Ales Payá: ‘A través de la historia de la revuelta de los presos sociales durante la Transición, se puede incitar a la reflexión sobre el sistema penitenciario’

Entrevistamos a Ales Payá, co-director, junto a Gorka Lasaosa, del cortometraje «Pocos, buenos y seguros», que recupera la historia de la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL), la revuelta de los presos sociales que tuvo lugar en las cárceles españolas durante la Transición.

Por Angelo Nero

La historia de “Pocos, buenos y seguros” nos lleva a la cárcel de Carabanchel en 1975, en los estertores de la dictadura en la que la represión no se había relajado, ni en las calles ni en el régimen penitenciario. Un grupo de presos sociales, ante el rumor de la anunciada ley de amnistía, decide movilizarse por sus derechos, y crea la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL), inspirado en el Groupe de information sur les prisons, creado en 1971 en el Estado francés. El cortometraje de Ales Payá y Gorka Lasaosa recupera una de las historias más silenciadas de la Transición, una lucha que hizo correr, literalmente, ríos de sangre en las cárceles españolas.

¿Por qué recuperar ahora, tantos años después la historia de unos presos comunes que, en medio de las reivindicaciones de una amnistía para los que estaban detenidos por motivos políticos, deciden tomar esa demanda como propia y poner el foco en las pésimas condiciones carcelarias que sufrían todos los presos?

La motivación se debe a que, en junio de 2017, la prisión Modelo de Barcelona se desmantela, deja de ser una cárcel, se traslada a todos los presos a Brians y a otras cárceles de Cataluña, y la Modelo cierra sus puertas. A mi me llega la noticia de que la antigua prisión iba a estar un tiempo mínimo de cinco años en un proceso participativo, en el que se iba a decidir en que se iba a convertir. Había diferentes propuestas sociales, se sabía que iba a ser equipamiento público, pero había que decidir todo esto e iba a ser un proceso largo.

Me pareció que era una oportunidad que no se podía dejar pasar, porque siempre es muy difícil acceder a una prisión para poder rodar en ella, ya que las cárceles o están en uso, o en ruinas, o derribadas. Entonces me pareció que había que aprovechar el momento y encontrar una buena historia para rodar en la Modelo antes de que desapareciera su arquitectura. Entonces había que hacer memoria de todas las historias que había albergado un edificio como ese, y había que encontrar una buena.

La historia de la COPEL me pareció que era súper valiosa, que no se conocía, aunque en los tiempos en los que estaba en activo la COPEL si que hubo una repercusión mediática, la gente conocía la historia, pero, con el paso del tiempo, con las nuevas generaciones, es algo que no se ha trabajado, no se ha hecho memoria de ello, y la mayoría de la sociedad no la conoce. Entonces, me pareció que era una buena historia para hacer memoria de ella.

Reconozco que siempre me ha parecido interesante la cuestión penitenciaria, porque me parece que es un síntoma evidente de que algo falla en la sociedad, para que tengamos que encerrar a personas en cárceles, entre cuatro paredes, para solucionar conflictos sociales, es un síntoma de que aquí algo no va bien, y me parece que es algo en lo que poco se avanza. No hay cambios, miras atrás y ves que seguimos encerrando a personas desde hace siglos, y que no se encuentran vías para solucionar esto porque parece que no hay un interés real en solucionar la raíz del problema que genera estos conflictos sociales, por los que acabamos encerrando a personas entre cuatro paredes.

Creo que a través de una historia, como la revuelta de los presos sociales durante la Transición, se puede incitar a la reflexión, sobre la existencia del sistema penitenciario y acercar esta realidad a la sociedad y hacer reflexionar sobre ello.

El proyecto de “Pocos, buenos y seguros”, ha sido financiado, en parte, gracias a una campaña de micro mecenazgo. ¿Qué respuesta ha tenido esta campaña, y en que medida ha servido para hacer realidad el cortometraje?

