Goool: Un grito que no silenciaron los obuses ni las balas

En octubre de 1936 se constituyó en Madrid un Batallón Deportivo con voluntarios de distintas disciplinas. La creación del Batallón se dio a mediados de septiembre de 1936 y tomó las instalaciones del Madrid FC para su entrenamiento militar.

Por Gabriela Cladera

Imposible en estos días no escuchar hablar de fútbol. En la TV, en la prensa, en las redes, en las conversaciones con amigos que se habían juramentado boicotear, y con buenos motivos, el Mundial de Qatar. «Business are business», y este deporte consagrado en el siglo XX, sigue moviendo cifras fabulosas y fascinando a su público.

En la década del 30 ya era un deporte redituable, que ganaba progresivamente aficionados. Sin embargo sus jugadores no se hacían millonarios de la noche a la mañana. Vaya de ejemplo el logroñes Patricio Escobal, ex jugador del Madrid. Detenido por los sublevados, no pudieron incautarle bienes, ya que no poseía ninguno. [1]

Quiero iniciar con la historia de dos hombres que amaban el fútbol, uno ya veterano y retirado, el otro un muchacho que soñaba llegar …

El jugador que murió en un campo de fútbol

Juanito Caballero como jugador había estado en la frontera del amateurismo y el fútbol profesional. Cuando se jugaba aún por la pasión y la camiseta. Madrileño, lució su habilidad con el balompié en el Racing Club en Chamberí, club que ya había desaparecido en 1936.[2] Allí conquistó el cariño de la afición madrileña, que en los primeros meses del 36 organizó para él una colecta y un partido homenaje.

Juanito soñaba con que hubiera campos de fútbol en cada pueblo, en cada barrio, ya que para él era un deporte que ayudaba a la formación personal de niños y jóvenes.

Estallada la guerra dejó su trabajo de oficinista y se sumó a las milicias. En 1937 el Teniente Caballero en una avanzadilla en las proximidades de Madrid, cayó bajo una certera bala enemiga mientras atravesaba… un campo de fútbol.

La promesa del chaval de Hospitalet

Julià Andreu era el más destacado jugador del Martinec. De origen humilde, soñaba con llegar… Pero en 1936 lo que llegó fue la guerra.

Julià no esperó que lo llamaran a filas, y marchó entre los primeros, voluntario. Su columna puso rumbo a Madrid y en septiembre a Toledo. Andreu había hecho el servicio militar en artillería, y como artillero combatió en la Sacco y Vanzetti.

Allí sin fecha, sin lugar preciso y sin tumba, quedó para siempre «la promesa» del Martinec…

Introducción del fútbol en España

El «football» nació formalmente en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XIX y en pocas décadas se transformó en el deporte que signó al siglo XX.

«El fútbol era un producto de exportación, cómo los textiles de Manchester, los ferrocarriles y la doctrina de libre comercio»

Galeano, «El fútbol a sol y sombra»

Con una madre tan poderosa, no es extraña su rápida difusión en Europa y en los otros continentes donde el imperio británico tenía colonias o intereses económicos. Algunos maldicientes quizás acertados sostienen que su expansión estuvo propiciada porque se advirtió la atracción que ejercía en los sectores populares, en momentos que conquistados algunos derechos elementales de los trabajadores, (descanso dominical, 8 horas), interesaba al poder controlar el tiempo de ocio de las mayorías.

«Para la derecha el fútbol era la prueba que los pobres pensaban con los pies, y para la izquierda, el fútbol tenía la culpa de que el pueblo no pensara.»

En España también llegó con trabajadores británicos, hacia finales del siglo XIX. Fueron los ingleses de la mina de Río Tinto, en Huelva los que disputaron los primeros partidos hacia 1870. Allí surgió en 1878 el primer club español: el Río Tinto Foot-Ball Club.

Para 1936 el fútbol ya era parte de la cultura de masas, sólo rivalizaba en el espacio que le otorgaba la prensa y en popularidad con las corridas de toros. Ese año, era el séptimo torneo de la Liga oficial y terminó el 19 de abril con el triunfo del Athletic de Bilbao.

El fútbol durante la guerra en la zona republicana

Si el fútbol es otra metáfora de la guerra, sus «soldados» no podían permanecer al margen.

En Julio de 1936 el golpe que fracasó en las principales enardecido a los antifascistas que ya a través de los gremios o de los partidos políticos se organizaron en milicias populares para combatir la sublevación. Los deportistas en general dijeron presente.

En octubre de 1936 se constituyó en Madrid un Batallón Deportivo con voluntarios de distintas disciplinas. La creación del Batallón se dio a mediados de septiembre de 1936 y tomó las instalaciones del Madrid FC para su entrenamiento militar.

La primera compañía llevó el nombre de Suñol, el dirigente del FCB caído en agosto en la Sierra de Madrid. A la segunda compañía se la llamó Valencia y a la tercera Alcántara, en recuerdo al primer caído del Batallón: Julián Alcántara, jugador del Deportivo Nacional.

