«Este triunfo no es nuestro, es de ustedes que nos apoyaron a lo largo de este camino electoral. Esta victoria es del pueblo y ahora unidos, como pueblo, lucharemos contra la corrupción»
Por Angelo Nero
Guatemala volvió a las urnas este domingo, 20 de agosto, para elegir, en segunda vuelta, no solo la persona que ocupará la presidencia de este país centroamericano, en los próximos cuatro años, sino que también elegía entre dos proyectos políticos antagónicos, el representado por la candidata de la conservadora Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Sandra Torres, en su tercer intento por llegar a la presidencia, que ya ocupó su exmarido, Álvaro Colom -fallecido en enero de este año-, y que liderado por el sociólogo Bernardo Arévalo -hijo también del expresidente Juan José Arévalo-, del progresista Movimiento Semilla, nacido de las protestas contra la corrupción de 2015.
En la primera vuelta, celebrada el 25 de junio, el porcentaje de voto nulo, un 17% de los sufragios -casi un millón de votos- representó la primera opción de los guatemaltecos llamados a votar, que añadieron, además, casi 400.000 votos en blanco, un voto protesta motivado por una creciente desconfianza en la clase política, que no ha sabido atender las demandas de una población donde el indice de pobreza alcanza el 60%, porcentaje que sube hasta el 80% en el caso de la población indigena.
En esa primera vuelta de las elecciones, entre los 27 candidatos que se postulaban a la carrera presidencial, Sandra Torres, que se postulaba junto al pastor evangélico Romeo Guerra como candidato a la vicepresidencia, ocupó el primer puesto, con un 15%, ganando en 22 de los 17 departamentos, frente a los cuatro, además de la capital, donde ganó Arévalo. Con un discurso volcado hacia la familia conservadora, y coqueteando con el fundamentalismo religioso, Torres buscó aunar el voto de la derecha.
En esa primera vuelta, contra todos los pronósticos, ya que las encuestas lo situaban en octava posición en las preferencias de los electores, quedó Bernardo Arévalo, el líder de Movimiento Semilla, formando tándem con la científica Karin Herrera, con un 12%, dejando sin opciones a otros oponenetes a los que las encuestas daban como favoritos para disputar la segunda vuelta, como el candidato oficialista, Manuel Conde, del partido conservador Vomos, del actual presidente Alejandro Giammattei, o incluso a Zury Ríos, hija del dictador Efrain Ríos Mont, condenado por crímenes contra la humanidad.
Finalmente la victoria en esta segunda vuelta, en la que la participación ha caído del 60,52% hasta el 45%, ha sisdo para Bernardo Arévalo, con un 68% de porcentaje total y 2.441.661 votos ¡casi 1.800.000 votos más que en la primera vuelta! Su contrincante, Sandra Torres, ha quedado muy lejos de alcanzar la anhelada presidencia, a pesar de sumar 686.000 nuevos apoyos, con un 37,24% de los votos emitidos. El candidato del Movimiento Semilla ha ganado en 17 departamentos, además de la capital, mientras que Sandra Torres ha sigo la primera en los cinco departamentos del norte.
«Lo que el pueblo grita es ‘basta ya de tanta corrupción’ (…). Trabajaremos por garantizar instituciones que ganen su confianza (…). Gracias pueblo de Guatemala. Este triunfo no es nuestro, es de ustedes que nos apoyaron a lo largo de este camino electoral. Esta victoria es del pueblo y ahora unidos, como pueblo, lucharemos contra la corrupción», dijo Arévalo en su primera comparecencia tras conocerse su victoria y en la que se refirió a su futuro mandato como «el gobierno de la nueva primavera». Declaró el ya electo presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo.
En su campaña firmó un compromiso con tres puntos que acometerá en cuanto se haga efectivo su gobierno.
“Primero: corregir los desajustes del salario presidencial; reducirlo sustantivamente.
Segundo: tener una primera reunión de gabinete para traducir el plan de gobierno con metas claras para ser alcanzadas en los primeros cien días.
Tercero: regresar a puntos geográficos claves en el país para continuar escuchando a la población y construir con ellos el futuro.”
La Fiscalía de Guatemala, cuya cúpula está sancionada por corrupción por EEUU, y que ha motivado el exilio de varios jueces, periodistas y abogados, acusada de estar instrumentalizada por el gobierno Giammattei, intentó, sin éxito, impedir la candidatura de Bernardo Arévalo, que hizo de la lucha contra la corrupción uno de los principales reclamos de su campaña, y no se descarta que el Ministerio Público trate de evitar, hasta el último momento, la toma de posesión de Bernardo Arévalo.
El embajador de los Estados Unidos en Guatemala, William Popp, en declaraciones a Prensa Libre ha declarado: “Los Estados Unidos como socio principal de Guatemala, estamos listos para trabajar con la administración que fue electa por el pueblo guatemalteco. Hay mucho por hacer, hay retos en común desde la pobreza, seguridad, seguridad alimentaria, crimen organizado, tráfico de drogas. Hay muchos desafíos que tenemos que trabajar juntos, ahora con las elecciones ya concluidas, ahora es el momento para comenzar y diseñar programas y actividades en que podemos trabajar juntos, mano a mano con Guatemala, para enfrentar esos desafíos y aprovechar la oportunidades en común.“
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