Letonia sigue girando hacia Europa, mientras se apaga la voz de la minoría rusa

Las elecciones letonas, que han tenido un 59% de participación, han estado marcadas, como todas las que en Europa se han realizado este año, por la guerra de Ucrania y la crisis energética generada por las sanciones a Rusia

Por Angelo Nero

El partido liberal conservador Jaunā Vienotība (Nueva Unidad), liderado por el actual primer ministro letón Arturs Krišjānis Kariņš, ha logrado la victoria este pasado sábado, 1 de octubre, en las elecciones parlamentarias de Letonia, logrando un 19% de los votos, lo que se traduce en 26 de los cien escaños que componen la Saeima, el parlamento de este país báltico, duplicando el número de apoyos entre los electores, y ganando 15 escaños con respecto a la legislatura anterior. Aún así no será tarea fácil la que se le presenta a Krišjānis Kariņš para formar un gobierno estable, ya que de los tres partidos que sostenían al anterior ejecutivo, solo uno, la ultraderechista Nacionālā Apvienība (Alianza Nacional), liderada por Raivis Dzintars, ha logrado representación, con un 9% de los votos, conservando sus 13 escaños, a pesar de un ligero retroceso en sus apoyos.

La segunda formación en importancia es la Zaļo un Zemnieku savienība (Unión de Verdes y Agricultores) de Armands Krauze, una formación conservadora, agrarista y verde, que ha tenido un porcentaje de votos del 12,4%, con una importante subida de apoyos, que le han dado 16 escaños, 5 más de los que había obtenido en las anteriores elecciones, realizadas en 2018.

En tercer lugar ha quedado un potencial aliado para la formación de un nuevo gobierno de Krišjānis Kariņš, la Apvienotais saraksts (Lista Unida) de Edvards Smiltēns y Edgars Tavars, donde confluyen el Partido Verde, la Asociación de Regiones de Letonia, y el partido Liepāja, todos ellos de corte conservador, que han conseguido 15 escaños con un 11% de votos cosechados.

Las elecciones letonas, que han tenido un 59% de participación, han estado marcadas, como todas las que en Europa se han realizado este año, por la guerra de Ucrania y la crisis energética generada por las sanciones a Rusia, pero muy especialmente en este país donde hay una fuerte minoría de origen ruso, en torno al 27%. Los intereses de este grupo étnico han estado, tradicionalmente, agrupados en el partido socialdemócrata Saskaņa (Armonía), que ha pasado de ser, durante más de una década, el grupo más importante de la oposición, con un cuarto de los escaños -en 2018 había conseguido 23 diputados-, a convertirse en fuerza extraparlamentaria, al no conseguir pasar la barrera del 5% (consiguió un 4,8%).

El motivo de la desaparición del parlamento de Saskaņa, que llegó a tener la alcaldía de la capital letona, quizás sea el haber tenido que posicionarse al lado del gobierno letón, en su férreo apoyo a Ucrania, y en contra de la política del Kremlin. “Armonía tuvo que elegir entre actuar con responsabilidad o jugar al populismo con la seguridad nacional y los intereses del Estado. Algunos de nuestros votantes se quedaron en casa, otros se fueron a otros partidos nuevos que representan una orientación geopolítica diferente”, declaró el exlíder de Armonía y exalcalde de Riga, Nils Ushakovs.

El resultado es que aproximadamente dos millones de personas, pertenecientes a la minoría rusa, han quedado sin voz en el parlamento letón, puesto que ninguna de sus otras opciones políticas propias, como Latvijas Krievu savienība (Unión Rusa de Letonia), o la Latvijas Reģionu apvienība (Asociación de Regiones de Letonia) ha estado cerca del mínimo exigido para obtener representación. Esto se produce en un momento en el que el gobierno letón ha suspendido las emisiones de los canales rusos, y ha presentado planes para eliminar esta lengua de su sistema educativo.

Formado por disidentes de Saskaņa, y al abrigo de las protestas contra las restricciones derivadas de la pandemia, y contra la vacunación obligatoria, el partido Stabilitātei! (Por la estabilidad!) euroescéptico y populista, que se presentaban por primera vez a la Saeima, lograron el quinto puesto con un 6,8%, que se traduce en 11 diputados. Aunque no sea un partido cuyo principal objetivo sea la defensa de la minoría rusa, Stabilitātei puede haber recogido el voto que, tradicionalmente, venían recogiendo los socialdemócratas de Saskaņa.

La formación más a la izquierda, o más bien la única que podría merecer este nombre en el parlamento letón es Progresīvie (Progresistas), que bajo el liderazgo de Antoņina Ņenaševa, consiguieron 10 escaños, los mismos que habían conseguido en 2018, con un porcentaje del 6%. Un porcentaje similar al que logró la formación populista de derechas Latvija pirmajā vietā (Letonia Primero), que le valieron para conseguir 9 diputados.

El presidente letón, el conservador Egils Levits, en un discurso antes de los comicios declaró: «Letonia necesita una futura Saeima y un Gobierno que tenga experiencia y previsión, poder y pragmatismo, y cuya prioridad sea la seguridad de Letonia, así como el desarrollo de nuestras Fuerzas Armadas, el establecimiento de un servicio de defensa nacional y una estrecha cooperación dentro de la OTAN». También mandó un mensaje a navegantes, dirigió a la minoría rusa del país: «No creo en los partidos y políticos que durante décadas han sido incapaces de reconocer y condenar la ocupación soviética de Letonia, o aún tienen dificultades para aceptar que el idioma letón es nuestro único idioma oficial».

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