Las manifestaciones se suceden en Ajaccio y Bastia. La indignación en la sociedad corsa ha sido muy amplia y transversal.
Por Agencia Mp3 / LQSomos
Córcega lleva desde principios de marzo un clima de tensión máxima, con manifestaciones multitudinarias y muestras de indignación a raíz del intento de asesinato de Yvann Colonna en la prisión de Arles, en circunstancias extrañas. Estos hechos se han unido al soberanismo corso, que cuenta con un amplio apoyo popular, lo que ha obligado a las autoridades francesas a intentar reconducir la situación. Una nueva generación, crecida después del trauma de 1998 y del cese de actividad del Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC), ha tomado el relevo. En las pancartas se exige libertad para la isla y se acusa al Estado francés de “asesino”, pues se le atribuye complicidad pasiva en la agresión a Colonna.
Yvann Colonna es un militante independentista corso condenado a cadena perpetua en 2007. Él siempre ha negado las acusaciones, y sus abogados han denunciado irregularidades en el juicio, tales como decisiones sesgadas y carencia de pruebas. La policía no buscó más sospechosos, ninguno de los testigos reconoció a Colonna y no se presentaron pruebas materiales.
La reivindicación de su inocencia, las sombras del caso y el hecho de que pasara cuatro años escondido en las montañas de la isla han convertido a Colonna en un símbolo del soberanismo corso.
Colonna fue encarcelado en la cárcel de Arles, en Occitania, y tenía un régimen de “detenido particularmente marcado” (DPS), es decir, el de los presos especialmente peligrosos, lo que hacía que no pudiera ser trasladado a Córcega y, en teoría, se encontraba bajo una vigilancia reforzada constante. Sus movimientos eran seguidos sistemáticamente y existía un circuito de videovigilancia para filmar todos los espacios públicos.
Sin embargo, el pasado 2 de marzo, otro preso, un yihadista detenido en Afganistán, tuvo tiempo de retener y estrangular a Colonna durante ocho minutos en la sala de pesos del gimnasio del centro penitenciario. Colonna fue trasladado al hospital de Arles y, posteriormente, a la unidad de cuidados intensivos del hospital Norte de Marsella, donde permanece en coma y en estado muy grave.
El abogado de la familia del preso corso, Patrice Spinosi, ha denunciado que no se ha dado ninguna explicación sobre “la falta de vigilancia, ni los motivos de la ausencia de los guardias ni el hecho de que no reaccionaron” a la paliza, aunque en teoría el preso estaba constantemente vigilado. Los partidos corsos han reaccionado de forma unánime y acusan al estado francés, como mínimo, de haber descuidado la seguridad de Colonna y, en algunos casos, de ser cómplice del crimen o, directamente, de ser su autor intelectual.
Las manifestaciones se suceden en Ajaccio y Bastia. La indignación en la sociedad corsa ha sido muy amplia y transversal. Una encuesta del Instituto Ifop realizada en exclusiva para el diario Corse-Matin, revela que dos tercios de los corsos (67%) comparte el sentimiento de indignación, y casi de forma unánime (86%) consideran que las autoridades judiciales del estado francés tienen algún tipo de responsabilidad en el caso.
Los partidos autonomistas e independentistas han ganado dos elecciones de forma consecutiva con mayoría absoluta, con un contundente 67,98% de los votos en las del 2021. El nacionalismo había estado históricamente marcado por la violencia y por la división interna entre un montón de partidos. Pero la lucha armada acabó en el 2014, con el abandono de las armas por parte del Frente de Liberación Nacional Corso, que había estado en activo desde 1976, y ahora los partidos se han convertido en mayoritarios.
La propia encuesta de Corse Matin dice que el 73% de los ciudadanos de la isla es partidario de la autonomía, con un 32% favorable a la independencia. Una opción aún minoritaria, pero que, como remarcan los analistas de la encuesta, «ha llegado a un nivel inigualable desde las negociaciones de Matignon sobre el estatus de la isla en 1999-2000».
Los cuatro partidos soberanistas corsos, los sindicatos de estudiantes, todas las asociaciones de presos, sindicatos, la Universidad de Córcega y otras entidades, unidos en un colectivo de coordinación, piden la libertad de los presos políticos corsos, la verdad sobre el intento de asesinato de Colonna y el reconocimiento del pueblo corso. Al respecto, exigen también que se abra un proceso de negociación orientado a una solución política integral de la cuestión.
El presidente de Córcega, Gilles Simeoni, abogado de Colonna, pide que se constituya una comisión de investigación mixta, con parlamentarios y cargos electos; y asegura que no se fía de las investigaciones administrativas y judiciales.
El gobierno francés trata ahora trata de reconducir la situación y son muchos los que consideran que dos semanas de protestas han hecho reaccionar más a las autoridades francesas que dos mayorías absolutas y un mandato democrático y las ha obligado a mostrar una voluntad negociadora.
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