El “socialismo campesino” de Aleksandr Herzen

Herzen planteó que Rusia era el país donde se podía dar una revolución desde una formulación del socialismo basada en el protagonismo del campesinado. 

Por Eduardo Montagut

Aleksandr Herzen (1812-1870) es un personaje clave en la historia del pensamiento por su aportación en lo que podemos denominar “socialismo campesino” desde Rusia, además de por su lucha por la democracia, contra la servidumbre y la autocracia en su país.

Herzen nació en Moscú, hijo ilegítimo de un noble y una joven alemana. Estudió en dicha ciudad, y en 1834 fue detenido y juzgado por entonar unos cánticos críticos con el zar Nicolás I. Eso le valió un destierro en el noreste de Rusia, hasta que consiguió autorización para trasladarse a Vladimir donde fue nombrado editor de la gaceta oficial de la ciudad. En el año 1840 pudo regresar a Moscú, aunque muy pronto fue obligado a establecer su residencia en Nóvgorod por un enfrentamiento con un policía. En 1846 murió su padre y pudo heredar sus posesiones. En 1847 se fue de Rusia, y no regresó nunca más a su país. Estuvo en la Francia revolucionaria de 1848, pero también en Suiza, Italia, Inglaterra, para terminar sus días en París.

Herzen planteó que Rusia era el país donde se podía dar una revolución desde una formulación del socialismo basada en el protagonismo del campesinado. La comunidad campesina podía pasar del régimen de servidumbre a uno socialista sin tener que pasar por una fase capitalista. Cuando Herzen pensaba y escribía aún no había proletariado en Rusia, o todavía se encontraba en un estado muy embrionario, por lo que el campesino se convirtió en su pensamiento en el protagonista del proceso revolucionario. Es evidente que su teoría no es socialismo científico, aunque fue muy crítico con el capitalismo, y llegó a contunden con las obras de Say y Malthus.

Además, se sintió desilusionado con la marcha de las revoluciones de 1848, que conoció, y que se puede comprobar en sus ensayos que llevan por título Desde la otra orilla. Herzen se hizo eco de las contradicciones que vio en la Francia revolucionaria de ese momento porque no se había cambiado radicalmente; la libertad invocada y establecida con la Revolución se había quedado para disfrute de una minoría, no había llegado a los obreros.

Las ideas de Herzen influyeron de forma evidente en el populismo ruso por su defensa de campesino, y de su comunidad, el mir, en la lucha revolucionaria. El populismo insistió mucho no sólo en que el campesino debía ser protagonista del proceso revolucionario porque era la mayoría de la población rusa sino también porque había desarrollado un espíritu comunitario, precisamente, en el mir.

Por otro lado, hay que destacar que el filósofo Isaiah Berlin le dedicó un ensayo en su obra Pensadores rusos.

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