La integración europea y el secuestro de la soberanía española

El balance de tres décadas de ‘integración europea’ ha sido demoledor para los trabajadores.

Por Oriol Sabata | 20/12/2023

La firma del Tratado de Maastricht en 1992 fue el punto de partida de un proceso gradual de pérdida de soberanía de los países europeos. En el caso español, a lo largo de tres décadas, el llamado ‘proceso de integración europeo’ ha ido desplazando cada vez más el centro de poder real hacia Bruselas, de manera que cuestiones centrales de la política y de la economía que afectan al día a día de los ciudadanos se deciden desde un parlamento a más de 1.700 km y bajo intereses ajenos.

Se está permitiendo que desde la Unión Europea se decida sobre temas tan importantes como la política laboral y monetaria, la industria, la agricultura, el ferrocarril, la jubilación, las pensiones, y muchos otros aspectos. Y todo ello, bajo presiones y un chantaje constante por parte de los burócratas de Bruselas. Una dinámica que siempre va encaminada a beneficiar a los monopolios capitalistas en detrimento de los intereses de los trabajadores.

El balance de la ‘integración europea’ para España hasta la fecha ha sido demoledor: privatizaciones masivas, desmantelamiento industrial, reformas laborales a medida de la patronal, retrasos en la edad de jubilación, una política agraria concebida para beneficiar a los grandes productores, ayudas públicas millonarias a fondo perdido para rescatar a la banca, y constantes presiones para privatizar de manera encubierta las pensiones.

Frente a este panorama, es indispensable plantear la importancia de la recuperación de la soberanía nacional para poner freno al entreguismo vivido hasta ahora. Hay que romper con la idea ampliamente extendida por las élites europeas y su aparato mediático de que la salida de la UE sería una catástrofe para los trabajadores. El principal temor que tiene Bruselas es precisamente que se debilite la llamada ‘construcción europea’, un hecho que afectaría de manera directa a los intereses de los monopolios capitalistas. La ‘integración’ fue, de hecho, por y para ellos y a espaldas de la clase trabajadora.

Por eso es tan importante apostar por la salida de la Unión Europea y del euro con un objetivo muy claro: recuperar el control de la política y la economía del país para ponerla al servicio de los trabajadores. Un nuevo paradigma en el que los sectores estratégicos de la economía deberían estar bajo control estatal para planificar la producción y satisfacer las necesidades de nuestra sociedad y no de intereses foráneos.

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