Cifuentes, Rivera, la corrupción y las encuestas

Por Victor Chamizo

Para muchos es posible que lo sea, pero para mí, concretamente, no lo es que Cristina Cifuentes se vea envuelta en un caso de corrupción, porque el asunto del máster, no deja de ser un episodio más de corrupción. No es un hecho que me sorprenda. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha estado conviviendo con toda la cúpula del partido durante muchos años. ¿Puede alguien creerse que, durante todos esos años, ha sido ajena a los tejemanejes que se urdían en el seno de su formación política? Al final ella misma se ha visto envuelta en un tema deplorablemente sucio y, enigmáticamente, estúpido, porque poner en juego una carrera política por un máster académico es de una miopía política sin precedentes.

Si de algo me congratulo es de que hoy en día, más tarde, o más temprano, la mierda acaba saliendo a la superficie. Tendrá que legislar más autoritariamente de lo que ya lo hace el PP para poder tapar la inmundicia que los ahoga. Al menos, hoy por hoy, la opinión pública termina aireándolo, aunque en la judicatura todavía pueden mover las fichas a su gusto y conveniencia para salvarse de la trena.

A todo esto, el señor Rivera, adalid de Ciudadanos y de la España nacionalista, como ya hemos visto en el asunto catalán, donde se ha puesto al frente de sus huestes para salvarnos a todos los españoles de la “dolorosa escisión”, pidiendo casi que entrasen a saco en Cataluña con los tanques y la aviación, arrojando bombas por doquier. Con tales principios, no es de extrañar que se opongan a la Ley de la Memoria Histórica, que defiendan la Ley Mordaza y que se hagan los suecos con el tema de Cifuentes. Después del éxito que le proporcionan las encuestas, se han venido arriba, y, ahora ya ven un único rival: el PSOE, que sigue en su limbo, sin tener claro donde se encuentra, dando bandazos, sin una línea definida, diciéndose y desdiciéndose.

En política el centro no existe: o estás con los poderosos, o estás con los oprimidos.

El PSOE sigue en su tesis de que la culpa de que continúe en el poder el PP es de Podemos, pero el hecho cierto es que ahora el enemigo es Ciudadanos, precisamente aquellos con los que tonteaban con nocturnidad y a escondidas. Esos son los que les van a dar la puñalada, pero, en el PSOE andan con las gafas de sol puestas en un callejón oscuro.

Tras la hipócrita sonrisa de Rivera, viéndose ya como presidente de Gobierno, con el PP arrojándose a sus pies, existen demasiadas incógnitas: estos que ahora se autoproclaman “el centro” no son distintos de los que otrora hacían lo mismo. No tardaremos en ser testigos mudos –o no, yo al menos no voy a callarme– de la hemorragia que se producirá en el PP, cuando empiece a producirse el trasvase. Nada que no hayamos visto con anterioridad. Y todos esos engañados que, ingenuamente, creen que están apoyando a un partido moderado, el equilibrio entre las izquierdas y las derechas, comprobarán que han vuelto a darle el testigo a los de siempre.

Hay una razón muy simple: El centro es un concepto matemático, no político. En política el centro no existe: o estás con los poderosos, o estás con los oprimidos.

1 Comment

  1. Exacto el Sr Rivera además de ser un cocainómano persistente, es un oportunista miserable, un maleante consolidado y un individuo rechazable como político y como ser humano.

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