La huelgona de 1963 en El Bierzo

A comienzos de septiembre en España ya hay 20.000 trabajadores en huelga. Unos 5000 en la provincia de León. A partir de estos momentos la presión del gobierno aumenta enviando refuerzos de la Brigada Social y la Guardia Civil.

Por Alejandro Martínez

1963 será el año en el que la nueva conflictividad laboral se consolide y se extiende a otros ámbitos y sectores, como el católico y El Bierzo agrícola. Existe una oposición que ha conseguido regenerarse con jóvenes obreros. El PCE, con su dirección encarcelada, centrará sus esfuerzos en acciones de solidaridad con las familias represaliadas, el fomento de conflictos laborales y la infiltración en el Sindicato Vertical, coincidiendo con las elecciones a enlaces, una táctica compartida con la HOAC.

En la comarca berciana el año había comenzado con movilizaciones en la minería del hierro frente a los despidos y una larga huelga de celo en Fabero que atraviesa toda la primavera. solicitando aumentos en los destajos y convenios colectivos.

El 5 de julio una nueva huelga estalla en Mieres y rápidamente se extenderá por la minería asturiana. En León el PCE programa una reunión en agosto en Villablino entre la dirección (recién salida de la cárcel) y otros trabajadores de El Bierzo y Laciana, que se ve frustrada por la descoordinación y las dificultades de la clandestinidad. Sin embargo, el 17 de agosto la huelga salta a Sabero y el 19 a Laciana, donde a pesar de los problemas inciales para consolidarse el 24 se hace general en todos los grupos de MSP.

Un prado agostado es aquél cuya hierba ha sido abrasado por los intensos rayos del sol del verano. Es un terreno seco, un ecosistema propicio para los incendios. Esa podría ser una descripción del ambiente que se vivía entre los trabajadores industriales de El Bierzo a finales de agosto. En la comarca falta una chispa para que se incendie la pradera.

En Ponferrada, según el diario Le Monde “la tensión social es muy acentuada”. Faltaba solo una acción que desencadene el paro. La huelga comienza el 22 de agosto con el paro de 500 trabajadores de los lavaderos y talleres de MSP. A pesar de las interferencias los vecinos de la comarca y del país escuchaban a través de La Pirenaica como “la solidaridad proletaria, que saliendo de Asturias, ha llegado a Ponferrada”.

El 27 se une la fábrica de briquetas y al día siguiente los grupos de Toreno, Castropodame y San Miguel de las Dueñas de MSP, coincidiendo con los primeros conatos en el sector de la construcción de ENDESA, quienes protestan por los despidos y subcontrataciones.

El 29 se reanuda el trabajo en los talleres de MSP, al tiempo que se clausura el Coto Wagner, a quien seguirán otras empresas en días sucesivos. Una huelga discontinua y de intensidad variable en función de momentos y zonas, en la que se suceden incorporaciones al trabajo, nuevos paros, cierres gubernativos, trabajo a bajo rendimiento y plantes por horas. Por otro, las reivindicaciones alcanzan un mayor grado de politización: pensiones, higiene, derecho de huelga o libertades sindicales.

A comienzos de septiembre en España ya hay 20.000 trabajadores en huelga. Unos 5000 en la provincia de León. A partir de estos momentos la presión del gobierno aumenta enviando refuerzos de la Brigada Social y la Guardia Civil.

En ese momento se van incorporando las cuencas del Sil y del Cua. En Antractas de Gaiztarro, están en paro Caleyo, aunque se trabaja en Escandal y Murias. Movimientos que irá describiendo en sus páginas el diario falangista Proa.

El gobierno y la prensa lanzan una campaña frente a la huelga, Fraga afirma que tiene poca popularidad y La Vanguardia, habla de quebranto para la economía nacional. Por su parte, la Pirenaica, trata de desmentir lo anterior recordando que la MSP había incrementado sus beneficios fiscales un 32% en 1962.

El día de la Encina, el gobierno se reúne para tratar la huelga. Se opone a negociar bajo presión, desautorizando reuniones como las del día anterior en Fabero. Su portavoz, Fraga, se declara “optimista”, respecto al fin de las huelgas y carga contra los comunistas que “intentan infiltrarse” incluso en las organizaciones católicas.

El 15 se clausura el pozo Alicia. Fabero es ahora epicentro de la huelga, registrándose paros en otras compañías como AFSA, donde la empresa trataba de dividir a la plantilla aumentando el sueldo sólo a los picadores. Las ondas de la Pirenaica van señalando a los chivatos y directivos “que tratan de quitar el pan a nuestros hijos y nuestras compañeras”. La emisora se disculpa con los mineros leoneses, muchas veces invisibilizados y llaman a toda España a imitarlos.

La entrada en acción de nuevos grupos eleva la moral de los huelguistas, repitiéndose la consigna: “Esto prepara la gorda”. El apoyo de pequeños comerciantes, campesinos e incluso algún guardia civil, contribuye a ello. Varios son trasladados de la zona acusados de fraternizar con los trabajadores.

Las autoridades, a todos los niveles, se desplazan a la comarca para acabar con la huelga que se irá agotando a finales de mes, continuando hasta el 3 de octubre en Laciana, donde supera el mes de duración. En El Bierzo serían unos 16 días de paro. En total unos 6500 trabajadores entre ambas comarcas según fuentes oficiales. El fin del conflicto sería valorado positivamente por las jerarquías del movimiento. El Jefe de Falange de Toreno, afirmaría: “nos han creído, han vuelto al trabajo sin hacer caso de la radio Pirenaica, y con los que estamos obligados de una manera formal para que no nos abandonen y se entreguen de nuevo en manos de los agitadores profesionales”.

El PCE, por su parte, la valora como un paso decisivo para la Huelga General Política. Informes internos apuntan que “en esa cuenca minera [de Laciana] y Ponferrada” (…) han respondido (…) de los mejores”, a pesar de reconocer descoordinación y dificultades para transmitir información a REI.

La huelga terminará sin conquistas claras, con un importante número de despidos y detenidos, en muchos casos simplemente por estar en el punto de mira de la Guardia Civil, como le ocurrió, al militante hoacista de Berlanga del Bierzo, Gerardo Lobo. En Fabero, mujeres que habían hecho frente a los esquiroles son maltratadas, cuestión denunciada por el párroco de Matarrosa Javier Rodríguez Sotuela, quien comete la imprudencia de mencionar en misa la muerte de mineros de Villablino a manos de la Guardia Civil, falso rumor que le costó una denuncia.

Consecuencia indirecta de la huelga serían la elaboración de una nueva Ordenanza Laboral del sector al año siguiente. Incluso condiciona los nombramientos en el Sindicato Vertical. En Toreno se optará por un perfil negociador que en caso de oleadas “huelguísticas, admite el dialogo”.

En paralelo a las huelgas, en El Bierzo bajo van a surgir protestas frente a la concentración parcelaria. En octubre se abre en Matarrosa un centro social orientado a la juventud bajo el impulso del cura más activo, Javier Rodríguez Sotuela.

El PCE trataba de impulsar el final de la dictadura a través de la acción de masas, en esta estrategia la huelga general era el instrumento central. En 1963, sin embargo, quedará reducida a los combativos, pero estrechos márgenes de las cuencas mineras de Asturias y León. En años posteriores la conflictividad en estas comarcas se mantendrá en unos niveles de las más importantes de España, sin embargo ya no tomará la forma de oleada simultánea sino paros por empresas y sectores y se desarrollará el nuevo movimiento obrero cómo ariete sociolaboral frente a la dictadura.

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