Por Angelo Nero
Una de las cosas que me llamó la atención, cuando caminé por primera vez por las calles de Ereván, fue la cantidad de placas dedicadas a poetas, músicos, cineastas, novelistas, por toda la ciudad. ¿Es el armenio un pueblo orgulloso de su legado cultural, que sabe de la importancia de su legado cultural para su propia supervivencia?
Si la respuesta es sí, definitivamente, de tal modo que mi abuela nunca habló de lo que le había sucedido, pero en su cocina, en su danza, en sus silencios, estaba todo el ADN y toda la información, y eso es lo que se quedó grabado en mi corazón por siempre y es lo que me hizo despertar para poder narrar su historia, aun cuando ella ya había fallecido. Investigue en 2015, la historia de mi abuela, que había fallecido en 2004, y ni con mis padres, que han fallecido también, ni mis abuelos, hablaron prácticamente de lo que les había sucedido.
En Rojava, en Armenia, como también ahora mismo en muchas zonas del planeta, en Tigray, en Congo, el cuerpo de la mujer ha sido convertido en arma de guerra, ¿por qué la comunidad internacional no responde ante estos horribles crímenes y sigue permitiendo que continúen las atrocidades que cometen el Estado Islámico, las milicias amharas o Boko Haram?
Responde tibiamente, que es no responder. Y, la respuesta está en lo que te había dicho antes de ese juego entre las potencias. Nadie se le quiere enfrentar a Turquía, esa es la verdad. Turquía es la pata del elefante en Medio Oriente, todos sabemos que Estados Unidos tiene bases militares en Turquía, en Siria. Y entonces Biden ha reconocido el genocidio armenio, un gesto político muy importante, pero después uno de sus funcionarios más próximos viajó a Turquía a reunirse con Erdogan, en Ankara creo que fue bueno. Entonces por eso digo que la condena es tibia, porque de hecho ahora actualmente estaban tratando de tener relaciones diplomáticas o dialogar entre Erdogan y Pashinyan, que es el primer ministro armenio. Y esto también ha sido criticado por algún sector armenio.
Pero bueno, si hablamos de la comunidad internacional y las grandes potencias, en porqué no condenan los crímenes de lesa humanidad, y la verdad que acá hay un negocio de armamento, que es el negocio que mueve el mundo. Acá la religión no tiene nada que ver, la religión es una excusa. Todos sabemos quiénes son los países que fabrican armamento y que hacen negocio, y esto últimamente, además, con el desarrollo tecnológico, porque ahora en las guerras las ganas a quien tiene el mayor armamento tecnológico, los drones, que son los aviones no tripulados, son los que han permitido ganar la guerra a Azerbaiyán, es la tecnología que están que están desarrollando desde hace algunos años y la que siguen desarrollando para poder atacar.
Israel fabrica los drones que les vende a Azerbaiyán y Turquía. Rusia también fabrica armas, pero Israel, el pueblo judío que ha sufrido un Holocausto, el Estado de Israel no condena el genocidio armenio, se está trabajando para que lo pueda condenar públicamente, por eso digo que es muy intrincado, muy delicado, y también siempre hay que distinguir entre lo que es la voz del pueblo y la voz del estado, pero es importante que los estados se pronuncien. Turquía no reconoce el genocidio armenio. Israel mismo no lo reconoció entonces, y fabrica las armas que le vende a Turquía y Azerbaiyán, fabrica los drones que le vendió a Azerbaiyán y los han probado en la frontera de Artsakh desde 2015. Y bueno, el 2016 hubo 4 días de guerra. Y el año pasado, los 45 días de guerra y se están volviendo más, así que allí está todo dicho.
La realidad de Rojava se nos antoja demasiado compleja para plasmarla en una novela: la proclamación del califato por el Estado Islámico, la invasión turca de Afrín, la retirada de las tropas de EEUU y las alianzas con el régimen sirio… ¿Cómo abordaste este complicado tablero para darle veracidad a tu historia, pensando en que iba cambiando mientras la escribías?
La verdad que a mí me apasiona la investigación, 30 años hace que soy periodista, desde el año 91, trabajé 20 en Clarín y antes 7 años más en la editorial Atlántida, cuando comencé. Ahora llevo 3 en forma independiente y la verdad que sí, el tablero constante que se mueve y leyendo los medios, los portales, ahora el mundo está globalizado y hoy con la computadora llegas a cualquier lugar, y también viajando por las redes sociales, metiéndome en las cuentas de tanto como kurdos, armenios, en Rojava y en cualquier lugar del Kurdistán.
