A pesar de contar con una amplia mayoría en el parlamento, la coalición de gobierno, dada su diversidad ideológica, tiene un desafío notable para emprender reformas de envergadura.
Por Angelo Nero | 24/11/2024
Gintautas Paluckas, de 45 años, es desde este pasado jueves, 21 de noviembre, el nuevo primer ministro de Lituania, al frente de un gobierno de coalición de centro izquierda, tras lograr la aprobación del parlamento, con 88 votos a favor, 36 en contra y 6 abstenciones, que estará formado por su formación política, el Partido Socialdemócrata Lituano (LSDP) -52 escaños en el Seimas-, la centroizquierdista Unión Demócratas por Lituania (DSVL) -14 diputados-, bajo el liderazgo del ex primer ministro Saulius Skvernelis, y el nacionalista Amanecer de Nemunas (NA), -cuyo líder Remigijus Zemaitatis ha sido acusado de antisemita- que con 20 escaños se ha convertido en las últimas elecciones en la tercera fuerza del país. A pesar de contar con una amplia mayoría en el parlamento, la coalición de gobierno, dada su diversidad ideológica, tiene un desafío notable para emprender reformas de envergadura. La coalición de derechas de Ingrida Šimonytė, en el gobierno desde 2020, ha sido penalizada en las urnas, principalmente por la alta inflación, la segunda más alta de la zona euro, que ha golpeado a las clases más populares.
Aunque en las pasadas elecciones la líder socialdemócrata Vilija Blinkevičiūtė era la que se postulaba para encabezar el gobierno lituano, decidió no presentarse al puesto de primera ministra, derivado por su edad, 64 años, y por problemas de salud, y apoyar la candidatura de su compañero de partido Gintautas Paluckas, cuya designación no está exenta de polémica, ya que tiene antecedentes penales por corrupción en la licitación pública cuando era vicealcalde de la capital, Vilna. Paluckas fue también presidente del Partido Socialdemócrata Lituano, entre 2017 y 2021.
Lituania, cuyas fronteras comparte con Rusia y Bielorrusia, que se unió a la OTAN en 2004, es uno de los que más han sentido el impacto de la guerra de Ucrania, tras las sanciones impuestas a su vecino ruso, que han terminado por hacer mella en su propia economía. El anterior gabinete conservador de Ingrida Šimonytė duplicó el presupuesto en defensa, para lo que tuvo que hacer una fuerte subida de impuestos, y liberalizó el sector energético, lo que provocó un incremento en la factura de la luz. La galopante inflación y la creciente desigualdad social serán también temas clave con los que tendrá que lidiar el nuevo ejecutivo.
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