Si no llega a ser por este crowdfunding el cortometraje no lo habríamos podido hacer, nos habríamos visto en la tesitura de atracar un banco o dedicarnos a otra cosa, porque no encontrábamos otra manera de conseguir financiación para rodar nuestro primer cortometraje de ficción. Habíamos solicitado previamente subvención al ICAA y al ICEC, y no hubo manera, no conseguimos suficiente puntuación para poder recibir parte de la financiación. La de la ICEC, que es de Cultura de Cataluña, y la del ICAA, es del Ministerio de Cultura, donde se conceden las ayudas a la producción de cine. Así que, después de recurrir a un organismo y a otro, vimos que solo nos quedaba la opción de recurrir al crowdfunding, porque necesitábamos 25.000 euros para gastos materiales.

Hay que reconocer que era un proyecto muy ambicioso, al ser un proyecto de época, en el que intervenían muchos personajes, hacía falta mucho dinero y nosotros teníamos poca puntuación, a nivel de experiencia previa, para poder optar a las ayudas. Debido a nuestra corta trayectoria en la trayectoria cinematográfica, éramos conscientes de nuestra dificultad para acceder a las ayudas públicas, y a la hora de recurrir a financiar este proyecto por medio de crowdfunding, nos pusimos de acuerdo con todos los cabezas de equipo que se estaban comprometiendo a llevar, junto a nosotros, este proyecto, se acordó que no hubiera remuneraciones para el trabajo de ninguna persona del equipo, porque no podíamos aspirar a eso. Así que nos limitamos a conseguir financiación para pagar los gastos materiales, ya que necesitábamos muchos recursos para conseguir el mejor resultado.

Entonces hicimos el crowdfunding en dos fases, gracias a la plataforma de Goteo.org, y fue un éxito porque conseguimos en un período de tres meses 19.800 euros, gracias a la colaboración de 500 mecenas, y luego conseguimos los 5.000 euros que nos faltaban con la participación financiera de una productora mexicana, Búho 44, que se sumó en el último momento, al final del pre-rodaje, justo antes rodar, se sumaron al proyecto con nosotros y nos ayudaron a completar la financiación que necesitábamos. Y así conseguimos los 25.000 euros que nos ha costado rodar el corto. Al final las dos productoras que hemos producido esto son Empatik Films, y Producciones Intemperie, que somos las que hemos llevado a cabo la producción ejecutiva, además de sumarse a la producción financiera los mexicanos de Búho 44.

Una vez lograda la financiación, también os habéis encontrado con alguna dificultad añadida al rodaje, como las restricciones derivadas de la pandemia. ¿Cómo ha sido rodar en los tiempos del covid, y además hacerlo dentro de una prisión?

Yo nombraría dos: conseguir al equipo humano con el que poder hacer esto sin remuneración, que no es fácil, si quieres un equipo profesional, que se involucre en un proyecto, con cinco días de rodaje, aunque hay equipos que han tenido meses de pre-rodaje, por ejemplo, el equipo de arte o el de vestuario, toda la ambientación, toda la ropa de los figurantes, el equipo de arte tenía cantidad de escenarios que ambientar dentro de la Modelo, que construir. Ha sido un trabajo duro, y no ha sido fácil conseguir a los compañeros de equipo, que se responsabilizaran de semejante trabajo sin remuneración. Al final lo conseguimos, después de mucha búsqueda, y hemos conseguido a gente maravillosa, que esto ha sido de lo mejor de esta experiencia.

