La protesta por la explotación de los trabajadores en la siega de 1929

El trabajo sin fijar el salario previamente era una evidente forma de explotación. Se pagaba menos y había ocultación de fanegas de tierra segadas.

Por Eduardo Montagut | 28/09/2024

Los socialistas se quejaron en el mes de junio de 1929 de la situación laboral y salarial que, al parecer, era muy común en el centro y sur de España en el ámbito rural. Ante la siega estaban llegando noticias, especialmente de provincias castellanas, andaluzas y extremeñas, de que los patronos querían que se realizasen las faenas de la recolección por el sistema de destajo, aunque el de jornal tampoco parecía mucho mejor, como tendremos ocasión de ver.

El trabajo sin fijar el salario previamente era una evidente forma de explotación. Se pagaba menos y había ocultación de fanegas de tierra segadas. Al parecer, era común que por fanega y cuarto que se segaba el trabajador cobraba el importe de una. Pero el problema principal tenía que ver, precisamente, con la negativa de los patronos a fijar previamente el salario, sino establecerlo después de realizado el trabajo a fin de que a los trabajadores no les quedase otro remedio que aceptar el precio del salario establecido. Donde había organización obrera se había conseguido llegar a acuerdos, pero donde no existía los obreros habían tenido que “entregarse sin condiciones”.

Con el sistema de destajo se pagaba la siega de una fanega de tierra entre 15 y 17 pesetas. Como esa extensión de tierra no podía segarla un hombre, en el caso de que la mies se presentase bien, en menos de tres jornadas de unas quince horas cada una, el jornal que se sacaba era ínfimo, como podemos calcular. En otras poblaciones se trabajaba a jornal, pero siempre establecido por los patronos. En general, la patronal se ponía de acuerdo, como en el caso de Jaén, donde se había fijado un salario de 18 reales por trece horas de trabajo.

En otros lugares el jornal era de cinco pesetas o cinco y media, pero con un aumento de la jornada, ya que llegaba a quince o más horas diarias. Trabajar a jornal, por lo tanto, tampoco parecía mucho mejor. La patronal había conseguido, donde no había organización obrera, pagar la hora de trabajo de siega a treinta y cinco céntimos. Así pues, los obreros llegaban a trabajar unas trece horas diarias como media a pleno sol a razón de ese jornal.


Hemos trabajado con el número 6354 de El Socialista de 21 de junio de 1929.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.