El significado y el contexto de la marcha minera de 1992

Su grito, “aquí están, estos son, los que pican el carbón”, refleja algo más que mineros. Ahí estaban representados los que reparten el pescado, las que lo venden. Las que friegan patios y escaleras. Los que madrugan en un bloque de pisos, frente a los que se acuestan tarde en Marbella.

Por Alejandro Martínez

20 de abril de 1992. “Queda inaugurada la exposición universal de Sevilla”. Palabras solemnes seguidas del himno español. Desde la Isla de la Cartuja, Sevilla, Josep María Balcells, presentador del telediario de TVE, narra las glorias de esa construcción nacional-optimista, que diría Eduardo Maura. Salvas de honor, suelta de globos y palomas. Volteo de todas las campanas de la ciudad y fuegos artificiales. Inauguración del mayor parking de coches del mundo y la alfombra más grande tejida hasta entonces.

El verano no iba a ser menos. Samarans, un antiguo falangista, reconvertido a presidente del COI, había anunciado que Barcelona acogería las Olimpiadas. Y así fue. Felipe de Borbón, el abanderado, se pondría al frente de la delegación española, Barcelona, plenamente integrada en España, sería su emblema más cosmopolita. España se abre al mundo. Apoteosis y optimismo.

1992 parecía destinado a ser el año de nuestras vidas a juzgar por los cánticos optimistas del gobierno de Felipe González. Habían pasado 14 años desde la promulgación de la constitución. Era la culminación de la transición. La puesta de largo ante el mundo. Olimpiadas y Exposición universal. Rumba catalana y flamenco andaluz. Por si fuera poco, el Barça conquista Wembley.

La modernidad socialista se puede situar en una imagen de estos eventos de 1992. Sin embargo, vayamos un poco más allá en este relato épico. Volvamos un poco para atrás, pero no mucho.

4 de febrero de ese mismo año. Los secretarios comarcales de CCOO, UGT, USO y la Asociación de Vigilantes, más un miembro por central, se encierran en el Pozo Calderón (Villager de Laciana, León). Comienza la convocatoria de 24 días de huelga en la Minero Siderúrgica de Ponferrada. El 7 de febrero un corte en la autopista AP-66 (León-Asturias), a la altura Los Barrios de Luna, termina con una brutal represión y graves destrozos en los vehículos de los mineros por parte de las fuerzas de seguridad. En los días siguientes manifestaciones, multas, cortes y detenciones.

Es la diferencia entre el envoltorio y la España real. Entre lo cosmético de la superficie y la oscura realidad del subsuelo. Entre lo que somos y lo que nos han contado. Olimpiadas y Marcha minera. Laciana y Barcelona. Pedralbes y Colominas. Bandera y pancarta. Ilusión y realidad. Evasión y trabajo.

Los relatos de aquel 92 son los de la lucha entre dos ejércitos, el de la clase obrera representada por los mineros de Laciana y los de la clase media aspiracional, deportistas, empresarios de éxito o famosos, la beautiful people. Modernidad frente a postmodernidad. Producción frente a especulación. Creación de riqueza frente a pelotazo. Organización y solidaridad frente a libros de autoayuda.

En 1991 se celebraba en Madrid la conferencia de Paz palestino-isralí. España es la capital de la paz, mientras lleva años en una guerra frente a su clase obrera. ¿El resultado? Su industria y soberanía se verían comprometidas a medio plazo.

1992, Expo y JJOO. Imágenes de una España moderna y cosmopolita reflejada en una blanca sonrisa y futuros prometedores que, sin embargo, se alejan de esa otra España, la de la cara negra. Laciana, sin ir más lejos, ya era compospolita, pero menos cool. En el valle no había socialités filipinas, ni jeques árabes, tampoco actores de Hollywood o top models de los más variados puntos del planeta. Si había trabajadores caboverdianos, checos, polacos, portugueses, o paquistaníes. Menos glamurosos, pero más honrados.

El 8 de marzo más de 400 mineros de MSP salen hacia Madrid. La pacífica marcha incluso tuvo su repercusión en un baby boom postbélico (en este caso, posthuelguístico). Villablino es por entonces la población más joven de León, una provincia que envejece y ve reducido el número de hijos por pareja.

Su grito, “aquí están, estos son, los que pican el carbón”, refleja algo más que mineros. Ahí estaban representados los que reparten el pescado, las que lo venden. Las que friegan patios y escaleras. Los que madrugan en un bloque de pisos, frente a los que se acuestan tarde en Marbella.

Laciana se salva luchando. Un lema que encierra un tratado. El problema de la clase trabajadora no solo es de los trabajadores, implica al pueblo. Al del bar que vive de sus cafés o a la de la tienda que vive de sus compras. Salvarnos en grupo, no individualmente. Sindicalismo frente a emprendimiento. Todos frente a unos pocos. La clase frente al individuo. El progreso frente a la reacción.

En el relato oficial 1992 fue el año de la Expo y los Juegos, del AVE y la autovía Madrid-Sevilla, del nacimiento del IBEX 35 y de la firma del Tratado de Maastricht, del Xacobeo y del quinto centenario del descubrimiento de América. Pero hubo otra España tras el relato oficial.

El 92 es el año que comienza con las navidades negras de HUNOSA. En febrero los trabajadores de los astilleros de Bazán queman la sede del parlamento regional frente a la reconversión salvaje. Ese mismo mes comienza la huelga en Laciana y el encierro en Calderón. El 5 de marzo huelga general El Bierzo y Laciana, el 8 marcha a Madrid. El 28 de mayo Huelga General en toda España contra la reforma del subsidio de desempleo. En octubre los trabajadores de los Altos Hornos de Vizcaya protagonizan la marcha del Hierro. Y podríamos seguir…

La cultura popular se va desarrollando como un proceso que refleja lo que somos por afirmación o reconocimiento o por exclusión de lo que no somos. Esto es lo que somos, lo otro, lo que nos han contado. Ya lo cantaba Reincidentes:

“Menos mal que vino el papa
A quitarnos la resaca
La resaca, la resaca del 92
En el nombre de dios.”

La resaca del 92 llegó hasta finales del 94 cuando España todavía sufría un 24% de paro. Debajo de la España de Cobi, Curro y Pelegrín estaba la de María, Paulina y Calderón.

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