El movimiento obrero socialista español contra el fascismo en 1922

Como consecuencia de la campaña de agresión del fascismo, que según la UGT había sido sufragada por el capitalismo y la reacción, habían sido aniquilados por el momento los cuadros de la organización obrera italiana.

Por Eduardo Montagut

En el XV Congreso (1922) la Unión General de Trabajadores adoptó un acuerdo por unanimidad contra el fascismo italiano, justo después de la Marcha sobre Roma y la toma del poder por parte de Mussolini.

El texto era un ejercicio de solidaridad para con los trabajadores italianos, considerados como hermanos que, como los españoles, sentían la injusticia del régimen capitalista y anhelaban liberarse asociándose internacionalmente al proletariado militante. Para ello contaban con la Confederazione Generale del Lavoro, que estaba sufriendo desde hacía meses violencias y brutalidades por parte del fascismo, considerado por los sindicalistas españoles como un “producto híbrido de un conglomerado de egoísmos y ambiciones, brutalidades y violencias”, que había culminado con el golpe de estado que había llevado al poder a Mussolini. Como sabemos, la Confederazione sobrevivió durante la larga etapa fascista en la clandestinidad, hasta que se reconstituyó en el Pacto de Roma de junio de 1944, formando la CGIL.

Habían sido asesinados, heridos y maltratados centenares de “camaradas italianos”, tanto antes contando con la pasividad y el apoyo de las autoridades civiles y militares del Gobierno Facta, como después con Mussolini. Y padecían esa violencia por el hecho de dedicarse a la organización obrera, cumpliendo sus obligaciones en los cargos que desempeñaban. Pero, además, había desterrados y se habían destruido, saqueados e incendiados más de cuatrocientos locales de la organización obrera, es decir, Casas del Pueblo, Cámaras de Trabajo, Cooperativas, Imprentas, Redacciones, Librerías, etc.., por un valor de cien millones de liras. Como consecuencia de la campaña de agresión del fascismo, que según la UGT había sido sufragada por el capitalismo y la reacción, habían sido aniquilados por el momento los cuadros de la organización obrera italiana.

Ante esa situación, el XV Congreso de la UGT quería hacer constar su más enérgica protesta y condenaba lo que suponía un tremendo atropello a los más elementales principios de Humanidad y una intolerable coacción al derecho de libre asociación que, en Italia, como en todo país civilizado, constituía una necesidad inalienable para la vida ciudadana.

Y el comunicado terminaba expresando la solidaridad de los ugetistas españoles con los camaradas italianos, ofreciéndose para salvar los trágicos momentos por los que se atravesaba con el fin de que la Confederazione volviera a conquistar su “esplendoroso pasado y su legítimo prestigio entre los trabajadores italianos”.

Hemos trabajado con el número 4361 de El Socialista, de 1 de febrero de 1923.

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