La formación del Partido Comunista británico: un testimonio de Fenner Brockway

William Alexander, representando al Politburó del CPGB, recibe el aplauso del Presidium del 5.º Congreso del Partido Socialista Unificado de Alemania, Berlín Este, 16 de julio de 1958

Los comunistas rechazaban la vía reformista sobre que la revolución se pudiera alcanzar por los métodos de la democracia parlamentaria y la acción electoral. 

Por Eduardo Montagut

En esta pieza recogemos el testimonio de Archibadl Fenner Brockway sobre la formación del Partido Comunista en el Reino Unido, un material de primera calidad, dada la importancia del personaje, y que se publicó en el mes de agosto de 1920 en El Socialista.

 Archibald Fenner Brockway (1888-1988) fue un personaje dedicado en su larguísima vida a diversas causas. En 1907 ingresó en el Partido Laborista Independiente, y se vinculó también a la Sociedad Fabiana. Se significó por el pacifismo en la Gran Guerra, especialmente desde las páginas de Líder Laborista. Su intenso compromiso en esta causa provocó que fuera perseguido por la justicia en distintas ocasiones. Puede ser considerado uno de los principales protagonistas de la objeción de conciencia. Después de la guerra abrazó la causa de la independencia de la India. Sería diputado en los Comunes con el laborismo en los años veinte. Defendió a la República en la Guerra Civil, apoyando el reclutamiento de voluntarios para luchar en España. Aunque su pacifismo no le impidió apoyar la participación de su país en la Segunda Guerra Mundial, siguió siendo un líder claro de la objeción de conciencia. Después del conflicto regresaría al seno del laborismo, y luchó por la descolonización, contra la discriminación racial y contra las armas nucleares. También escribió muchos libros. Sin lugar a dudas, estaríamos hablando de un personaje singular, cuyo legado pervive en el Reino Unido. En El Socialista publicó, traducidos, varios artículos. En realidad, el periódico obrero español consideraba a Fenner su corresponsal en el Reino Unido en los inicios de la década de los años veinte.

Fenner explicaba en su artículo que se había formado un partido comunista inglés. Había tenido lugar una Conferencia Inaugural con 154 representantes de distintos grupos comunistas, secciones del Partido Socialista británico, y el grupo no oficial del Partido Socialista Obrero. Efectivamente, la reunión había tenido el último día del mes de julio de 1920. Las bases de la nueva formación serían las siguientes:

  1. Aceptación del principio de los Soviets.

  2. Aceptación de la dictadura del principio de la dictadura del proletariado.

  3. Afiliación de la Tercera Internacional.

  4. Afiliación al Partido Laborista.

Al parecer, las tres primeras bases fueron aceptadas por unanimidad, pero la cuarta generó una intensa discusión, y solamente fue aceptada por una corta mayoría de quince votos. Por nuestra parte, sabemos que el Partido Laborista decidió rechazar su afiliación. Debemos recordar que el Partido Laborista fue una formación compleja si se compara con los partidos socialistas continentales. Fue una especie de federación de sindicatos, sociedades y partidos, hasta que en 1918 permitió también la afiliación personal. Esta renuncia no desanimaría a los comunistas, ya que animó a sus propios militantes a unirse al Partido Laborista. Efectivamente, Fenner citó que se tomó la resolución de trabajar dentro de dicha formación como hacían los sindicalistas de las Trade Unions, aunque se afirmaba que el Partido Laborista confundía a las clases trabajadoras, y que los obreros solamente se incorporarían al Partido Comunista si se convertía en algo distinto al Laborista.

En esta reunión se leyeron mensajes de Lenin y de otros partidos comunistas del mundo, siendo la carta del alemán especialmente bien acogida.

Al inicio de la Conferencia se guardó silencio en memoria de Jaurès, que, como bien sabemos, fue el líder socialista francés asesinado en los momentos iniciales de la Gran Guerra por un fanático nacionalista por su encendida defensa del pacifismo, como había proclamado la Segunda Internacional, hasta que el propio estallido del conflicto demostró el fracaso de la organización socialista. También se guardó silencio por los muertos en la guerra.

Según nuestro cronista, en la reunión se destacaron Arthur Purcell y Robert Williams, dos de los delegados laboristas que estuvieron en Rusia. Pero también nombró a William Mellor, editor del Daily Herald, el ex coronel Malone y Arthur McManus, uno de los líderes de los delegados de los talleres, y que sería elegido para presidir la Conferencia. Pronunció un discurso inaugural en el que declaró que el deber de los socialistas era llevar a cabo la revolución sin importarles los medios que hubiera que poner en práctica. Fenner quiso destacar, a su vez, las palabras de Purcell, relacionadas con las preguntas constantes que, al parecer, le formularon en Europa sobre cuándo se iba a fundar un partido comunista inglés.

Fenner consideraba que merecía citarse la moción sobre la acción parlamentaria porque definía muy bien al nuevo partido.

Los comunistas rechazaban la vía reformista sobre que la revolución se pudiera alcanzar por los métodos de la democracia parlamentaria y la acción electoral. Pero, como vemos, no se renunciaba a ir al parlamento o las instituciones municipales. Lo que ocurría que esa decisión la debía tomar el Partido en consonancia con las circunstancias nacionales y locales. Los representantes actuarían siempre bajo el mandato del Partido. No olvidemos que el sistema político británico era y sigue siendo famoso por la libertad de sus representantes políticos en relación con las formaciones a las que pertenecen, y muy vinculados con los distritos en los que son elegidos, como una característica propia de los sistemas políticos anglosajones, frente a la disciplina de partido propia de las formaciones políticas de los sistemas democráticos del continente europeo. En todo caso, Robert Williams, que era secretario de la Federación de obreros de Transportes, expresó que mantenía la resolución en principio, pero no todo su contenido. Citó a Lenin para recordar que había que usar la acción parlamentaria, y que sería muy provechoso para el movimiento estar en el Parlamento, aunque solamente hubiera un hombre que desde su escaño acusase de mentiroso a un ministro del Gobierno.

Fenner terminaba considerando que, aunque el Partido Comunista no representaría en ese momento más que a unos 5.000 trabajadores, era probable que aumentase su fuerza muy pronto.

Hemos trabajado con el número 3595 de El Socialista. Sobre el Partido Comunista podemos acudir al trabajo de John Simkin, “The Communist Party of Great Britain”, en Spartacus Educational, (agosto de 2014) (en la red).

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