Yo iba viendo los cambios en vivo y en directo. Mismo la avanzada de Erdogan sobre sobre el norte de Siria y sobre Irak, que se re intensificó desde 2019 y hoy está están todo el tiempo denunciando los medios kurdos, sobre todo, de esta limpieza étnica y el año pasado nosotros los armenios lo estuvimos visibilizando con la limpieza étnica que continúa Erdogan, apoyando a Azerbaiyán, lo han declarado públicamente. Han dicho públicamente que la guerra no terminó. Lo habían dicho en el 2018. Aliyev había dicho en 2018 que la guerra contra los armenios no había terminado y de hecho en 2020 abrieron fuego contra Armenia. Yo escribí una columna en Clarín en 2018, contando eso que eran declaraciones públicas de Aliyev y al día siguiente estaba el embajador de Azerbaiyán, se presentó en el diario Clarín, donde yo escribía, a hablar con el director del diario. Y así los azeríes propagan sus mentiras en los medios de comunicación y como la mayoría no conoce la realidad muy intrincada de Medio Oriente, como decís, hay muchos periodistas que no repreguntan, simplemente dan el espacio del derecho a réplica, que por supuesto lo tienen, pero no repreguntan y bueno, la verdad es que toda su retórica de agresión y la armeniofobia habla por sí solo de sus mentiras. Pero los documentos están y sólo hay que buscarlos porque la historia está muy, muy clara. Arsakh siempre fue Armenia.
¿Nacen tus novelas de la necesidad de visibilizar conflictos, como el de Artsakh o el de Rojava, o genocidios, como el armenio o el yazidí, que non han tenido la suficiente cobertura mediática o la investigación histórica necesaria para que el mundo sea consciente de ellos?
Sí, por supuesto. Mi gran motivo es visibilizar justamente, los conflictos como el de Rojava, los genocidios como el yazidí, que no han tenido la suficiente cobertura mediática, para que el mundo sea consciente de ello. Y la novela es un medio ideal. La ficción es un medio ideal para visibilizar. Creo que queda respondida antes también.

Pese a los esfuerzos de la comunidad armenia, la reciente agresión azerí ha sido silenciada en los medios españoles, Afrín, Shengal, y otros lugares donde los turcos siguen cometiendo atrocidades, siguen en la zona de sombra informativa. ¿En Argentina tienen eco estas guerras olvidadas, o hasta allí también llega el silencio impuesto, a menudo mediante chantajes económicos, por Turquía?
Sí, acá también existe el lobby turco azerí, sobornos, invitan a gente del Congreso, invitan a los medios de comunicación, a gente de la cultura, a viajes lujosos de Azerbaiyán, a Turquía. De hecho, el logo de Turkish Airlines que la aerolínea Turca es el logo de uno de los clubes de fútbol más importantes de Argentina que River Plate. Aquí hay 2 clubes de fútbol muy importante en Boca Juniors y River Plate, y los jugadores de River están jugando con la camiseta de Turkish Airlines. Eso es una herida muy, muy grande, una provocación muy, muy grande para el pueblo armenio, el pueblo armenio se ha manifestado con esto, algo ha dejado en un lugar muy incómodo a los dirigentes del club de River Plate. Entiendo que este contrato se termina el año que viene, pero también debo decirte que el lobby turco azerí llega el 24 de abril de 2015, día en que se cumplían 100 años del genocidio armenio que 24 abril. Como sabes conmemoró en todo el mundo el genocidio armenio. Aquí en la televisión de Argentina se estrenó la telenovela turca, y todo eso es el lobby turco azerí, y el operativo chantaje, y el operativo de silenciar. El lobby existe, el intento de silenciar y las mentiras también. Yo misma, declaraciones que he hecho en radios atrás sale el cónsul pidiendo derecho a réplica y nadie lo interrumpe.
En cuanto al eco de estas guerras olvidadas, bueno, algunos medios, la verdad, que a mí me han hecho nota de los medios de comunicación más importantes, que son los más leídos aquí en Argentina, de Clarín, de Infobae. Infobae es el más leído online, Clarín en papel, uno de los más leídos. Y a mí me han hecho nota, así que la verdad que algo se empiezan a visibilizar en los medios de comunicación. Los lectores, ni hablar, todos me escriben de todas partes y me dicen, no puedo creer que esto esté sucediendo y que no estemos enterados. Y a partir de lo que leen justamente van a investigar.
A partir de la publicación de “Rojava” has recibido mensajes de todo el mundo, interesándose por una publicación que todavía no tiene distribución, creo, en Europa. Incluso has podido hablar con combatientes que están sobre el terreno. ¿Te esperabas la repercusión que ha tenido en las redes la novela?
No, la verdad que no me lo esperaba, me sorprende, me dicen gracias, me escriben, me han escrito de todas las partes del mundo, en todos los idiomas y me dicen gracias, gracias por visibilizar nuestra causa y nuestra lucha. La verdad es que me conmueve muchísimo. No, no, no me lo esperaba. Yo intento responder todos los mensajes porque entiendo la responsabilidad que tengo, lo que me que conlleva haber escrito una obra como “Rojava”, y asumo esa responsabilidad y contestar cada mensaje también es visibilizar y es continuar la lucha.
Hay un vínculo evidente, a través de Alma, entre tus dos últimas novelas, pero ¿se pueden leer por separado, o es conveniente leer “Alma Armenia”, para entender algunas claves de “Rojava”?
