata, a unos 250 kilómetros al suroeste de Atenas. El pesquero, con alrededor de 400 inmigrantes a bordo de diversas nacionalidades, naufragó en aguas del Mar Jónico, dejando un número desconocido de desaparecidos y víctimas mortales. (leer en euronews)

Un detalle: ahora mismo en Canadá se está intentando rescatar como sea a 5 personas que  iban a bordo de un submarino turístico, con despliegue de medios y cooperación de diferentes países.

Cuando hablamos de personas migrantes sólo escuchamos el número de ahogados en el mar, los que intentan saltar la valla de Melilla, los que mueren en nuestras playas… O nos hablan en términos de recursos humanos: lo que producen, lo que cotizan a la seguridad social.

Luego hay un discurso peor, el que se lanza desde partidos que no voy a nombrar y que sólo buscan criminalizar, señalar, acusar de todo lo peor a quien ha venido a este país a buscar un futuro para él/ella y sus familias. Y dicho sea de paso, vienen a este país a hacer los trabajos que no queremos hacer los españoles «auténticos».

Te imaginas tener que dejar atrás todo lo que tienes para poder vivir? Hazte esta pregunta.

Es terrible tener que andar demostrando que eres una persona digna de confianza, que eres una persona de paz. Ya hay muchos voceros que dicen que los inmigrantes nos quitan, que a los inmigrantes les dan… El discurso es muy simple y se desmonta de una manera más simple aún, pero no me voy a molestar en hablar de eso.

España ha sido un país de inmigrantes. Los hubo que fueron buscando oportunidades de una vida mejor, también los que se fueron huyendo de bombas y los que escapaban de una dictadura. Eso fue hace muy poquito. Es parte de nuestro pasado más reciente. Y España es ahora un país donde nuestras hijas e hijos, vecinas y vecinos, hermanas y hermanos, se están yendo para escapar de una crisis voraz.

Entonces qué diferencia hay entre ellxs y nosotrxs? Qué diferencia entre los que escapan de Libia, Afganistán, Sierra Leona, Siria… o nosotrxs? NINGUNA. Pregunta a cualquiera de ellas o ellos y descubrirás que compartimos ambiciones, motivaciones, deseos… siempre son los mismos. Los miedos son los mismos.

Me llegó a través de facebook este poema de Warsan Shire. Es una poeta nacida en Kenia en 1998 y emigrada a la edad de un año a Gran Bretaña. Feminista, activista e inmigrante. Su poesía es descarnada, desgarradora y tierna a la vez. Escribe sobre quien no tiene raíces, sobre la barbarie, sobre ser mujer, sobre el dolor. En 2009, visitó la embajada de Somalia en Roma, abandonada  y ocupada por un grupo de jóvenes refugiados. Este hecho inspiró «Home» (Hogar) poema escrito para los refugiados que conoció allí, para su familia y para todo aquel que haya sufrido la pérdida de sus derechos en la búsqueda de ellos.

HOGAR

Nadie abandona su hogar a menos que su hogar sea la boca de un tiburón.
Sólo corres hacia la frontera cuando ves que toda la ciudad también lo hace.
Tus vecinos corriendo más deprisa que tú. Con aliento de sangre en sus gargantas.
El niño con el que fuiste a la escuela, que te besó hasta el vértigo detrás de la fábrica, sostiene un arma más grande que su cuerpo.
Sólo abandonas tu hogar cuando tu hogar no te permite quedarte.
Nadie deja su hogar a menos que su hogar le persiga.
Fuego bajo los pies, sangre hirviendo en el vientre.
Jamás pensaste en hacer algo así, hasta que sentiste el hierro ardiente amenazar tu cuello.
Pero incluso entonces cargaste con el himno bajo tu aliento,
rompiste tu pasaporte en los lavabos del aeropuerto,
sollozando mientras cada pedazo de papel te hacía ver que jamás volverías.
Tienes que entender que nadie sube a sus hijos a una patera
a menos que el agua sea más segura que la tierra.
Nadie abrasa las palmas de sus manos bajo los trenes, bajo los vagones.
Nadie pasa días y noches enteras en el estómago de un camión
alimentándose de hojas de periódico,
a menos que los kilómetros recorridos signifiquen algo más que un simple viaje.
Nadie se arrastra bajo las vallas, nadie quiere recibir los golpes ni dar lástima.
Nadie escoge los campos de refugiados o el dolor de que revisten tu cuerpo desnudo.
Nadie elige la prisión, pero la prisión es más segura que una ciudad en llamas.
Y un carcelero en la noche es preferible a un camión cargado de hombres.
Nadie podría soportarlo, nadie tendría agallas, nadie tendría la piel suficientemente dura.
Los “váyanse a casa, negros”, “refugiados”, “sucios inmigrantes”,
“buscadores de asilo”, “quieren robarnos lo que es nuestro”, “negros pedigüeños”,
“huelen raro”, “salvajes”, “destrozaron su país y ahora quieren destrozar el nuestro”…
¿Cómo puedes soportar las palabras, las miradas sucias?
Quizás puedas, porque esos golpes son más suaves que el dolor de un miembro arrancado.
Quizás puedas porque estas palabras son más delicadas que catorce hombres entre tus piernas.
Quizás porque los insultos son más fáciles de tragar que el escombro,
que los huesos, que tu cuerpo de niña despedazado.
Quiero irme a casa, pero mi casa es la boca de un tiburón. Mi casa es un barril de pólvora.
Y nadie dejaría su casa a menos que su casa te dijera que aprietes el paso,
que dejes atrás tus ropas, que te arrastres por el desierto, que navegues por los océanos.
“Naufraga, sálvate, pasa hambre, suplica, olvida tu orgullo, tu vida es más importante”.
Nadie deja su hogar hasta que su hogar se convierta
en una voz susurrando en tu oído diciendo: “Vete, corre lejos de mí ahora.
No sé en qué me he convertido, pero sé que cualquier lugar es más seguro que éste”

Warsan Shire

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.