Entrevista a Pablo Hasel: «Necesitamos un cambio de Estado en el que el poder no sea de una minoría de ricos explotadores»

Sus poemas denuncian las injusticias, la corrupción, así como la necesidad que tiene la clase obrera de tomar las calles para recuperar el poder que este sistema les ha robado.

Fotografía cedida por Pablo Hasel.

 Por Lyudmila

Entrevistamos a Pablo Rivadulla Duró, conocido como Pablo Hasel. Pablo es un poeta que pone música a sus poemas, de clara inclinación comunista. Sus poemas denuncian las injusticias, la corrupción, así como la necesidad que tiene la clase obrera de tomar las calles para recuperar el poder que este sistema les ha robado.

¿Por qué Hasel, en quién está inspirado?

De un cuento de literatura árabe que leí hace muchos años. Aparecía un guerrillero que ejecutaba a una monarquía y parte de su nombre era Hasel.

¿Cuándo empezaste a sentir esa necesidad de denunciar las injusticias en tus letras?

Desde que empecé a escribir rap plasmé lo que veía y hasta el más ciego percibe injusticias. Además escuchando música revolucionaria o leyendo poetas comprometidos, tenía claro que el arte puede servir para crear conciencia explicando lo que ocultan, señalando a los culpables y empujando a la lucha. A medida que me fui informando descubrí que la solución para ponerles fin era la lucha comunista y entonces mis canciones maduraron. 

¿Cuál es el verdadero mensaje que quieres lanzar con tus versos?

La necesidad de la organización revolucionaria para defender nuestros derechos y libertades, para avanzar hacia la revolución que derribe al capitalismo para conquistar una República Popular y el Socialismo.

¿Qué opinas de la lucha armada, es en ocasiones el único camino para
conquistar derechos?

No existe libertad para opinar al respecto sin el riesgo de ser encarcelados por ello si no la condenamos. A mi me han condenado por contar hechos objetivos como que es autodefensa ante la violencia opresora. Hay una terrible hipocresía al respecto: ¿Acaso el Estado renuncia al uso de las armas para imponer la dictadura de la oligarquía? Todo lo contrario, vemos como las utilizan hasta en manifestaciones pacíficas. Ni el más estúpido de ellos condenará a sus brazos armados policiales y militares, saben que son imprescindibles para su dominación.

¿De qué violencia nos hablan? Sus políticas son atentados diarios criminales, causan millones de víctimas inocentes y se lucran a costa de ello, pero quienes bombardean otros países para saquear sus recursos, destrozan la sanidad o asesinan trabajadores por falta de seguridad, nos dan lecciones de pacifismo. Con la complicidad de la «izquierda» domesticada que difunde el mismo discurso que perpetúa su violencia. Hay comunistas encarcelados por decir lo mismo que decían Marx, Engels, Lenin, etc. A mí también quieren encarcelarme por decirlo, para que luego nos digan que difundir el mensaje comunista es legal. 

Como también decían los clásicos comunistas, nos encantaría poder tomar el poder por las buenas, pero si reprimen brutalmente hasta protestas pacíficas, ¿qué no harán si ven peligrar su poder? Su legalidad, que incumplen cuando quieren, está atada y bien atada para que respetándola sean imposibles importantes reformas y no hablemos ya del Socialismo.

No somos nosotros quienes hacemos imposible la revolución pacífica, ellos nos lo recuerdan a diario con su represión y múltiples violencias. ¿Vamos a darles legitimidad para que nos puedan agredir negándonos derechos y libertades fundamentales impunemente? Ni el cura más idiota pondrá la otra mejilla si le dan una hostia, pues el revisionismo nos dice eso igual que los capitalistas. Pero qué «casualidad» que luego no condenan el exterminio de antifascistas en prisión por desatención médica como tanta violencia más del régimen. 

¿Acaso no es objetivo que es imposible derrotar a un enemigo armado yendo desarmado? Pues contarlo es ilegal, no fuera que como decía Lenin, alguien vaya más allá de la prédica abstracta de la paz (sin justicia no hay paz y es una guerra de clases) y se rebele contra el opresor.