Contra quienes pueden opinar que sólo fue una acción de propaganda, los milicianos del Batallón Deportivo tuvieron un papel importante en Navalcarnero y en el frente de Usera. Según los datos de la Comandancia de Milicias, el Batallón a finales de 1936 había perdido 23 hombres y tenía 7 desaparecidos.

En otras regiones, muchos futbolistas se unieron a las milicias de acuerdo a sus ideas políticas.

Pedro Areso y los hermanos Regueiro, milicianos en el 36, se unieron a la Selección Vasca en 1937.

El fútbol, al igual que otras actividades ligadas al entretenimiento( como el cine o el teatro) lejos de lo que podría imaginarse en un contexto bélico, continuó.

¿Los motivos?

Por un lado, el gobierno quería sostener en la retaguardia una sensación de » normalidad» que hiciera la vida más llevadera. Por otra parte pesó el interés de los clubes, que en agosto del 36 ya expresaron su voluntad de proseguir con las actividades deportivas.

Ante la imposibilidad de jugar la Liga en un país fragmentado, se organizaron torneos regionales. Catalanes y valencianos con la Liga Mediterránea disputaron en el período 1936/7 la Copa de la España libre. El devenir de la guerra, con la toma de Vinaroz por las tropas franquistas impidió que volviera a jugarse al año siguiente.

Los equipos madrileños por su parte, organizaron un torneo propio con la Copa Presidente. A los partidos de las improvisadas ligas regionales, hay que añadir los numerosos encuentros jugados a beneficio de la causa republicana.

La selección vasca

Mucho se ha escrito sobre ella. Formada a instancias del Lehendekari Aguirre en 1937, le cupo un papel importante tanto en la recaudación de fondos, como en la cosecha de adhesiones a la causa republicana. El combinado contaba con figuras del último campeón, el Athletic de Bilbao y también grandes jugadores del Madrid (por entonces, no Real sino Madrid FC): Gregorio Blasco, Serafín Ahedo, Pedro y Luis Regueiro, Isidro Lángara, Ángel Zubieta, Emilio Alonso, Ignacio Aguirrezabala, Rafael Egusquiza, entre otros.

Comenzaron con una exitosa gira en Europa, recorriendo Francia, Polonia, Dinamarca, Checoslovaquia, Dinamarca y Noruega. En la Unión Soviética supieron de la caída de Bilbao. Entonces la selección puso rumbo al continente americano, donde muchos jugadores se incorporaron y brillaron en equipos locales.

Fútbol, frente y retaguardia

En los primeros meses, en los » frentes tranquilos» se propiciaron partidos amistosos en los momentos de descanso. Conforme la guerra se prolongaba y recrudecía, las menciones en la prensa sobre partidos jugados por las tropas fueron desapareciendo.

También en la retaguardia la contienda terminó afectando a las actividades deportivas que fueron decreciendo. Ya no había » normalidad» que defender en ciudades bombardeadas y asediadas por la escasez.

Tanto los protagonistas como la mayoría de los socios y aficionados del fútbol (y de otras disciplinas deportivas) eran hombres jóvenes que se iban sumando al ejército. Por ejemplo el FC Barcelona, que tenía en los inicios de la contienda, 7.719 socios pasó a 3.000 en 1939.

En la zona sublevada también se organizaron encuentros, sobre todo cuando el avance fascista alcanzó ciudades en donde el fútbol era importante.

La traidora neutralidad extranjera también se evidenció en el deporte cuando la FIFA autorizó un partido entre escuadras » nacionales» en diciembre de 1937: Portugal vs la España de Franco.

La prensa republicana da cuenta con ironía de la derrota del equipo de Franco.

En conclusión, el balón siguió rodando durante el transcurso de la Guerra… ralentizado por la tragedia que desangraba al pueblo.

En el primer año hubo la intención desde el gobierno de sostener las actividades deportivas. Cuando por imperativo de la guerra es necesario el llamado de nuevas quintas para nutrir al Ejército Popular hay un viraje: se convoca a los jóvenes a dejar el bar, el fútbol, la vida cómoda y comprometerse con la prioridad: combatir al fascismo que se advierte en las referencias a la guerra que aparecen en los medios.

Aún así, nunca se detuvo el balón…

Notas:

[1] Patricio Escobal logró evadirse y se exilió en Estados Unidos donde publicó un libro sobre la represión franquista: «Sacas»

Bibliografía

_POLO DEL BARRIO, J., El fútbol en Madrid. De actividad lúdica a espectáculo de masas (1898-1945), Madrid, U C, 1993

_FERNÁNDEZ SANTANDER, C. (1990), El futbol durante la Guerra Civil y el Franquismo,Madrid, Ed. San Martín.

_Hemeroteca digital BNE

Crónica, Ahora, Mundo Deportivo y Mundo Gráfico

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