el Gobierno ha tenido que reconocer, obligado por el PNV, que hay cinco ministerios que destinan parte de su presupuesto a gastos exclusivamente derivados de la existencia de un rey y su familia
Por Domingo Sanz
Otros que se están riendo de todos los españoles, excepto de Puigdemont y de los independentistas catalanes porque, en realidad, todos estos ya se han ido, son Juan Carlos I y Felipe VI. Pero sus risas se merecen otro artículo.
Isabel Rodríguez es la ministra portavoz y parece encantada de haberse conocido, pues se delata a la hora de esquivar las preguntas incómodas. Por eso, en la rueda de prensa posterior al Consejo de ministros celebrado el 7 de noviembre la portavoz quiso dejar claro desde el principio que no quería que la situación se le escapara de las manos.
“Me van a permitir que comience esta intervención haciendo mención a estos tres hechos, estos tres datos que constatan la recuperación y que nos deben hacer sentir orgullosos como país. Los 20 millones de personas trabajando, el 90% de vacunación y ser primer país de la UE en haber cumplido con en Plan de Recuperación y, por tanto, los primeros en recibir fondos europeos con los primeros 10.000 millones de euros” (1).
Pero no pudo evitarlo y, en otro momento de la comparecencia, aunque esta vez a preguntas de un periodista, la portavoz del gobierno respondió lo siguiente:
“No se ha producido ningún avance en la cuestión normativa a la que usted se refiere. El Gobierno está centrado en conseguir la recuperación económica”.
La pregunta no se refería, ya que estamos con economías, al compromiso asumido por Sánchez hace unos meses, cuando nos prometió que durante 2021 la luz nos costaría, como máximo, lo mismo que nos costó en 2020, sino a la promesa que el mismo presidente había hecho, doce meses atrás, de “modernizar” la monarquía, un objetivo a todas luces mucho más fácil de conseguir y, sobre todo, mucho más barato, pues cualquier “modernización” en La Zarzuela sería inaceptable si no implicara un recorte presupuestario importante, y más ahora que el Gobierno ha tenido que reconocer, obligado por el PNV, que hay cinco ministerios que destinan parte de su presupuesto a gastos exclusivamente derivados de la existencia de un rey y su familia.
Volviendo a la ministra portavoz, aunque desde M. Rajoy sabemos que cuando un político utiliza el comodín “esa persona de la que usted me habla” o, en este caso, “la cuestión normativa a la que usted se refiere”, eludiendo mencionarla, la verdad es que los medios no han destacado este detalle de la portavoz ante la prensa. Será porque viene la Navidad y son indulgentes. En cualquier caso, sabemos que esta clase de respuesta significa que la pregunta del periodista ha metido el dedo en la llaga que más duele.
Pero hay más. Cuando a Isabel Rodríguez le preguntan por una cosa, la monarquía, y responde con otra, la economía, significa que ella, y también Pedro Sánchez, se están riendo de la gente. Entonces toca repreguntar:
¿A qué viene que nos diga usted que el Gobierno “está centrado en conseguir la recuperación económica” si comenzó su intervención, hace unos minutos, informando de “los tres datos que constatan la recuperación económica” de España?
¿Es que acaso su gobierno, con una “recuperación constatada” y más ministerios que nunca, es incapaz de redactar ni siquiera el borrador de una reforma anunciada hace más de un año para demostrar que cumple con lo que anuncia?
¿Es que acaso los catorce ministros o ministras que son titulares de ministerios no económicos están tan centrados en conseguir una recuperación económica “ya constatada” que también han tenido que aplazar los proyectos de sus ministerios?
Evidentemente, Sánchez no ha avanzado ni un milímetro en la “modernización” de la monarquía porque no le ha dado la gana, y ahora es cuando usted me preguntará a que viene que yo saque a colación el New York Times, ese periódico mundial que en 2012 ya estimaba la fortuna del padre de Felipe VI en 2.300 millones de USA$, no se sabe si antes o después del regalo de 83 a su amante Corinna, también en millones de dólares.
