Córcega, la aldea que resiste a los galos

Córcega eligió el domingo 46 diputados soberanistas de un total de 63 representantes de la Asamblea Regional

Por Angelo Nero

“Toda la Galia está ocupada… ¿Toda? ¡No! Una aldea resiste todavía y como siempre, al invasor.” A menudo recordamos la aldea gala de Asterix para señalar a aquellos que resisten, heroicamente, ante la ocupación, pero ¿Qué pasaría si los galos fueran señalados como la potencia ocupante, y una pequeña aldea, en este caso una isla, se resistiera a la colonización?

Esa isla no es otra que Córcega, Corsica como la llaman sus habitantes, que fue anexionada, por Francia, tras la invasión militar de 1768, después de que formara parte de la Corona de Aragón y de la República de Génova, y fuese independiente entre 1755 y 1769.

Este domingo, en la segunda vuelta de las Elecciones Territoriales Francesas, Córcega ha vuelto a mostrar sus irreductibles diferencias con el resto del estado galo, al elegir a 46 diputados soberanistas de un total de 63 representantes de la Asamblea Regional.

El presidente corso, Gilles Simeoni, -hijo del histórico dirigente Edmond Simeoni, que en 1975 inició en Aleria la insurrección armada contra París-, y líder de la formación Femu a Corsica logró una contundente victoria al frente de la candidatura Fà populu inseme, con más del 40% de los votos emitidos, y obteniendo 32 diputados en la cámara corsa, con el compromiso de “la lucha contra la especulación; la generalización de nuestro lenguaje; el rechazo a los mecanismos que organizan nuestra desaparición como pueblo; el acercamiento y liberación de los presos políticos.”

Simeoni, que fue el primer alcalde nacionalista de Bastia, la segunda ciudad más poblada de la isla, en 2014, ya ganara las Elecciones Territoriales en 2015, consiguió entonces 24 de 51 escaños, con el 35% de los votos, con la coalición Pè a Corsica, en la que también estaba la formación de Jean-Guy Talamoni, Corsica Libera que entonces proclamó: “Ha sido una marcha de más de 40 años para llegar aquí. Córcega no es sólo una circunscripción administrativa francesa: es un país, una nación, un pueblo.”

En 2017, repitiendo la fórmula de Pè a Corsica, alcanzaron el 56,5% de los votos y 41 escaños de 65, volviendo a aupar a Simeoni a la presidencia de Córcega, y a Talamoni a la presidencia de la Assemblea di Corsica.

En estas elecciones, cuya segunda vuelta se realizó este domingo 27 de junio, la independentista Corsica Libera, se presentó con la lista Avanzemu Pè a Corsica, aliándose con la izquierda nacionalista del Partitu di a Nazione Corsa (PNC), liderada por el alcalde de Porto Vecchio, Jean-Christophe Angelini, logrando el 15% de los votos y 8 diputados, muy por debajo de sus expectativas, ya que en la anterior legislatura, cuando ambas formaciones estaban en la coalición gubernamental, sumaban 23 escaños. Por primera vez desde 1992, el líder histórico del movimiento independentista Jean-Guy Talamoni no se sentará en los bancos de la próxima Asamblea de Córcega.

Mientras que otra fuerza independentista –la fragmentación política del soberanismo es un mal endémico en la política de Córcega-, Core in Fronte, muy crítica con el gobierno de Simeoni obtuvo el 12% y 6 diputados, presentándose en solitario bajo el liderazgo de Paul-Felix Benedetti, que afirmaba en campaña: “No hemos parado la especulación, no hemos revitalizado la lengua y la cultura corsa, no hemos reubicado estratégicamente las discusiones con París para obtener avances políticos.”

Frente a este rotundo triunfo de las fuerzas autóctonas corsas, cuya suma ronda el 70%, la lista de derechas Un Soffiu Novu, aglutinado en torno al alcalde de Ajaccio, la capital y primera ciudad de la isla, Laurent Marcangeli, logró un 32% de los votos y 17 escaños en la Asamblea Nacional. Ni la izquierda estatal gala ni la ultraderecha de Marine Le Pen, que en Córcega siempre ha tenido muy malos resultados, han logrado representación en la Asamblea Regional.

También en cuanto a la preocupante abstención de estas Elecciones Territoriales Francesas, que han rondado en torno al 65%, Corsica ha marcado la diferencia, ya que la participación ha estado en un 48%, solo siendo superada por otra isla de soberanía francesa, Mayotte.

Mayotte, donde ha votado el 56,6% de los electores, es una colonia francesa del archipiélago de Comores. Mientras que la Union des Comores se independizó en 1975, los habitantes de Mayotte decidieron en un referéndum seguir siendo franceses. Ahora les corresponde el dudoso honor de ser la región más pobre de Europa. El pasado domingo votaron mayoritariamente por la derecha francesa.

Mientras, los corsos, como si fuesen una aldea dibujada por Albert Uderzo, siguen resistiendo a los galos.

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