Francisco López Herrera, Requeté, guerrillero comunista andaluz

Foto: Francisco López Herrera, Requeté, en el penal de Burgos, sosteniendo a la hija de un compañero de presidio

Demasiado joven para combatir, Requeté comenzó a ejercer de informante para la guerrilla que se había constituido en la comarca, donde se había instaurado una feroz represión.

Por Angelo Nero

Francisco López Herrera nació en 1922, en la localidad gaditana de Jimena de la Frontera, ubicada entre la Serranía de ronda y la Bahía de Algeciras, en el extremo norte de la Comarca de Campo de Gibraltar, escenario de cruentas batallas en la Guerra de la Independencia, y también del pronunciamiento de Riego, en 1820, ya ue un batallón con sede en la ciudad fue uno de los primeros en sublevarse.

Cuando se produjo otra sublevación, de signo bien distinto, en julio de 1936, Francisco contaba con tan solo 14 años, vivió la tragedia de la detención de su padre, un jornalero afiliado a la CNT, por parte de pistoleros falangistas, que lo hicieron desaparecer. Este suceso forjará su personalidad, y no dejará de aprovechar las ocasiones para mostrar sus convicciones republicanas, en las manifestaciones organizadas en la estación cada vez que se producía la toma de una ciudad por las tropas sublevadas. Al paso de un tren de combatientes franquistas, a un soldado requeté se le cayó su carácteristica boina roja, que Francisco recogió, y con el que recorrió las calles de Jimena, lo que le hará ganarse el apodo de “Requeté”, aunque sus compañeros acostumbraban también a llamarle “Quico” o “Currito”.

Demasiado joven para combatir, al ser derrotada la República, comenzó a ejercer de enlace e informante para la guerrilla que se había constituido en la comarca, donde se había instaurado una feroz represión, que debido a la situación geográfica del Campo de Gibraltar, y al rápido triunfo de los fascistas, se había convertido en un lugar donde existió una represión sistemática y planificada, que llevó a más de mil personas frente a los pelotones de ejecución, casi un centenar de ellas en Jimena de la Frontera.

Algunos tuvieron la suerte de encontrar refugio en el Peñón de Gibraltar, como el alcalde de Jimena, Cristóbal Vera Saraiva, o el gobernador civil de Granada, Nicolás Martín Cantal, que lograron huir de las garras de la muerte por la colonia británica, y exiliarse en Gran Bretaña.

Tras ser descubierto en un operativo guerrillero que fracasa, se incorpora a la partida de los hermanos Moreno de Cortes, que estuvo operativa desde 1939 hasta 1950, solo un año después de que esta se incorporase a la efímera Agrupación Guerrillera Fermín Galán.

Es herido en el cuello en un enfrentamiento con la Guardia Civil en la zona de Antequera, en Málaga, aunque después de unas semanas de curación en una casa refugio del PCE, se reincorpora a la actividad guerrillera.

En julio de 1948, la traición de un enlace, a pocos quilómetros de la localidad de San roque, en una nueva emboscada de la Guardia Civil, está a punto de acabar con la partida guerrillera del Requeté, y aunque logran eludir el cerco, tienen que abandonar el campamento, junto a los víveres, material y efectos personales, salvando solo las armas y la munición que consiguen coger al vuelo.

Poco después llegaría la orden de la dirección del PCE de abandonar la lucha guerrillera y lo que queda de la Agrupación Fermín Galán busca la salida natural, hacia Marruecos. Requeté no tarda en ser detenido en Tánger, y enviado de nuevo a la Península, dónde recorrerá las cárceles de Algeciras, San Roque y Sevilla.

En 1951 es condenado a muerte en un consejo de guerra, pena que sería conmutada a la de 30 años de prisión, cumpliendo la mitad en el penal de Burgos, hasta que fue liberado en diciembre de 1966. Allí conoció al mítico Marcos Ana, el preso político que más años estuvo preso durante la dictadura.

Se estableció en San Roque, con su compañera de toda la vida, Ana, que aguardó por él todos los años de clandestinidad y presidio, hasta su muerte, en abril de 2009.

Antonio Pérez y su hijo Rubén rescataron su historia en el libro “Un guerrillero andaluz”, fruto de muchas horas de conversación con el Requeté, y con su esposa. Siguió militando en el PCE toda la vida.

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