La Guerra de los Populares

Es difícil pensar en un escenario donde la actual dirección del Partido Popular salga airosa de esta crisis, con el partido abierto en canal.

Por Adrián Ramírez

Estos días hemos tenido un episodio que podría haber sido un capítulo de Juego de Tronos. Escuchas ilegales entre miembros de la directiva, contratos millonarios a dedo, sacar a 3000 personas para pedir la dimisión del rival. Cada día que pasa se añaden unos párrafos más en esta guerra. La pregunta clave es ¿qué hay detrás de todo este enfrentamiento?. Si lo reducimos a luchas personalistas o de ego, no solo nos quedaremos en lo superficial, sino que erraremos completamente en el diagnóstico.

Lo primero, debemos echar un vistazo en el plano internacional. Tenemos una situación donde nos jugamos la llegada de unos fondos europeos donde la CEOE busca poder gestionar a su antojo. También nos encontramos con la intensificación del conflicto en Ucrania y el llamamiento de Biden a “los socios de la OTAN” a cerrar filas.

En el terreno nacional no lo tenemos mejor. Esta disputa tiene lugar dos  semanas después de las elecciones de Castilla y León, donde el PP ha salido debilitado y una de sus “opciones ruinosas” sería pactar con VOX para poder gobernar. A esto hemos de sumarle que hace  un mes VOX organizó en Madrid un encuentro con los partidos de la ultraderecha xenófoba y euroescéptica, como el húngaro Víctor Orbán, o el polaco Mateusz Morawieck. También inquietan a Berlín y París estos ultras por sus veleidades con Rusia (en el caso de Orbán o Le Pen) o por sus complicidades con la línea Trump en EEUU (en el caso de los polacos o de Vox).

Dejar entrar a Vox en las instituciones, gobernando con ellos, es una línea que el PP no ha cruzado hasta ahora. Hacerlo supondría una enfrentarse con la línea Biden, opuesta a que se desarrolle en Europa una ultraderecha desestabilizadora y trumpista. Aparte de que supondría dar pie a movilizar a la mayoría progresista y complicar el camino de Casado a la Moncloa. Por eso Casado, o figuras como Aznar se oponen a dejar entrar a Vox en el gobierno de Castilla y León, mientras que Ayuso es una clara partidaria de gobernar con la ultraderecha.

Aún es pronto para sacar conclusiones, lo que si está claro es que esta guerra ha empezado y solo acabará cuando uno de los bandos se erija como vencedor o que ambos resulten aniquilados. Si la batalla la acaba ganando la dirección de Casado, Ayuso seguramente quedaría expulsada del PP y dependiendo de los posibles hechos delictivos que revele la investigación judicial, del contrato irregular, ya en manos de la fiscalía podría aventurarse a crear una nueva plataforma política que haría el mapa político de la derecha aún más complejo. Sin embargo, es difícil pensar en un escenario donde la actual dirección del Partido Popular salga airosa de esta crisis, con el partido abierto en canal y una gran parte de los barones exigiendo responsabilidades a Génova por el espionaje interno.

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