El boicot al referéndum deja a Nueva Caledonia ante un futuro incierto

Nouvelle-Calédonie tiene una importancia destacada para la economía francesa, ya que alberga un 10% de las reservas mundiales de níquel.

Por Angelo Nero

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se ha apresurado a declarar: “Nueva Caledonia seguirá siendo francesa”, aunque reconociendo “las profundas divisiones del electorado, esta elección es motivo de orgullo y reconocimiento. Esta noche, Francia es más hermosa, porque Nueva Caledonia ha decidido quedarse aquí.” Si bien el jefe del estado galo no puede ignorar que el resultado del tercer referéndum de autodeterminación de Nouvelle-Calédonie –como lo llaman los franceses- o Kanaky –tal como lo denominan los canacos-, un territorio de Ultramar que comprende decenas de islas en la Pacífico Sur, celebrado este domingo, 12 de septiembre, no cierra las heridas abiertas entre la comunidad caldoche, de origen francés, y la comunidad canaca, autóctona, que ha boicoteado masivamente la elección que se planteaba en los siguientes términos: “Quiere que Nueva Caledonia acceda a la plena soberanía y se independice?.”

Si bien el 96% de los votos emitidos respondieron negativamente a la pregunta, la abstención ha alcanzado el 56%, 30 puntos por debajo de los anteriores referéndums, y más de la mitad de la asistencia de las consultas pasadas. El referéndum, el tercero que se realiza tras los Acuerdos de Matignon de 1988, que establecía un estatuto provisorio por diez años, intentaba completar un proceso de reconciliación entre las comunidades, e explorar un posible escenario de descolonización, y arroja un futuro incierto en la colonia, tras confirmarse el anunciado boicot independentista, que alegaba dificultades para llevar una campaña con garantías, por las restricciones derivadas de la pandemia, que se ha cebado especialmente con los caldoches, que pertenecen a la clase más desfavorecida y tienen un acceso más limitado a la sanidad.

En 2018 los partidarios de mantener la unión con Francia fueron el 56%, frente al 43% que apoyaban la independencia, reduciéndose las distancias en 2020, hasta el 53% de unionistas frente al 47% que deseaban romper con la République française. Los independentistas canacos, por su parte, ya han anunciado que no reconocerán el resultado de este referéndum, y que apelarán, si es preciso, a la ONU, para que lo invalide. Nueva Caledonia está inscrita desde 1986 en la lista de Naciones Unidas de territorios autónomos pendientes de descolonizar.

Quienes sí lo han avalado el resultado han sido las autoridades francesas, pretendiendo poner fin al proceso iniciado tras la firma del Acuerdo de Numea, del 5 de mayo de 1998, por el que se concedía una amplia autonomía al territorio, del que quedaban excluidas las competencias de defensa, justicia, seguridad y moneda. Ahora, tras el referéndum, tienen 18 meses para negociar un nuevo estatuto, aunque los independentistas prefieren esperar a las presidenciales del próximo abril en Francia, para ver qué postura se toma desde el palais de l’Élysée.

En Kanaky, colonizada por Francia durante la primera mitad del siglo XIX, y convertida en posesión francesa en 1853, emergió un fuerte movimiento independentista liderado por el Front de Libération National Kanak Socialiste (FLNKS), a partir de 1985, que no dejó de crecer ni con el asesinato de su presidente, Jean Marie Tjibaou, y de su secretario general, Yeiwéne Yeiwéne, asesinado por un militante del Partido de Liberación Kanak (Palika), que precisamente consideraba una traición la firma de los Acuerdos de Mantignon. Entre 1985 y1988 hubo en el archipiélago una auténtica guerra civil entre partidarios y opositores de la independencia, que tuvo su punto álgido en la toma de rehenes de Ouvéa, que se saltó, con la intervención de los paracaidistas franceses, con la muerte de una veintena de independentistas.

Nouvelle-Calédonie tiene una importancia destacada para la economía francesa, ya que alberga un 10% de las reservas mundiales de níquel, metal utilizado para la fabricación de baterías eléctricas para los coches, y para los teléfonos móviles, y una eventual independencia podría poner al nuevo estado en la órbita china, que ya tiene una fuerte influencia en otras islas del Pacífico, como las Islas Salomón, Kiribati, Fiji, Vanuatu y Papúa Nueva Guinea.

No deja de ser curioso que Nueva Caledonia fuera una colonia penal a donde París, a 17000 kilómetros de distancia, deportó a miles de presos, obligados a trabajos forzosos, que construyeron carreteras y edificios públicos, y con el tiempo terminaron por arrebatar las tierras a sus pobladores originarios, para emplearlos como mano de obra barata en sus minas y cultivos.

Roch Wamytan, presidente desde julio de este año del Congrés de la Nouvelle-Calédonie, y líder histórico del independentismo, declaró: “Consideramos que, en lo que respecta a la legitimidad jurídica y política, solo ha habido dos referéndums: el de 2018 y el de 2020. Este es el referéndum del estado francés. No el nuestro.”

El panorama político que se abre tras este proceso electoral es incierto, en un archipiélago donde el 41% de la población es kanak, un 24% es caldoche, y el resto procedente de otros territorios. En el Congrés, la Asamblea caledonia, los independentistas también tienen mayoría, 29 de los 54 diputados pertenecen a esta familia, tras las elecciones celebradas en mayo de 2019. Las fuerzas independentistas presentes en la asamblea son:

-UC/FLNKS/EO (Union calédonienne/ Front de libération nationale kanak et socialiste/ L’Éveil océanien) 17 diputados.

-UN (Union nationale pour l’indépendance) 11 diputados.

-PT (Parti travailliste) 1 diputado.

Los partidos y coaliciones unionistas presentes en el Congrés de la Nouvelle-Calédonie suman 25 diputados y son:

-AEC (L’Avenir en confiance) 18 diputados.

-CE (Calédonie ensemble) 6 diputados.

-GNC (Générations NC) 1 diputado.

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