La dimensión política de la crisis económica desde la FSI en 1931

se proclamaba la igualdad de todos los Estados en ese proceso de desarme, es decir, que debía afectar a todos, especialmente a los que ya contaban con formidables fuerzas armadas

Por Eduardo Montagut

A finales de abril de 1931, en plena efervescencia republicana española, se reunió el Consejo General de la Federación Sindical Internacional en Madrid, en lo que había sido el palacio del Senado. En dicha reunión se analizó la situación económica y social del mundo, y se tomaron resoluciones. En esta pieza nos interesa el análisis que hizo el sindicalismo de raíz socialista sobre la dimensión política de dicha crisis.

En primer lugar, se consideró que la crisis no hubiera tomado características de catástrofe si no se hubiera unido a las tensiones económicas la inseguridad política. Se aludía a la desilusión sobre la ruptura de las gestiones en Ginebra acerca de la bajada de aduanas, pero, sobre todo, al fracaso constante de las conferencias sobre desarme en mar y tierra, lo que hacía pensar ya claramente en la eficacia de convocar estas reuniones, y que incluía a la propia Sociedad de Naciones. Los éxitos de las misma eran muy pequeños y sus omisiones, en cambio, muy numerosas. En todo caso, era bueno que existiera la Sociedad de Naciones porque, en todo caso, era en sí un progreso comparable con el estado de cosas anterior. En la reunión se intentó que reinara un cierto optimismo sobre su futuro.

Pero también se era consciente de que la fuerza de la Sociedad de Naciones no era suficiente para lograr la cooperación pacífica de los pueblos ni para luchar contra las dificultades económicas y políticas en el mundo, por lo que la tarea de la clase obrera resultaba en ese momento mucho más indispensable. Por ese motivo, la Federación Sindical Internacional y la Internacional Obrera Socialista se habían planteado un trabajo común para fijar las líneas de una estrategia común para combatir la crisis mundial y contra el paro.

En octubre de 1930 y en enero de 1931 se reunieron los delegados de ambas Internacionales en Polonia y en Suiza.

La Federación Sindical era consciente de que en vista del ambiente poco pacífico que reinaba en el mundo parecía lógico que las cuestiones políticas se tratasen con especial interés. Dos resoluciones surgirían de la concertación entre ambas Internacionales. La primera tenía que ver con la paz. Asegurar la paz era una exigencia porque solamente la misma posibilitaba a las naciones practicar una cooperación fundada en la mutua confianza. Pero la paz solamente estaría asegurada cuando comenzase el desarme completo y general.

En segundo lugar, se proclamaba la igualdad de todos los Estados en ese proceso de desarme, es decir, que debía afectar a todos, especialmente a los que ya contaban con formidables fuerzas armadas. El mismo debía ser claro, superando el enorme gasto que se estaba generando para sostener la guerra.

Hemos trabajado con el número 6933 de El Socialista del día 29 de abril de 1931.

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