Otra complicación que hemos tenido ha sido el permiso de rodaje en la Modelo. No ha sido fácil requerir todo el espacio que el proyecto requería, el acceso a determinados lugares, por ejemplo no nos dejaban rodar en plantas superiores, porque no había un estudio de seguridad, en el que el organismo que gestiona el edificio, que es el Ayuntamiento de Barcelona, se pudiera cubrir los riesgos. La Modelo se había convertido en un espacio de visitas guiadas, en donde tenían en mantenimiento unicamente dos galerías y un patio, y entonces solo podíamos acceder a rodar en la zona de visitas guiadas porque era lo único que tenían en mantenimiento. Todo el resto del edificio que había quedado fuera, que no lo podían mantener porque la cárcel es muy grande y está bastante deteriorada, no era accesible para rodar. Y además tampoco podíamos interrumpir los horarios de las visitas guiadas, nosotros necesitábamos rodar cinco jornadas seguidas, porque no podíamos rodar días sueltos, porque era mucho más caro, mucho más complejo, mucho más difícil conseguir el equipo así. Entonces ha sido muy difícil que nos dejaran rodar las cinco jornadas seguidas y darle prioridad a nuestro proyecto por encima de las visitas guiadas a la Modelo. Esto ha sido un proceso muy largo también, pero finalmente la Modelo valoró nuestro proyecto y aceptaron colaborar y facilitarnos las instalaciones sin ningún coste, cosa que estamos súper agradecidos.

En comparación con todas estas complicaciones el Covid ha sido lo de menos. También es verdad que nosotros el rodaje lo hicimos en junio de 2021, y era un momento en el que había pocos casos y no tuvimos mayor complicación.

Para elaborar el guion de una película basada en la gestación de la COPEL, ¿Habéis contado con el asesoramiento de alguno de sus antiguos miembros? Y, además de esto, ¿contasteis con otras fuentes documentales, como la prensa de la época, o historiadores que estudiaran ese fenómeno?

Para el proceso de documentación, que llevamos a cabo para escribir el guion de este cortometraje, nos hemos basado, fundamentalmente, en la tesis doctoral de César Lorenzo Rubio, que es el historiador que más ha trabajado la historia de la COPEL, y que la publicó en el libro “Cárceles en llamas”, en la editorial Virus, y luego, hemos tenido la suerte de contactar con cinco personas, de los que protagonizaron los hechos de esta revuelta, hemos generado una relación constante con ellos, nos han estado ayudando a acabar de concretar todos los detalles que necesitábamos para acabar de convertir este guion en una reconstrucción lo más fiel posible de como ellos habían vivido los hechos. La verdad es que ha sido una suerte haber contado con su colaboración y con su memoria. Gracias a que están vivos, porque muchos, la mayoría de personas que pasaron por aquí han muerto ya.

El protagonista, Miguel, interpretado por Pau Poch, es un joven recluso que tiene contacto con un pequeño grupo de presos bretones que le dan a conocer la existencia de un colectivo que está cogiendo fuerza en las prisiones francesas y que, además, estaba animado por intelectuales como Gilles Deleuze o Michel Foucault. ¿Está inspirado el personaje de Miguel en el testimonio de algún preso integrante de la COPEL? Y, por otra parte ¿Tuvo esta organización algún apoyo exterior por parte de los intelectuales españoles?

El personaje de Miguel está inspirado en Daniel Pont, que fue uno de los fundadores de la COPEL.

Hubo una corriente universitaria en la que se apoyaba la causa que reivindicaba la COPEL, y se organizaban, a raíz de los primeros motines en la cárcel de Carabanchel, del 21 y 25 de marzo de 1977, en la facultad de derecho, se organizó la primera Semana de Solidaridad con los Presos Comunes, organizada por la Asociación Cultura y Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, en la que participaron personas como Fernando Savater, Ignacio Verdugo, Agustín Jorge Barreiro, Carlos García Valdés, Rafael Burgos Pérez, Agustín García Calvo. Hicieron unas jornadas para debatir esta problemática que se estaba vislumbrando, desde el ámbito universitario poder incidir en el ámbito político, dándole una solución al conflicto.

