Dos noches de máxima audiencia para la extrema derecha

en el programa La noche en 24 horas, conducido por Xavier Fortes, asistíamos a una nueva operación de blanqueo y de normalización de la extrema derecha.

Por Ricard Jiménez y Angelo Nero

Cualquier pueblo que no es capaz de leer y reconocer su historia está condenado a repetirla. Hoy, cuando en Europa y en este país de nuevo las fuerzas fascistas recuperan presencia, la mejor forma de oponerse a ellas es precisamente la aplicación de esos principios de Verdad, Justicia y Reparación, principios que han sido considerados por Naciones Unidas como condiciones imprescindibles para pasar de una dictadura a una democracia, y que en nuestro país todavía no han sido cumplidas. Chato Galante

La noche del 24 de enero de 1977, un comando de extrema derecha irrumpía en un despacho de abogados laboralistas de Comisiones Obreras y del PCE, en la madrileña calle de Atocha, asesinando a cinco personas y dejando gravemente heridos a cuatro más.

El mismo día, pero 44 años después, exactamente a la misma hora en la que los ultraderechistas José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada, entraban en el despacho de Atocha para su macabra misión de salvadores de la patria, en RTVE, la televisión pública española, en el programa La noche en 24 horas, conducido por Xavier Fortes, asistíamos a una nueva operación de blanqueo y de normalización de la extrema derecha.

Habríamos agradecido que el periodista gallego hubiera aprovechado la ocasión para abrir la entrevista con Rocío Monasterio, diputada en la Asamblea de Madrid, y presidenta de VOX en esa comunidad, recordando aquel terrible atentado, del que se salvó, por pura casualidad, la anterior alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ya trabajaba habitualmente en el despacho de Atocha. Pero Fortes prefirió el chascarrillo fácil, sobre si era correcto dirigirse a ella como presidente o presidenta, para introducir el tema sobre el que versaría la primera parte de la entrevista: el feminismo, la violencia de género y el 8M.

En la parte final de la entrevista Xavier Fortes preguntó sobre la noticia de la retirada de la estatua de Franco en Melilla por decisión de la Asamblea de esa ciudad autónoma, con la abstención de los diez diputados del Partido Popular y el voto en contra del parlamentario de Vox.

Xavier Fortes: Se ha retirado en Melilla la última estatua de Franco que quedaba, en un terreno público, en una calle, en una plaza. Ustedes no están muy de acuerdo, votaron en contra. Sin embargo, si promovieron la retirada de calles o de algún tipo de dedicatoria a ministros de la República. Se niegan, sin embargo, ahora, a quitar la estatua de Franco, que instauró una dictadura sangrienta.

Rocío Monasterio: Nosotros estamos en contra de la Ley de Memoria Histórica, porque lo que hace es abrir el enfrentamiento entre españoles, abrir las heridas, y romper con aquello que habíamos hecho, tan fantástico, los españoles, de perdonarnos, de olvidar lo que había pasado en una guerra civil, que fue terrible para España. Tenemos que estudiar mucho eso para no volver a caer en lo mismo. Estamos en contra de esa ley y lo primero que haremos, en cuanto lleguemos al gobierno, es derogarla. Eso que lo tengan claro, no somos como otros partidos que ahora parece que les gusta la ley. Pero, una vez que la ley está aprobada, exigimos el cumplimiento de la ley, y esa estatua se habrá retirado en el cumplimiento de la ley que han aprobado otros, no nosotros.

En el tiempo transcurrido en la entrevista, hasta ese momento, unos veinte minutos, en esa misma franja horaria, 44 años antes, caían sin vida los abogados Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo, el estudiante de derecho Serafín Holgado y el administrativo Ángel Rodríguez Leal, por los pistoleros fascistas que, sintiéndose amparados por un estado donde las estructuras franquistas habían permanecido intactas, ni tan siquiera pensaron en huir de la capital, y si bien fueron apresados algunos días más tarde, nunca quedó del todo esclarecida la implicación de las cloacas de un estado que no dejaría de permitir y fomentar el terrorismo de extrema derecha durante toda la transición, e incluso con el primer gobierno socialista, con la trama de los GAL.

Xavier Fortes: Pero ustedes están en contra, sin embargo, están a favor, por esa misma teoría de amnesia o de no tirarnos los trastos los unos a los otros, podría entenderse que estuvieran de acuerdo en retirar la estatua de Franco, si al mismo tiempo estuvieran en contra de retirar los recuerdos a Largo Caballero y a Indalecio Prieto, que eran dos ministros de la República.

Rocío Monasterio: Nosotros estamos en contra de la Ley de Memoria Histórica, y lo que queremos es derogarla, no queremos enfrentamiento entre españoles, y como los que lo han aprobado son otros, no nos queda más remedio que exigir el cumplimiento de la ley, que es lo que se está haciendo con las estatuas.

Mientras el periodista de RTVE insistía por segunda vez en el tema de la estatua, y la diputada de extrema derecha insistía en la derogación de la Ley de Memoria Histórica, 44 años antes, se debatían entre la vida y la muerte, gravemente heridos por las balas fascistas Miguel Sarabia Gil, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz, que finalmente pudieron vivir para contarlo, aunque solo uno de ellos, Alejandro Ruiz-Huerta, que continuó su carrera como abogado y profesor universitario, vive en la actualidad para ver cómo en la televisión pública, a la misma hora en la que él se desangraba en un despacho laboralista en Atocha, asistíamos a una entrevista tan surrealista como esta.

Xavier Fortes: Pero tendrían que hacerlo en los dos casos. Si tienen esa visión, que es absolutamente respetable. No vamos a remover el pasado, pero entonces ¿porque quieran mantener la estatua de Franco y quieren quitar la de dos ministros de la República?

Rocío Monasterio: Nosotros lo que queremos es derogar la Ley de Memoria Histórica para no estar dedicados al enfrentamiento entre españoles, que es lo que la ley promueve, por otra parte, el gobierno de Sánchez y sus socios comunistas, para distraernos de lo que no quieren que veamos los españoles, que es la gran negligencia, el gran desastre, no solo sanitario, sino económico y social.

Curiosamente, la sobrina de ese superviviente de la matanza de Atocha, Lorena Ruiz-Huerta, fue, hasta octubre de 2012, portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid.

Este ataque frontal a la Ley de Memoria histórica me hizo recordar una charla con el doctor Alfons Aragoneses de la UPF en la que este defendía, que en la democracia, se ha utilizado (o se ha intentado) la Memória histórica como un elemento de combate contra el fascismo y tengo una conclusión clara, esa es la parte del pasado que quieren borrar para acicalar y enquistar su discurso reaccionario.

Con el paso de los años la juventud se encuentra desvinculada a la historia, ya no tan reciente, de España. Lejos quedan, cada vez más, las historias de nuestros mayores, los recuerdos, las vivencias y sin la protección de la memoria tan solo queda el desarraigo primigenio, aquel que surge de las entrañas del individualismo.

En un texto sobre las cuevas de Lascaux, el excéntrico filósofo Georges Bataille exponía que fue en aquel momento, en el de las pinturas de las cuevas primitivas, en que el ser humano comienza a desvincularse de la animalidad, articulando un lenguaje que implica la memoria, y frente a la barbarie no queda más que traer de nuevo a primera plana el recuerdo.

El conocimiento, decía Platón, es acto de reminiscencia, de recuerdo, y pese a que esto sea fácilmente rebatible no puede negarse que la historiografía es parte intrínseca del conocimiento acumulativo, pilar fundamental sobre el que pivotar los ejes del progreso.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.