La aparición salvadora de Zapatero en esta dramática campaña electoral ha confirmado que Felipe González tiene agotada y finalizada esa fase totémica.
Por Lucio Martínez Pereda
Las grandes fuerzas políticas que sostienen la estructura de cualquier sistema político democrático necesitan garantizarse los votos por encima de los cambios de cultura política generacional.
Tienen que recurrir a grandes líderes pasados con los que conectar los referentes legitimadores de varias generaciones, con los que contar en los momentos de peligro, líderes que conforman el imaginario histórico del éxito que esa fuerza necesita en sus instantes difíciles.
Sirven para galvanizar la militancia en cuanto llega la derrota y para insertar el partido en una trayectoria de éxito pasado con el que alentar la esperanza de un futuro mejor.
Cumplen una función palingenésica : fuimos grandes en el pasado cuando gobernaba “ Fulanito” y a esa grandeza retornaremos en el futuro.
La aparición salvadora de Zapatero en esta dramática campaña electoral ha confirmado que Felipe González tiene agotada y finalizada esa fase totémica: se ha convertido en un anticuado y molesto jarrón chino que incluso ya no le resulta útil a la derecha para la que tanto y con tan poco resultado ha trabajado.
Se el primero en comentar