Los comunistas húngaros bajo el liderazgo de Béla Kun surgieron como un factor de un nuevo orden social que se preocupaba por los intereses de la población empobrecida.
La heroicidad que demostraron los gallegos que combatieron, enrolados en el Bou Bizkaia, traspasó fronteras, incluso impresionó a los oficiales fascistas de la Armada.
Para los socialistas españoles Francia, firmante fundamental del Tratado de Versalles, no debía olvidar los preceptos consignados en el Convenio de la Sociedad de Naciones.
Como se relata en el libro Pinochet del escritor Mario Amorós: «Pinochet llegó a Barajas el 21 de noviembre a las 8:00 de la tarde y fue recibido, a pie de la escalerilla, por el príncipe Juan Carlos, quien le brazo, y por varios ministros.