De forma similar, en Barcelona, Lluis María Xirinacs se solidarizaba cuando había una huelga de hambre de presos comunes en la prisión Modelo. Creo que hubo una primera huelga de hambre, a principios del 77, en la que no participó, pero luego hubo dos más, ese mismo año, en la que, cuando los presos la comenzaban en la prisión, Xirinacs les apoyaba sumándose a la huelga de hambre, acampado en la puerta de la prisión Modelo de Barcelona.

Entre las demandas de la COPEL estaban unas condiciones básicas en el cumplimiento de las penas, tales como una alimentación decente y una sanidad efectiva. ¿En que condiciones se encontraban los presos en la España de los últimos años de la dictadura y los primeros de la Transición?

En esta fase, el panorama más generalizado en las cárceles, era de obsolescencia, y deficiencias de todo tipo. Las personas con las que hemos podido hablar, que vivieron esta etapa en las cárceles, nos hablaban de que pasaban hambre, mucha hambre. Para paliar este hambre tenían que comprar comida en el economato, con dinero del que trabajaban, o con comida que le podía traer algún familiar desde fuera de la cárcel. Luego también a nivel de higiene, tenían una carencia enorme, por ejemplo, en Carabanchel había dos minutos de agua caliente. Los presos se pegaban de hostias para poder ducharse con agua caliente. El momento de la ducha era ir corriendo, y el primero que llegaba se podía duchar con agua caliente. Imagínate en inverno, con un frío que pelaba, a ver quién era el que tenía el coraje de meterse debajo del agua.

Los presos denunciaban que, de la partida presupuestaria, que ya era pequeña, destinada por los presupuestos generales, no se dedicaba a lo que se tenía que dedicar. Los presos criticaban que había mucho mamoneo con ese dinero y que los directivos de las prisiones se lo mangoneaban para uso personal. Y a raíz de las reivindicaciones de COPEL consiguieron que esas partidas presupuestarias se empezaran a emplear, al menos, en lo que se había decidido en la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.

A pesar de que fue un movimiento de presos comunes, hubo implicaciones políticas que no se pueden desdeñar, como queda acreditado en libros como “Cárceles en llamas”, César Lorenzo Rubio, y en el hecho de que la primera muerte en sus filas fuera el anarquista Agustín Rueda, víctima de las torturas en 1978. ¿En que consistió esta hibridación entre los presos comunes y políticos, o piensas que esto fue solo algo coyuntural?

Por lo que he encontrado en el estudio de César Lorenzo, y por los testimonios de las personas con las que he contactado, en general, por parte de la institución ya había una intención de evitar una relación entre presos comunes y presos políticos, porque podían tener unas consecuencias que pusieran en peligro la seguridad o el orden dentro de las prisiones. Pero había casos en los que no les era posible, donde finalmente había relación entre comunes y políticos, aunque, en general, lo que solía ocurrir era que los presos políticos desconfiaban de los comunes, había como una distancia social, que les generaba ese desconocimiento, y esa desconfianza. Los presos políticos tenían sus privilegios, a la hora de tener tabaco, por ejemplo, o acceso a comida o a ropa, y los presos comunes lo tenían mucho más complicado, tenían muchas más carencias. Entonces siempre había esa desigualdad material, y eso generaba un conflicto en el que solo el ámbito más libertario de los presos políticos, que, además, la mayoría de ellos tampoco se consideraban presos políticos, porque no se sentían a gusto en esa condición de privilegio, eran los que realmente tenían relación.

Pero si es verdad que lo que fue la lucha de COPEL, fue protagonizada y llevada a cabo por presos sociales, que entre ellos habría algunos más politizados que otros, y que los que llevaron la iniciativa eran los que ya tenían una conciencia de base, pero los presos que ya habían entrado con esta conciencia, porque ya eran activistas en la calle, y se les había detenido por luchar contra el régimen de Franco, participaban, como te digo, los del ámbito más libertario, puntualmente, en algunas acciones, pero tampoco eran de los que formaban parte de las asambleas de COPEL.

