Por Javier F. Ferrero
La vergüenza de Europa, el pacto para expulsar a todos los refugiados que lleguen a Grecia, ha entrado en vigor. Los cientos de refugiados que lleguen a las islas griegas a partir de ahora, pasarán a formar parte del proceso de expulsión. La primera medida consiste en la evacuación de los miles de refugiados que permanecían en los campos, aquellos que tuvieron la “suerte” de llegar antes del pacto y que no serán expulsados, aunque sigan sin destino y en algún otro campo de concentración, perdón, de refugiados.
3700 personas han sido ya trasladadas desde Lesbos para dejar espacio a los refugiados solicitantes de asilo, que serán devueltos a Turquía. Todos, aunque pidan protección, podrán ser deportados en base al acuerdo firmado este viernes por los miembros de la Unión Europea, aunque se estudiará cada caso de forma individual.
Según amnistía internacional, la situación de los derechos humanos en Turquía se deterioró notablemente tras las elecciones parlamentarias de junio y el estallido de violencia entre el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) y las fuerzas armadas turcas en julio. Se trata de un Gobierno inestable que somete a los medios de comunicación a gran presión y donde la libertad de expresión dentro y fuera de internet deja bastante que desear. Existen desde hace años las violaciones del derecho a la libertad de reunión pacífica y aumentan los casos de uso excesivo de la fuerza por parte de la policía y de malos tratos en detención. Pero lo más importante, siempre según Amnistía Internacional, es que persiste la impunidad por abusos contra los derechos humanos.
Una vergüenza para todos los europeos, independientemente de que una amplia mayoría de ciudadanos esté en contra de esta medida (eso quiero creer). Nuestros representantes, aquellos que deciden por nosotros, han creído que lo mejor para todos es ignorar el problema, que no nos llegue información y que quede todo arreglado y en manos de otros gracias a un pequeño desembolso (tanto de dinero como de moralidad). Cabe recordar que en el 2012 la Unión Europea recibió el Nobel de la Paz, entre otras cosas, por su contribución a la defensa de los derechos humanos en Europa. Este inmerecido premio, debería quemar ahora en las manos de los mandatarios de caros trajes y grandes sueldos. Lo dicho, la vergüenza de Europa.
Se el primero en comentar