Quienes realmente luchamos por la verdadera paz, sabemos que el pacifismo no puede conquistarla, así que no podemos permitir que los pacifistas hipócritas se otorguen el monopolio de la lucha por esta cuando facilitan que siempre nosotros suframos la violencia opresora sin respuesta. Es el Estado quien crea el terror contra la inmensa mayoría con el miedo al paro, a la explotación, a la represión, a los desahucios, a la miseria, al imperialismo, etc. Por tanto, ellos son los terroristas para la clase trabajadora.

¿Cuántas causas tienes abiertas, y de qué se te acusa?

Tengo dos condenas firmes por muchas canciones y tuits por enaltecimiento del «terrorismo», «injurias» a la corona e «injurias» a los cuerpos armados del Estado. Ambas suman poco más de 4 años de prisión. Tengo dos sentencias pendientes de recurso: una de 2 años y medio por un montaje policial en el que un colaborador de la policía de Lleida vino a agredirme y la otra de 6 meses y 20.000 euros de multa (que se traduce en bastante más prisión) acusado de agredir a un mal llamado periodista sin lesiones y que inició él los empujones y el robo de una tarjeta de cámara a una compañera. 

A parte tengo dos juicios penales pendientes: uno por acudir a una manifestación contra la represión al independentismo en el que también sin pruebas se me acusa de intento de asalto a la subdelegación del gobierno y otro por delito de odio contra el jugador nazi Zozulya por unos tuits.

¿Qué opinión te merece la «Justicia» española?

La llamada justicia tiene como objetivo perpetuar la injusticia. Utilizan los juicios como coartada para decir que tenemos derecho a la defensa, cuando en juicios-farsa políticos condenan igual aunque no tengan pruebas o demuestres que lo que dices es cierto. Otra violencia que no escandaliza a la «izquierda» domesticada que encima lo llama democracia situándose claramente en su bando. Cuando condenan a prisión hasta por contar lo que hacen la monarquía o los cuerpos represivos y que aparece incluso en prensa burguesa nada sospechosa de revolucionaria, eso tiene un nombre y se llama fascismo.

Ni las libertades políticas más fundamentales se respetan. La Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, son herencia del Tribunal del Orden Público de Franco, sólo le cambiaron el nombre. Los jueces y fiscales siguieron siendo los mismos, como se perpetuó la función el tribunal: reprimir al antifascismo. El fascismo se reformó para engañar mejor y porqué aniquilada la mayoría de la resistencia, no necesitaban el fascismo abierto de después del golpe fascista victorioso. Pero en esencia, el régimen sigue siendo el mismo, dirigido por los mismos sin ruptura con el anterior, no hemos recuperado todas las libertades que arrasaron con un genocidio, por eso nos hacen lo que nos hacen y hasta otros Estados capitalistas y por tanto represivos, llaman la atención al Estado español. Que el Tribunal Europeo haya condenado al Estado por no investigar numerosas torturas y luego a mí me quieran encarcelar por contarlo, lo dice todo. 

¿Qué mensaje piensas que quiere mandar el estado español a quien ose abrazar la rebelión?

Hay que tener muy claro que cuando reprimen a uno, lo hacen para asustar al resto y hemos de mostrarlo para romper con el maldito individualismo que nos machaca. El Estado quiere alejar del camino revolucionario con castigos ejemplares, pero como decía Manuel Pérez Martínez (Secretario General del PCE (r) condenado a cadena perpetua encubierta): ese terror se volverá en su contra. Todas las tiranías que han caído han reprimido y así muchas veces han acelerado su derrumbe. Como tantos otros, pago y pagaré un precio caro, pero no me cabe duda de que están adelantando su final, así que me quedo con eso.

Decía Huey P, líder de las Panteras Negras asesinado por el FBI, que «lo primero que debe aprender un revolucionario es que será condenado». Si uno hace daño al Estado, tarde o temprano acaba sufriendo la represión como es lógico. La propia fiscal dijo literalmente sobre mí: «Es peligroso porqué es conocido e incita a la movilización social». Que se planteen muchas organizaciones que nunca la sufren, si están dando donde duele.

