Cultura | Jacob Kats

Por Eduardo Montagut

Jacob Kats (1804-1886) fue un personaje pionero de las ideas socialistas en Bélgica.

En la recién nacida Bélgica y, a pesar del innegable auge industrial y económico que el país estaba teniendo, las cuestiones sociales tenían que competir con otras de candente actualidad a mediados del siglo XIX. En primer lugar, estaban las políticas, al terminar una revolución y comenzar a construir un nuevo sistema político, a través del diseño de una monarquía liberal. Pero también había fuertes discusiones de tipo religioso y la cuestión del anticlericalismo. Los círculos verdaderamente socialistas eran muy reducidos, y formados por intelectuales. En este contexto apareció nuestro protagonista, un hombre que se hizo así mismo y que empleó métodos muy personales para difundir sus ideas.


Jacob Kats nació en Amberes, hijo de un exoficial holandés, que tuvo que abandonar su país a causa de un duelo. Kats entró a trabajar en una fábrica textil, pero en 1819 se trasladó a Bruselas, y empezó a estudiar por la noche para formarse, y terminar por enseñar también, aunque tuvo que regresar para trabajar de tejedor en 1830. En aquella época comenzó a denunciar los abusos sociales. Creó un grupo o hermandad que en la segunda mitad de la década de los treinta y principios de los cuarenta mantenía reuniones en la región flamenca de Bélgica. También comenzó a interesarse por el teatro como un instrumento para propagar sus ideas, por lo que se lanzó a escribir obras para plasmar sus críticas sociales, además de ser director y actor en las representaciones. En varias ocasiones fue detenido. Kats publicó “El Verdadero Amigo del Pueblo” a principios de la década de los años cuarenta, gracias a la ayuda económica del demócrata francés Lucien Jottrand. En 1847 trabajó con Marx y Engels. El fracaso de la Revolución de 1848 le desalentó en gran medida. Posteriormente se dedicó de forma más profunda al mundo del teatro. Nuestro protagonista moriría en Bruselas.

Kats defendía la emancipación religiosa y cultural de los obreros y la obligación del Estado en el bienestar general, en la línea del francés Louis Blanc. El Estado debía invertir en educación, instaurar el sufragio universal y un sistema fiscal progresivo.

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