Menciono al NYT porque la semana pasada Puigdemont se rio políticamente de Bórrell, y por tanto de Sánchez. Ocurrió porque al ex ministro catalán y españolista no le quedó más remedio que reconocer por escrito, y ante el Parlamento Europeo, que la trama rusa a favor de la independencia de Catalunya no había sido más que una mentira-trampa en la que no sabemos ni cómo ni porqué cayeron el 3 de septiembre pasado los periodistas Schwirtz y Bautista, del citado rotativo.
Personajes como Villarejo son inolvidables y, por tanto, no podemos descartar que, para fabricar lo de la trama rusa, se hayan tramado operaciones con dinero ensuciado por gobiernos del PP y el PSOE en las cloacas del Estado. Quizás informarán a nuestros tataranietos dentro de mil años, cuando se derogue la Ley franquista de Secretos Oficiales.
El asunto de esta risa de Puigdemont es muy serio, pues los impulsores de la supuesta trama, de la que se hizo eco el NYT, consiguieron arrastrar al Parlamento europeo a una votación en la que, por cierto, los socialdemócratas alemanes no quisieron coincidir con los del PSOE y el PP. Parece que los de Merkel tuvieron mejor olfato sobre las cosas de España, que ya es vergüenza para los políticos españolistas.
Por si fuera poca la risa del fiasco “trama rusa”, el exiliado catalán protegido en Europa y perseguido en España que, con el tiempo, puede presidir la República de Catalunya se ha vuelto a reír, esta misma semana, de Pedro Sánchez, presidente del gobierno de la Monarquía española, cuyo soberano anterior está protegido en España mientras se le investiga y juzga en Europa.
Y ha sido de nuevo el New York Times el periódico que, en esta ocasión, se ha “olvidado” de mencionar a Pedro Sánchez en un documentado artículo sobre el nuevo futuro de la izquierda en Europa gracias al recién elegido canciller alemán, Olaf Scholz, y en el que, por ejemplo, sí escriben sobre una política francesa, Anne Hidalgo, que ni gobierna en El Elíseo ni las encuestas lo están pronosticando.
Quizás las risas del catalán le han llegado a Sánchez y no ha podido evitar otra de sus respuestas reactivas, esas en las que se viene tan arriba que solo pueden ocultar una carta ganadora…, o aflorar un disparate de ocasión.
El artículo del NYT que ignora a Sánchez tiene fecha del 6 de noviembre y dos días después Eldiario.com de Ignacio Escolar se hizo eco de las palabras del ignorado en el congreso del PSOE en Galicia: “Pedro Sánchez asegura que la coalición de Alemania habla de lo que su gobierno lleva haciendo tres años y medio” es el titular de portada y «Somos el espejo en que se miran muchas sociedades europeas» la presumida frase textual de Sánchez elegida por el digital.
No sé si Pedro Sánchez será capaz de huir de la sombra de Puigdemont, la única que sigue activa, junto con las de los demás exiliados, pues han conseguido librarse del efecto neutralizador provocado por los indultos concedidos a los condenados por Marchena.
Busco la respuesta leyendo «El paréntesis Puigdemont» de Javier Pérez Royo, catedrático en Sevilla de Derecho Constitucional, y compruebo que cualquier opción sigue abierta.
A punto de cerrar este recorrido por algunas risas, leo en “El País” un titular de los que solo caben en las dictaduras: “El Constitucional planea vetar las recusaciones de Puigdemont para evitar el bloqueo”, y añade, “El tribunal se quedaría sin ‘quórum’ si se adepta la queja contra los magistrados Enrique Arnaldo y Concepción Espejel”.
Es decir, el TC no rechazará o admitirá las recusaciones citadas según causas objetivas tasadas que relacionan a magistrados concretos con causas ante las que no podrán ser imparciales, algo esencial para, al menos, aparentar cierta independencia de la justicia, sino en función de las consecuencias que las recusaciones podrían provocar.
Me temo que Puigdemont y los suyos se van a seguir riendo de la justicia española, la misma que es incapaz de juzgar al rey delincuente, y que los chistes, en forma de nuevas sentencias, los van a seguir escribiendo los jueces europeos que ya saben que tienen que mirar con lupa todo lo que les llega de políticos españoles represaliados por hacer política, aunque sea de manera pacífica.
(1) El entrecomillado y los subrayados son de “The HuffPost”.
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