Fredric Jameson (1934-2024): una de las mentes más influyentes

Jameson también fue un intelectual profundamente comprometido con las luchas sociales y los movimientos de liberación global.

Por Isabel Ginés | 25/09/2024

El 2024 marca la partida de Fredric Jameson, una de las mentes más influyentes del marxismo y la crítica cultural contemporánea. Durante más de cinco décadas, Jameson no solo aportó nuevas formas de pensar la cultura y la política bajo el capitalismo, sino que desafió constantemente las maneras en que entendemos el arte, la literatura y la historia. Crítico literario y filósofo, su trabajo es una obra monumental que atraviesa la teoría literaria, la crítica ideológica y el análisis de la posmodernidad.

Desde sus primeros trabajos, como Marxism and Form (1971), hasta su último análisis sobre Walter Benjamin, Jameson fue un pensador que supo conectar las grandes tradiciones del marxismo occidental con las transformaciones sociales y culturales contemporáneas. Para muchos, su obra maestra, The Political Unconscious (1981), marcó una refundación de la crítica literaria al ofrecer una lectura dialéctica de la narrativa como un acto simbólico profundamente social. En este libro, demostró cómo los textos literarios no pueden entenderse sin tomar en cuenta las tensiones ideológicas y las contradicciones sociales que los producen.

Uno de los aportes más importantes de Jameson fue su análisis de la posmodernidad. En su icónica obra Postmodernism, or, the Cultural Logic of Late Capitalism (1991), describió la posmodernidad como una «espacialización de la cultura», mostrando cómo el capitalismo tardío transforma no solo la economía, sino también nuestras formas de percibir el arte, la arquitectura y las identidades. Su análisis, aún vigente, reveló cómo el capitalismo avanzado fragmenta la experiencia y diluye la historicidad, lo que genera un presente perpetuo desprovisto de narrativas coherentes del pasado y el futuro.

A pesar de su crítica a la posmodernidad, Jameson nunca perdió la esperanza en el potencial transformador de la cultura. Su trabajo sobre la utopía, especialmente en Archaeologies of the Future (2005), explora cómo el deseo utópico sigue latente en las obras culturales, una tensión que oscila entre la crítica de lo existente y la proyección de lo que podría ser. Perry Anderson lo definió como “la culminación del marxismo occidental», pero lo que diferenciaba a Jameson de sus predecesores era su voluntad de cambio, su realismo político optimista que, sin ingenuidad, comprendía que la historia es impredecible y que la utopía, aunque sofocada, nunca puede extinguirse por completo.

A lo largo de su carrera, Jameson dialogó con los grandes pensadores marxistas del siglo XX, desde Sartre y Lukács hasta Althusser y Brecht, en una búsqueda incansable por comprender las formas en que el arte y la ideología interactúan bajo el capitalismo. En Brecht and Method (1998), su famosa frase “La historia pone su peor pie por delante” sintetiza esa relación tensa entre la realidad histórica y las esperanzas utópicas.

Jameson también fue un intelectual profundamente comprometido con las luchas sociales y los movimientos de liberación global. Aunque nunca escribió específicamente sobre los movimientos del Tercer Mundo, su conexión con figuras clave como Eqbal Ahmed y su entrevista con Tomás Borge del FSLN reflejan su interés por las intersecciones entre el marxismo y las luchas de los pueblos oprimidos. En una entrevista para la New Left Review en 1987, Jameson subrayó la importancia de recuperar el concepto de «revolución cultural», no solo como una transformación política, sino como una renovación educativa y cultural a nivel global.

A su muerte, muchos recordaron una de sus citas más resonantes: «Alguien dijo una vez que era más fácil imaginar el fin del mundo que imaginar el fin del capitalismo. Ahora podemos corregir esa afirmación y asistir al intento de imaginar el capitalismo a través de la imaginación del fin del mundo». Estas palabras encapsulan su crítica al estado actual del capitalismo y su capacidad para inspirar nuevas formas de pensamiento.

Fredric Jameson ha fallecido, pero su influencia perdura. Nos deja un cuerpo de trabajo indispensable para comprender el presente, y una enseñanza sobre cómo la crítica no solo es una herramienta para entender el mundo, sino también para imaginar uno diferente. Su muerte marca el final de una era, pero su pensamiento seguirá siendo una brújula crítica para futuras generaciones que, como él, se atrevan a imaginar más allá del capitalismo.

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