Ante esta realidad son muchas las medidas que han de ponerse en marcha, primero dignificar y mejorar las condiciones laborales de los servicios públicos como los servicios sociales, la sanidad y la educación, hay que mejorar las condiciones laborales de quienes trabajan en actividades que son imprescindibles para nuestras vidas, además la mejora de las condiciones laborales redunda en la mejora de la prestación de los servicios.
En el segundo trimestre de 2022 el empleo asalariado ha subido un 4% si lo comparamos con el mismo periodo del 19. Estos datos se desprenden de la Encuesta de Población Activa (EPA) que ha publicado el INE a finales de julio.
Con una pandemia de por medio, el empleo asalariado ha crecido, ahora hay 615.600 personas asalariadas más que las que había hace tres años, cuando no había pandemia, no había guerra en Ucrania y el IPC estaba muy lejos de los niveles actuales.
Además, de estas 615.000 personas, 398.400 son mujeres, esto supone que entre las mujeres en este periodo el empleo asalariado ha crecido un 5%, frente al 2% del crecimiento del empleo entre los hombres. Bueno, parece un dato positivo que nos acerca a la igualdad, pero veamos.
No todas las ramas de actividad crean empleo asalariado en este periodo. Las actividades sanitarias y de servicios sociales son las que más han crecido en términos absolutos, este crecimiento del empleo en actividades feminizadas es la causa principal del incremento de mujeres asalariadas.
Así de estas 398 mil nuevas mujeres asalariadas, 218.800 trabajan en actividades sanitarias y servicios sociales, una rama de actividad que ha creado más de 234.000 empleos en estos años lo que supone un incremento del 15% del empleo en el sector, y como vemos casi la totalidad de estos nuevos empleos los ocupan mujeres.
La siguiente rama de actividad que está creando más empleo es la de información y comunicaciones, con 117.000 personas asalariadas más. Dentro de esta rama de actividad, donde más se crece es en Programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática, aquí se localizan más de 95.000 de los nuevos empleos creados, en este caso son mayoritariamente hombres (74.500).
En educación también crece el empleo, en este caso hay más de 116.000 personas asalariadas, de las cuales más del 80% son mujeres, se trata, por tanto, de otro sector feminizado.
También es reseñable la creación de empleo en las actividades profesionales, científicas y técnicas con 75.100 personas asalariadas más, lo que supone un crecimiento del 11%. Dentro de esta actividad destacan Servicios técnicos de arquitectura e ingeniería; ensayos y análisis técnicos, con 25.400 personas asalariadas más, de las cuales tan solo1.200 son mujeres, e Investigación y desarrollo que ha crecido un 44% con casi 22.000 asalariadas más de las que 11.100 son mujeres.
Este conjunto de datos nos cuenta dónde y cómo se está creando empleo y también nos sitúan ante múltiples brechas de género.
Es importante destacar el fuerte incremento del empleo asalariado registrado en actividades que son de las que hacen que las vidas merezcan la pena ser vividas, actividades como la sanidad, los servicios sociales o la educación, todas ellas actividades vinculadas a los cuidados y muy feminizadas, de hecho, el 75% de quienes trabajan aquí son mujeres y en estos años de pandemia se han feminizado aún más, en 2019 el 73% de quienes se empleaban en estos sectores eran mujeres.
Todas estas actividades cubren necesidades básicas que han de ser atendidas y que además constituyen servicios públicos que obviamente han de ser cubiertos con recursos públicos que necesitan una fiscalidad adecuada para dar la mejor respuesta a estas necesidades vitales.
La otra actividad que está siendo generadora de empleo de forma destacada es la programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática.
La informática también ha ganado peso en nuestras vidas a raíz de la pandemia y como vemos está siendo un sector muy dinámico para el empleo, aunque en esta ocasión se trata de un sector masculinizado que además en estos años que analizamos se ha masculinizado aún más pasando un 74% de hombres trabajando en el sector en 2019 a un 75% en 2022.
Ellas a cuidar, ellos a programar. Hay muchos roles de género tras estos datos y lo más preocupante lo encontramos en el análisis de los salarios de estas actividades.
Si regresamos a los datos del INE, en esta ocasión a los que proporciona la Encuesta Anual de Coste Laboral, en este caso con datos de 2021, vemos que el salario en programación alcanza los 37.596,18€/año, con un incremento del 9% respecto al salario del 19, para Educación el salario anual es de 23.382,59€/año con una subida del 4% y para Actividades sanitarias y de servicios sociales es de 26.549,91€/año con una subida del 3,7% respecto a 2019.
Por tanto, donde más está creciendo el empleo de mujeres, donde más se están ocupando las mujeres los salarios son más bajos y las subidas salariales son menores.
La diferencia salarial entre programación informática y educación alcanza el 61% y esta brecha se ha incrementado durante la pandemia, en 2019 era del 54%.
Lo que estamos viendo es que las tendencias de creación de empleo llevan a un incremento de las brechas de género, si el empleo para las mujeres se crea en sectores con los salarios más bajos y los hombres crecen en los sectores con mejores salarios, indudablemente las brechas crecen y lejos de avanzar en igualdad retrocedemos.
Ante esta realidad son muchas las medidas que han de ponerse en marcha, primero dignificar y mejorar las condiciones laborales de los servicios públicos como los servicios sociales, la sanidad y la educación, hay que mejorar las condiciones laborales de quienes trabajan en actividades que son imprescindibles para nuestras vidas, además la mejora de las condiciones laborales redunda en la mejora de la prestación de los servicios.
Para mejorar estas condiciones laborales se necesitan recursos públicos y para obtener recursos suficientes hay que avanzar en un sistema fiscal mucho más redistributivo que haga pagar más a quienes cada vez son más ricos y tienen mayores rentas.
La demagogia fiscal genera desigualdades y eso lo saben quienes proponen continuamente bajar impuestos como respuesta a todos los problemas ¿alguien piensa que si se tiene una enfermedad grave o una vejez dependiente con un sueldo medio de este país se pueden cubrir de forma satisfactoria las necesidades que plantean estas situaciones? Sería imposible, la vida de la mayoría social mejora con más impuestos a quienes más tienen y con más y mejores servicios públicos.
También hay que actuar para que las mujeres trabajen en los sectores en los que los salarios son más altos, hay que potenciar la formación de las mujeres en las competencias que requieren estos sectores, pero también hay que actuar para que se produzcan más contrataciones de mujeres sin que esto suponga un descenso de los salarios medios.
No es solo que las mujeres trabajan en actividades con bajos salaros, el problema más preocupante es que cuando un sector está feminizado los salarios son más bajos que los que hay en sectores de competencias similares pero masculinizados.
La demagogia política genera desigualdades, querer invisibilizar las desigualdades las incrementa. Los números nos cuentan cómo transcurren las vidas y hay que analizarlos para destapar las verdades que, con el objetivo de perpetuar las desigualdades, se quieren invisibilizar.
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