Disturbios en Salt: en el foco la crisis de vivienda y un modelo migratorio fallido

En los disturbios de Salt confluyen dos problemas estructurales en España: la falta de acceso a la vivienda y un modelo migratorio fallido.

Por Redacción NR | 12/03/2025

La noche del martes 11 de marzo de 2025, Salt, un municipio de casi 30.000 habitantes limítrofe con Girona, vivió su segunda jornada consecutiva de disturbios. El desencadenante: el desahucio de un imán y su familia de una vivienda que habían ocupado tras ser desalojados previamente el viernes. Lo que comenzó como una protesta frente al Ayuntamiento derivó en enfrentamientos con los Mossos d’Esquadra, con un centenar de personas —muchas de ellas encapuchadas— lanzando piedras, quemando contenedores y generando caos en el centro de la localidad. Seis personas fueron detenidas y un agente resultó herido leve, pero más allá de los incidentes, este episodio pone de manifiesto dos problemas estructurales profundos: la falta de acceso a la vivienda y un modelo migratorio fallido.

Crisis de vivienda: bancos y fondos buitre

Salt no es un caso aislado, sino un reflejo extremo de la crisis de vivienda que azota España. En este municipio, donde cerca del 50% de la población es de origen extranjero, la demanda de vivienda asequible supera con creces la oferta disponible. El Ayuntamiento ha denunciado en repetidas ocasiones los desalojos «reiterados» de pisos propiedad de grandes tenedores —bancos y fondos de inversión— que se niegan a negociar alquileres sociales, priorizando la especulación sobre las necesidades de la población. Estos actores han acaparado buena parte del mercado inmobiliario, dejando miles de viviendas vacías.

En España, el parque público de vivienda apenas representa un 2,5% del total. En Salt, esta carencia se agrava por la presión demográfica y la falta de políticas efectivas para contrarrestar la voracidad de los fondos buitre. Mientras estos acumulan propiedades para maximizar beneficios, el precio del alquiler se dispara y el acceso a una vivienda digna se convierte en un lujo inalcanzable para muchos, especialmente para la comunidad inmigrante, que a menudo vive en condiciones de extrema precariedad.

Un modelo migratorio sin planificación

Los disturbios de Salt no pueden entenderse sin analizar el contexto migratorio. España lleva décadas recibiendo flujos masivos de personas sin una planificación coherente que garantice su integración y bienestar. En lugares como Salt, la alta concentración de población inmigrante —en su mayoría de origen subsahariano y magrebí— choca con la incapacidad de las administraciones para ofrecer recursos públicos suficientes: vivienda, empleo, educación o servicios sociales. Este modelo migratorio fallido, basado en la improvisación y la falta de coordinación entre el Estado y las comunidades autónomas, genera guetos, desigualdad y, en última instancia, tensiones sociales.

El caso del imán desalojado es paradigmático. Tras cinco años sin pagar alquiler, según fuentes policiales, fue expulsado de su vivienda y al intentar reocuparla los mossos intervinieron de nuevo evitándolo. Una acción que desató la ira de esta comunidad.

La raíz del problema está en una política migratoria que no prevé ni acompaña, dejando a las personas a su suerte y a los municipios desbordados.

Reforma migratoria y vivienda pública: soluciones urgentes

Los eventos de Salt son una advertencia. España necesita reformar su modelo migratorio de manera urgente, apostando por una planificación estricta que contemple las necesidades reales de la población inmigrante y autóctona. Esto implica establecer cuotas realistas, garantizar recursos para la integración —como formación, empleo y vivienda— y evitar la concentración masiva en núcleos urbanos ya saturados.

Paralelamente, la crisis estructural de vivienda exige medidas radicales. La expropiación de viviendas vacías en manos de bancos y grandes tenedores es una necesidad para crear un parque público que dé salida a las familias trabajadoras. Esta medida podría ayudar a frenar la especulación y garantizar el derecho a la vivienda que la Constitución española promete pero no cumple. Solo así se podrá desactivar la bomba de relojería que suponen la falta de vivienda y los flujos de inmigración constantes.

Salt no es una excepción, sino un síntoma. Si no se actúa con decisión, los disturbios de estas noches serán solo el preludio de un malestar social aún mayor. La solución pasa por voluntad política: reformar el modelo migratorio y poner la vivienda al servicio de las personas, no de los beneficios de unos pocos.

1 Comment

  1. Salt y el problema de la inmigración abandonada a su suerte,además de la infravivienda, genera » ghettos», como lo podemos ver en la banlieue Parisina y de todas las periferias de las grandes urbes francesas.
    Estos barrios abandonados muchas veces sin comercio cercano, ni farmacia, sin centros de salud,generan generaciones de personas apartadas del resto de la sociedad.
    Estos barrios se cierran sobre su mismo como si fueran unxs apestadxs indeseables para el resto de la sociedad.
    Basta decir que vives en tal barrio en una entrevista de trabajo ,para que se te cierren todas las puertas.
    Marginadxs contra su voluntad,desatendidxs socialmente,como no van a reventar ,además suelen sufrir una represión policial sin parangón.
    Mucho camino y mucha lucha falta para poder ver algo de esperanza para la gente de salt me parece.
    Salud

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