La séptima Cumbre de la CELAC se llevará a cabo por primera vez en Argentina. El próximo martes será la reunión central del organismo, donde se abordarán los principales temas de América Latina.
Por Gonzalo Fiore Viani / La tinta
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que hoy preside Argentina, es un mecanismo de diálogo y concertación política del cual participan los 33 países de América Latina y el Caribe. En un contexto donde otras instancias de diálogo regional se encuentran profundamente desprestigiadas, como es el caso de la Organización de Estados Americanos (OEA), o, directamente, sin funcionar, como la UNASUR, la CELAC se ha convertido en uno de los principales foros para los países latinoamericanos.
A diferencia de las cumbres anteriores, esta vez, Brasil estará presente. Jair Bolsonaro no había asistido en 2020 debido a que el organismo daba “protagonismo a regímenes no democráticos”. Pero, ahora, hay una clara intención del nuevo gobierno brasileño de retomar su rol en este tipo de instancias de diálogo internacional.
La Cumbre se realiza en medio de una “polémica” instalada por la oposición al gobierno argentino, debido a la visita de Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel, los presidentes de Venezuela y Cuba respectivamente. Dirigentes opositores afirmaron que pedirían la detención de Maduro en caso de pisar suelo argentino, mientras que acusan al Ejecutivo argentino de “apañar a dictadores”, ya que se les permite la asistencia al evento. Lo cierto es que esto va a contramano de la agenda internacional actual: la Casa Blanca como la Unión Europea (UE) ya comenzaron a flexibilizar sus posturas respecto del gobierno de Caracas, con el objetivo de negociar por el petróleo venezolano en el contexto de la guerra de Ucrania.
A la Cumbre, también asistirán, representando a Estados Unidos, Chris Dodd, principal asesor de Joe Biden para las Américas, al igual que enviados de la UE, como el presidente del Consejo del bloque europeo, Charles Michel, y de la República Popular China. Es decir, todos los socios principales de la región. Ninguno de ellos mostró su disconformidad con la presencia de los presidentes cubano y venezolano.
Joseph Borrell, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, afirmó: “Nuestra relación con América Latina y el Caribe es sólida, pero no podemos vivir del pasado. Los grandes desafíos de hoy requieren socios confiables. Es una región en la que están en juego intereses cruciales para la UE en las próximas décadas”.
Entre los mandatarios que asistirán, también se encuentran Lula da Silva, de Brasil; Gustavo Petro, por Colombia; Gabriel Boric, de Chile; Guillermo Lasso, de Ecuador; Luis Arce, de Bolivia; Luis Lacalle, por Uruguay; Mario Abdo Benítez, de Paraguay; Luis Abinader, de República Dominicana; Mia Mottley, de Barbados; Ralph Gonsalves, de San Vicente y Las Granadinas; Ariel Henry, de Haití, y Xiomara Castro, por Honduras.
De esta forma, habrá “asistencia perfecta”, ya que todos los países miembros enviarán sus representantes en caso de que las primeras autoridades no puedan asistir. La ausencia más sonada es la de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), cuyo gobierno será representado por su canciller, Marcelo Ebrard. Tampoco estarán los presidentes de Guatemala, de Panamá y de Nicaragua, aunque se espera que lo hagan sus cancilleres. Por supuesto, la peruana Dina Boluarte, cuyo país se encuentra sumido en una grave crisis social e institucional, no será de la partida.
En el marco de la Cumbre de la CELAC, las opiniones al respecto de qué hacer con el tema Perú están divididas. Mientras que AMLO continúa sin reconocer a Boluarte como presidenta y sigue ofreciendo su protección a Pedro Castillo, Lula da Silva decidió actuar en una dirección diferente. Mientras que Alberto Fernández y el colombiano Gustavo Petro muestran una postura bastante más moderada, en la actualidad, están, claramente, más cercanos a lo expresado por su par brasileño. Lula declaró que “siempre hay que lamentar que un presidente elegido democráticamente tenga ese destino, pero entiendo que todo caminó dentro de los moldes constitucionales”. Al mismo tiempo, a Boluarte le deseó suerte en su “tarea de reconciliar al país”.
Lo cierto es que Perú es importante en materia geopolítica tanto para México como para el resto de los países latinoamericanos. En gran parte, eso puede explicar por qué la mayoría de los focos de la comunidad internacional se encuentran en el país. En mayor o menor medida, además de México, Bolivia, Argentina, Colombia y Honduras se han expresado desde la destitución de Castillo. Más allá de sus declaraciones a favor de la institucionalidad, es poco probable que Lula desempeñe algún rol activo de respaldo de Boluarte. Por su parte, Gabriel Boric también apoya al gobierno peruano, mientras que Argentina, que se alineó con México en un comienzo, fue cambiando su postura hasta el punto de reconocer a Boluarte como mandataria.
En lo que respecta a la agenda bilateral de Argentina, la reunión que despierta mayor expectativa es la que se celebrará con Brasil, especialmente tras el período de enfriamiento con el bolsonarismo. Durante los días de la Cumbre en Buenos Aires, se producirán reuniones ampliadas de los equipos económicos, por lo que se espera que se firmen compromisos de integración energética, minera y financiera, con la idea de avanzar en la moneda común como objetivo principal. Esta cuestión se viene discutiendo desde antes de la asunción de Lula como presidente y ya se produjeron reuniones entre su ministro de Economía, Fernando Hadad, y su par argentino, Sergio Massa.
(Imagen: A/D)
Las otras reuniones bilaterales del mandatario argentino confirmadas hasta el momento serán con sus pares cubano y haitiano, además de sostener un encuentro con el representante de la Casa Blanca y el presidente del Consejo de la UE. Se espera que Xi Jinping envíe un video, ya que Beijing es parte del mecanismo de cooperación y diálogo CELAC-China, cuyo objetivo es profundizar los vínculos de los países miembros del organismo multilateral con el gigante asiático.
Durante su campaña presidencial, Lula da Silva se había referido al viejo sueño de lograr una integración similar a la europea, con una moneda única y una mayor coordinación a la hora de negociar con los principales socios de los países de la región. La moneda común es, junto a la situación en Perú, el tema principal de la Cumbre. En caso de poder avanzar y que efectivamente se produzca, la adopción de una divisa común, en principio, para el comercio, puede llegar a ser un gran parteaguas en la historia de la integración regional. Brasil y Argentina invitarán al resto de los países miembros a adoptarla y a unirse a la iniciativa, cuya implementación, seguramente, llevará su tiempo, aunque los primeros pasos ya comenzaron a darse de una manera mucho más concreta que en cualquier momento del pasado.
El mundo de hoy demanda los recursos que América Latina tiene, por esta razón, será clave una política exterior y económica coordinada y en común, teniendo en cuenta los intereses de cada una de las naciones del continente para potenciar las oportunidades y enfrentar los desafíos que presenta la época.
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