Por ejemplo, Agustín Rueda, participaron juntos en alguna fuga, pero no se cortaba las venas, en esas acciones de autolesión, bueno también participaban en huelgas de hambre con los comunes, esto es lo que he podido recoger de las experiencias de unos y de otros.

A Agustín Rueda lo mataron a palos para sacarle información, los funcionarios de la cárcel de Carabanchel, después de haber recibido el chivatazo de que se estaba produciendo una fuga, en la que participaban presos de COPEL, Agustín Rueda y algunos compañeros más de grupos libertarios, y también presos del GRAPO.

Carabanchel fue el epicentro de las protestas del colectivo, pero los motines se fueron extendiendo por toda la geografía española, con acciones muy espectaculares, como subidas masivas al tejado o cortarse las venas. ¿Qué respuesta tuvieron desde el gobierno y que muestras de solidaridad consiguieron por parte de la sociedad?

Estas acciones violentas, como podían ser los motines, o las autolesiones en grupo, eran las que se empezaron a poner en práctica, después de ver que las acciones más pacíficas con las que empezaron a mostrar sus reivindicaciones no tenían fruto. Las acciones, en un primer momento, eran envío de cartas a altos cargos, o a otras instituciones, o huelgas de hambre, por ejemplo, o plantes, o huelga de talleres, cosas de esta índole. El movimiento empezó en verano del 1976, y desde casi el principio lo que es esta iniciativa de presos comunes, vive gracias al apoyo que tiene en el exterior de familiares y de amigos que se asociaron con el nombre de AFAPE (Asociación de Familiares y Amigos de Presos y de Ex-presos), y que, desde un primer momento, les brindaron un apoyo imprescindible en el exterior. Ya sea con el envío de comunicados a los medios, con el contacto con abogados para canalizar un poquito sus demandas, y con el apoyo exterior, y esa reivindicación visible en las calles.

Lo que hace la institución penitenciaria, desde un primer momento, con estas acciones, sobre todo en Carabanchel, es tratar de detectar quienes son las personas que incitan a esas revueltas y comienzan a trasladarlas, comienzan a hacer traslados masivos de presos a otras prisiones, con el objetivo de neutralizar esa asociación de presos, pero lo que consiguen es todo lo contrario, esparcir la semilla por otras prisiones y contagiar esas iniciativas por la gran mayoría de las prisiones del estado.

Acompañando al cortometraje, también se ha editado un cómic con dibujos de Llorenç Mas. Nos gustaría que nos hablaras de esta novela gráfica que complementa al film, pero también de ese equipo técnico, empezando por su co-director, Gorka Lasaosa, que ha hecho posible un producto de esta calidad, que no tiene nada que envidiar, en su resultado final, a una gran producción.

El cómic de “Pocos, buenos y seguros”, es un trabajo de Llorenç Mas, que ha sido el director de arte en esta producción, y el guion es el mismo que el del corto. Esta es una de las recompensas que ofrecimos a los mecenas, cuando llevamos a cabo la campaña de micromecenazgo, y es la única recompensa que, a día de hoy, no hemos podido entregar porque todavía no se ha terminado, está en proceso, ahora mismo quedará como una tercera parte de los dibujos por realizase, y calculamos poder tenerlo para final de año. Como muy tarde lo llevaremos a imprenta en enero. El cómic se ha hecho para los mecenas como agradecimiento por su apoyo en el proyecto.

El compañero Gorka Lasaosa, en un principio yo contacté con él, porque ya lo conocí cuando rodamos el documental “La Cifra Negra”, en el que interpretaba el papel de José Solís, en la reconstrucción de las torturas tras el motín de Quatre Camins en 2004, y en el momento en que estrenamos esta película en Madrid, cuando vino al estreno, yo ya estaba con la iniciativa. Llevaba un tiempo con toda la fase de documentación para llevar a cabo este proyecto de “Pocos, buenos y seguros, y a Gorka Lasaosa le lancé la caña, porque me parecía que iba a ser el mejor compañero con el que compartir la dirección, por su experiencia, su dilatada carrera como actor y su trayectoria también como director de teatro.

