Por André Abeledo @loboroxo
Los comunistas tenemos el deber de organizarnos, esta crisis demuestra una vez más que el capitalismo no sirve como sistema para la mayoría, esta es además una crisis para la que el capitalismo solo tiene una salida, devolver a la clase obrera a las condiciones de trabajo del siglo diecinueve, conseguir que trabajemos para ganar lo necesario para sobrevivir y mantener una base de trabajadores en paro, en la miseria como amenaza a los que tienen empleo, el miedo es su mejor arma.
Lo que diferencia a esta crisis de otras crisis cíclicas a las que nos viene condenando el sistema capitalista, es que en esta ocasión se suman además una crisis de sobre producción y una de escasez de recursos energéticos, no hay una vuelta posible a aquel mal llamado “estado del bienestar” dentro del capitalismo.
La clase obrera, las trabajadoras y trabajadores, tenemos otro problema añadido para intentar cambiar el rumbo de este barco que nos lleva al naufragio como sociedad, hemos perdido la conciencia de clase que nos hace conscientes de nuestra propia fuerza, el sistema se ha ocupado de crear sucedáneos que venden humo y esperanza en que las cosas cambien solas, simplemente introduciendo un voto en una urna, niegan la existencia de la lucha de clases y se inventan un nuevo lenguaje tan absurdo como vacío que reniega de la lucha obrera como motor de cambio.
Sin duda este espejismo no durará mucho, las contradicciones de clase no dejarán de aparecer, la crispación aumentará con la decepción de las expectativas no cumplidas y la confianza traicionada.
En este contexto presente y futuro se hace necesaria una organización comunista, una organización que pueda ser la herramienta en manos de la clase obrera para defender sus intereses de clase, una organización capaz de ser vanguardia y punta de lanza a la hora de crear y organizar esa Unidad Popular de la izquierda rupturista capaz de conquistar las urnas, pero sobre todo las calles, ese Frente Popular de la izquierda transformadora y consciente, que haga temblar las vigas y los cimientos del edificio podrido de esta falsa democracia.
Desde todas partes podemos escuchar discursos contra la corrupción, que olvidan que es el capitalismo en sí mismo el que la genera, que no dicen que este sistema se basa en la explotación y el abuso, que esconden la verdad para ganar votos, estos discursos son también enemigos de la clase obrera, son cortinas de humo que tratan de cegarnos y confundirnos. En estos discursos donde también se habla de justicia, sin reconocer como válido el concepto de clase, en realidad no se dice nada, porque la justicia social es imposible dentro del capitalismo. Estas son las nuevas opciones que se inventa la oligarquía para asegurarse de que nada cambia.
Las comunistas y los comunistas sabemos que sin una base ideológica clara no se puede levantar una nueva sociedad. El capitalismo solo negocia con la clase obrera cuando está organizada, cuando existe el peligro de un movimiento revolucionario capaz de quitarles el poder, solo nos respetan cuando nos temen, solo nos temen cuando estamos organizados y somos conscientes.
Vivimos tiempos difíciles, las trabajadoras y trabajadores perdemos en días los escasos derechos conquistados en años de lucha y sacrificio, las organizaciones que debían dar respuesta a este ataque de las oligarquías hace tiempo que están infectadas, si no tomadas, por asalariados del sistema.
Aparecen nuevos partidos que vienen de la mano de los medios de “desinformación de masas”, que venden a la sociedad la posibilidad de recuperar los derechos y la esperanza desde el sillón de su casa, mensajes mesiánicos convencen a incautos del nacimiento de la “nueva política”, que extrañamente comparte espacios con la vieja, se nos pone delante un menú de partidos con nuevos colores y discursos floridos sin contenido, pero que suenan bien y son fáciles de entender.
Los vendedores de humo salen en todos los medios, a todas horas, los vemos hasta en la sopa y nos felicitamos por poder elegir no solo entre el azul y el rojo, ahora el sistema nos permite también escoger entre el naranja y el morado, eso si las oligarquías van a seguir teniendo el pincel y el lienzo donde dibujar el futuro, un futuro que para la clase obrera pinta de color muy negro.
Para las comunistas y los comunistas es ahora un deber dar un paso al frente para decir aquí estamos, que existe alternativa, pero las cosas solo se cambian luchando, somos la clase obrera y tenemos la fuerza, pero debemos organizarnos, es necesario reivindicarnos como comunistas, mostrarnos orgullosos, no escondernos, explicar hasta la saciedad nuestro programa, tenemos el deber de recuperar el prestigio del comunismo.
No se trata de ser sectarios ni de apartarnos de los procesos de unidad, todo lo contrario, son procesos necesarios en esta etapa y en este contexto, ahora en estos procesos de unidad que tienen la finalidad de sacar al Partido Popular de las instituciones, a un PP que es una organización corrupta hasta la medula, los comunistas debemos de participar en ellos con nuestra voz, no para controlarlos, nuestro deber es ayudar a crearlos y fomentar el debate para que la clase obrera recupere la conciencia de clase.
Los comunistas somos conscientes de que este primer paso que consiste en sacar al Partido Popular de las instituciones no va a ser la solución de los problemas de la clase obrera, no será suficiente, porque sabemos que el problema es el sistema capitalista es necesario fortalecernos, organizarnos y recuperar el prestigio de los comunistas entre las trabajadoras y trabajadores del estado español.
Vienen tiempos difíciles donde una vez más el Partido Comunista es la única herramienta capaz de defender los intereses de la clase obrera.
Audacia, audacia y más audacia camaradas.
¡Proletarios del mundo, uníos!
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