Sí, se pueden leer por separado, si bien “Rojava” es un desprendimiento de “Alma Armenia” pero son totalmente diferentes, se pueden leer en el orden que quieran, primero “Alma Armenia” y después “Rojava”, o al revés. Incluso muchos lectores han empezado por “Rojava”, después han ido a leer “Alma Armenia” y después leen la historia de mi abuela, que es de donde partió todo, que es una no ficción pero escrita como una novela. Así que mis 3 novelas se pueden leer en forma independiente.
Conocer la historia de tu abuela, los has dicho en otras entrevistas, te cambió la vida, y esa historia te empujó a escribir tu primer libro. ¿Fue a través de tu abuela que fuiste consciente de las dimensiones y del alcance del genocidio armenio?
Fue a través de mi abuela, pero lo increíble es que yo tomé conciencia de esto cuando mi abuela se había fallecido, mucho tiempo después, yo tomé conciencia de esto, de grande, empezó mi viaje hacia mis raíces, mi propio viaje interior en 2015, justamente cuando se cumplían 100 años del genocidio.
En la reedición de este libro también narras, en su prólogo, el vieja a tus raíces, a esa tierra armenia que incluso, a los que la pisamos sin tener nuestros orígenes allí, te atrapa con su cultura y con la amabilidad de su gente. ¿Cómo fue ese viaje primero, que me imagino que tendría mucho de viaje interior?
Yo llegué a Armenia, la primera vez en 2016, cuando mi novela “Nomeolvides Armenuhi” estaba en impresión, está contado en el prólogo de la nueva edición, y realmente fue terrible, fue muy profundo ir a Armenia. Me acuerdo de las 25 horas de vuelo, desde aquí. Armenia siempre había sido un lugar remoto, lejano, a donde yo había querido ir, y bueno por circunstancias de la vida no me había sido fácil llegar cuando yo era chica, en plena época soviética, después, cuando fui más joven y logré algo de independencia, eso también está contado en el prólogo, viajé otros lugares. No me hacía las preguntas, y sobre todo no creía posible poder, y bueno, en 2015, cuando empecé a investigar quise ir. No pude, y en 2016, cuando mi novela ya estaba en impresión me invitaron a cubrir la visita del Papa Francisco, el Centro Armenio, y ahí viajé y ahí pude encontrarme con mi familia en Armenia, con la familia de mi abuela. La familia de mi abuela, que mi abuela no conoció, porque tuvo que emigrar sola a Argentina, y entonces ahí empecé a cerrar un círculo, y abrir tantos otros, y selle mi compromiso con Armenia para siempre para seguir luchando por visibilizar la causa Armenia, y bueno siento que pertenezco tanto aquí como allá, me sentí en casa en Armenia. No paraba de llorar cuando llegaba ese avión a Ereván en 2016, y lo recuerdo ahora y me emociono también. Me pasó lo mismo cuando volví en 2018, volví con mi tía Alicia, la hija de Armenuhi. Alicia había viajado hacía 20 años a Armenia, y había ido incluso a Turquía, a Aintab, y bueno Alicia con 80 y pico de años, imagínate lo que fue hacer ese viaje con mi tía. Que no sé si ella va a poder volver a ir, o sea que fue realmente muy simbólico, y nos encontramos de nuevo, con mi familia y con mi tía. Fue hermoso y quedará grabado en mi memoria para siempre y sobre todo es para siempre la lucha y el compromiso.
La música, el paisaje, la gastronomía, la poesía, todos estos elementos tienen presencia, de un modo más notable en unos que en otros, en las novelas que he leído relacionadas con Armenia. ¿En las tuyas, en que media afloran todos estos componentes de la geografía y de la cultura armenia?
Bueno, están muy, muy presentes. La gastronomía y la cultura es un hilo conductor, fíjate que Vartan Sirekanyan, el personaje de “Rojava”, es violinista, creo que la cultura armenia, la música, y aquí hablo también del pueblo kurdo, por la cultura y los poetas, había una pregunta sobre los poetas y ahora vuelvo hacia ella, viaja toda la información emocional, lo que no procesa la razón y viaja en las emociones, en los sentimientos. Y, me parece que eso es una gran arma. El arte es un arma, la novela es un arma, yo siempre digo mi teclado es mi fusil. El poema de William Saroyan, búscalo, me imagino que debes conocer, habla justamente y dice: “Podrán quemar nuestras casas, puedan silenciarnos, podrán quemar nuestras iglesias, podrán echarnos de nuestra tierra, pero vean, si en cualquier lugar del mundo, cuando se vuelven a juntar dos armenios, y entonan su canto y vuelven a preparar sus comidas, vean si no vuelve a nacer otra Armenia”. Y la verdad que es exactamente así, así que fíjate hasta qué la cultura es el alma mater, es la raíz, es la semilla, es la simiente y por eso el poema de William Saroyan está en una de las páginas de “Rojava”.

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