Aznar, siempre “Ansar”

Olvida que quien devaluó la posición internacional de España fue el mismo Aznar metiéndonos en la guerra injusta e injustificada, tan solo para conseguir una foto para contentar su ego personal, que a la postre nos puso como diana del terrorismo yidahista internacional.

Por Puño en Alto

Lo peor de cuando Aznar pretende hacer conocer su pensamiento a través de su propia boca o mediante ese chiringuito creado para el análisis y estudios sociales que preside llamado FAES, no es lo que dice, sino que pretenda ser creíble y manifiestamente útil.

Así, cuando dice que la única posibilidad para frenar a un Gobierno que “daña las instituciones, enfrenta a los españoles y deteriora sus derechos, devalúa la posición internacional de España y utiliza la propia cohesión nacional como partida de negociación para permanecer en el poder», parece que habla de sí mismo y de su partido. Olvida desde su amnesia selectiva que si hay un partido que ha hecho de intentar enfrentar a españoles su estrategia política de oposición, es el PP, cuyo líder actual, Pablo Casado, cada vez que ha podido no se ha cortado un ápice en intentar desacreditar al gobierno ante la UE.

Olvida que quien devaluó la posición internacional de España fue el mismo Aznar metiéndonos en la guerra injusta e injustificada, tan solo para conseguir una foto para contentar su ego personal, que a la postre nos puso como diana del terrorismo yidahista internacional.  Hecho por el cual aún no ha pedido perdón a los españoles, tal como los otros de la foto de las Azores, Bush y Blair, han hecho.

Olvida, igualmente, las concesiones que hizo al expresidente de la Generalitat, Jordi Puyol, para conseguir su apoyo en la investidura, que gráficamente se resume en aquello de “hablo catalán, pero en la intimidad». En esos momentos no consideró como perjuicio para la cohesión nacional las exigencias extractivas de los nacionalistas catalanes de CiU ni del PNV.

En otro momento dice que se trata así de “elegir entre agravar el actual modelo, disfuncional, extractivo e injusto, o recuperar las instituciones democráticas para el interés general”. Lo dice un expresidente del gobierno que en su haber alberga más del 90% de los miembros de sus gobiernos que han estado o están imputados por casos directa o indirectamente de corrupción, es decir, por motivos “extractivos” de los fondos públicos.

Para FAES, estos es para Aznar, la “anomalía política” de España se debe a la existencia de un Gobierno “cuya fuerza radica simplemente en su debilidad” y en el hecho de que Sánchez es el “candidato preferido sin rival de todo lo marginal, desleal y destructivo que ha generado la política española hasta la fecha”. Claro está que gobernar en algunas comunidades autónomas de la mano de una formación política como los ultraderechistas de Vox, caracterizada por su afán destructivo y deslealtad constitucional e involución democrática no pone en riesgo las instituciones democráticas.

Este es Aznar, personaje en esencia siniestro, carcomido por su afán de revancha, incapaz de admitir errores aunque sean claramente manifiestos, cuyo ego le ciega, que miente más que respira, auto endiosado que se resiste a ser un ex de nefasto recuerdo, que incluso dentro de su partido empiezan a estar cansados. Pero aún mantiene una camarilla de aduladores dentro y fuera del PP y, sobre todo, en la caverna mediática que añoran con fruición los tiempos pasados en los que las “subvenciones” recibidas de fondos públicos corrían a raudales por doquier.

Aznar, siempre “Ansar” como con regocijo lo llamaba aquel.

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