¿Cómo ves el estado de salud de la lucha de la clase obrera, en este caso del comunismo en España?

Ligándolo con la respuesta anterior, creo que hay muchas organizaciones que se reivindican comunistas cuya práctica es socialdemócrata (o ni eso en el caso del PCE que está en el gobierno) o una disidencia totalmente controlada. Hay un gran apego a la legalidad que las vuelve inofensivas y que por tanto no eleva la conciencia de la clase obrera y los sectores populares creándoles la ilusión que desde el legalismo los cambios son posibles. Muchas caen en el folklore sin práctica revolucionaria alguna, siendo apéndices oportunistas del reformismo más light. Pero también veo colectivos y asambleas populares que defienden principios revolucionarios como la amnistía total, la legitimidad de todos los métodos de lucha, el boicot a la farsa electoral, la denuncia explícita del régimen para aislarlo, la necesidad de la toma del poder con una República Popular, etc.

Algunos de estos creen, como lo creo yo, que el partido que ha demostrado ser comunista con los hechos y por ello es ilegal, es el PCE (r). Por eso el Estado se ha encargado de asesinar a numerosos de sus mejores cuadros o de imponerles largas condenas con juicios-farsa. Si fuera otra organización inofensiva, los hubieran dejado en paz domesticando a las masas.

Dada la debilidad del Partido, existe una gran desorientación en el movimiento obrero aunque vuelvan a resurgir luchas obreras con una mayor combatividad y lo que siempre han defendido cuando era aún más difícil hacerlo, cada vez se concibe más. La influencia del revisionismo legalista, de los sindicatos domesticados y de Unidas Podemos, ha sido y es nefasta como puede comprobarse, pero poco a poco varios sectores van dándose cuenta de que con ellos, por conquistarse, no se conquistan ni reformas importantes. Las propias condiciones objetivas, favorecen el avance de las subjetivas y soy optimista al respecto, creo que viene un ciclo de importantes luchas tanto porque no queda otra opción para sobrevivir como por el buen trabajo revolucionario de cada vez más personas.

¿Crees que ha merecido la pena el alto precio que tienes que pagar por luchar contra un estado represor, merece tu sacrificio la clase obrera actual de este país?

No me cabe la menor duda. Muchísimas personas me escriben diciendo que empezaron a plantearse muchas cosas o a luchar organizadas a raíz de escucharme, leerme o conocer mi caso. Si hubieran sido unas pocas, merecería mucho la pena, así que siendo tantas aún más. Si me encarcelan para silenciar el mensaje, conseguirán el efecto contrario y yo podré estar jodido en una celda, pero no olvidaré la alegría de saber que cada día que pase preso, ellos también pagarán un precio. Creo que hay que hacer enaltecimiento del orgullo y la dignidad de luchar, porqué no todo es malo en este camino aunque la represión sea dura.

¿Quieres añadir algo más?

Que todos podemos aportar mucho a la lucha de una forma u otra si asumimos nuestra responsabilidad. Hay quien cree que mirando hacia otro lado se evitan problemas, pero no suele ser así, al final sin lucha por conquistar derechos o libertades, se acaba sufriendo la falta de estos. Que hemos de unirnos en torno a cuestiones imprescindibles como la lucha contra la represión pese a las diferencias, pues quien la legitima o es cómplice con su silencio, se posiciona con la opresión.

Está en nuestra mano vencer el derrotismo que el sistema nos inculca desde pequeños, vienen tiempos muy duros en todos los aspectos pero que son una gran oportunidad para la organización revolucionaria que no podemos dejar escapar. Si damos a conocer las fechorías del régimen por todos los medios posibles, cada vez perderá más apoyo popular y su crisis se agudizará. Eso lo saben muy bien y de ahí la inquina contra tantos y contra mí por ser un altavoz. Es el momento de hacer ver que un cambio no soluciona absolutamente nada, que necesitamos un cambio de Estado en el que el poder sea nuestro, y no de una minoría de ricos explotadores. ¡Vivan quienes luchan! Gracias por la entrevista.

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