Yo era consciente de mi escasa formación a nivel de interpretación, y necesitaba alguien con quien compartir la dirección de este proyecto, para aprender conjuntamente, y asegurarme de que el trabajo con los actores iba a ser el mejor. Así es como Gorka Lasaosa entró en el proyecto, y cuando nos pusimos a revisar el guion, también se implicó en trabajar las siguientes versiones del guion, cuando empezó estábamos en la versión 20 de guion, y en ese momento lo estábamos haciendo Taisen Francisco Martín, que, además, también es el compositor de la banda sonora, fuimos los dos los que comenzamos a escribir el guion y cuando entró Gorka los dos dijimos: le invitamos a participar y a formar parte del equipo de guionistas, e hicimos 20 versiones más de guion, así que nos quedaba mucho trabajo que hacer.

En ese momento le dije a Gorka, ¿qué te parece si compartimos la dirección, en general, y nos dejamos de límites, y hacemos un trabajo más en común, y aprendemos el uno del otro, y lo disfrutamos compartiéndolo desde la horizontalidad? Y ha sido estupendo, ha sido súper productivo, y súper enriquecedor. Creo que siempre es mucho mejor poder compartir las cosas que hacerlo uno solo. Todo se disfruta el doble compartiendo.

En vuestra productora, Empatik Films, habéis puesto el foco también en el estado actual de las prisiones durante la pandemia, con el cortometraje documental “#DerechosPresasCovid19”, en el que se pone de manifiesto que, después de casi cincuenta años de la fundación de la COPEL, muchos derechos de los presos siguen siendo ignorados. ¿Sigue la sociedad española mirando hacia otro lado con respecto a la política penitenciaria?

Creo que esto no ha cambiado mucho. La sensibilidad de la sociedad con respecto a la política penitenciaria, de hace 50 años a ahora, prácticamente es la misma, a pesar de que la población carcelaria ha crecido exponencialmente. En el 76 en las cárceles quedaron unos 8.500 presos varones, y unas 300 mujeres presas. Y la población fue creciendo hasta alcanzar su máxima cifra en 2009, donde había 70.000 presos y 6.000 presas. A partir de aquí la cosa se ha rebajado un poquito, y ahora se mantienen 55.000 personas presas en total, 4.000 de ellas mujeres. A pesar de haber crecido exponencialmente la población carcelaria desde hace 50 años hasta ahora, la sensibilidad hacia esta realidad no ha variado, en la práctica. Creo que si se ha producido algún cambio, ha sido a raíz del encarcelamiento a los políticos catalanes del procès, donde si que ha habido esa empatía hacia el preso, a pesar de que estos políticos han tenido unas condiciones infinitamente más humanas que las que tienen los presos sociales en las cárceles, pero si que parece ser que ha generado una mayor sensibilidad, al menos en Cataluña.

Por último, me imagino que ya os lo han preguntado muchas veces, ¿habéis barajado la posibilidad de convertir “Pocos, buenos y seguros” en un largometraje, o incluso en una serie?

Si. Ahora mismo estamos trabajando, completando toda nuestra documentación sobre esta revuelta, estamos recogiendo nuevos testimonios de personas que pasaron por COPEL, o que vivieron los hechos desde dentro, estamos hablando con todo tipo de personas que formaron parte de esa realidad, ya sea funcionarios de prisiones, asistentes sociales, abogados, familiares, y personas que estaban presas. Estamos desarrollando un proyecto de serie de seis capítulos, con la que pretendemos ofrecer al espectador un viaje a esa realidad, para entenderla, para saber como la vivieron cada uno de los actores que participaron en esa historia, y creemos que analizándola podemos ayudar a entender el presente, para facilitar la proyección del futuro, de que sociedad queremos.

Entrevista Publicada en NR el 29 de Noviembre de 2022

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