El anarquismo, junto con el independentismo vasco, se presentaban como los principales escollos contra la operación gatopardiana de la Transición.
Por Angelo Nero | 2/12/2023
Askatasuna (libertad) fue el nombre de un colectivo libertario fundado por exiliados vascos en Bruselas, en 1971, por militantes de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), el histórico sindicato anarquista que tanta importancia tuviera en la Segunda República, y del que el colectivo fue expulsado en 1978, tras el intento de crear una sección vasca de la AIT. Askatasuna era también el nombre de la revista que editaban, desde donde defendían la independencia de Euskadi, desde una óptica libertaria, y que en 1976, tras la muerte del dictador, pasó a editarse en Bilbao, teniendo cierto eco en el estado español, sobretodo a raíz de las Jornadas Libertarias Internacionales, celebradas en Barcelona, en junio de 1977. El 2 de julio se celebró en Montjuich un mitín de la CNT-AIT, en la que participaron 300.000 militantes y simpatizantes anarquistas.
Mikel Orrantia, fundador y director de la revista Askatasuna, hablaba así de su experiencia para la revista El Estornudo: “Bruselas, 1970. Este fue el lugar y el año de su fundación. Una cantidad ingente de personas que salen de la militancia en ETA o sus entornos se encuentran en el exilio. Muchas de ellas se encontraban en la ciudad de Lovaina, en torno a su universidad, y en la de Bruselas. En mi caso trabajaba y estudiaba. Mi compañera, yo y otros compañeros habíamos tenido problemas con ETA porque propusimos alternativas orgánicas y estratégicas que no cayeron bien en las direcciones hegemónicas de la organización, en aquel momento nacionalista y trotskista. Esos debates para mí supusieron una puesta en cuestión del marxismo-leninismo muy profunda, sobre todo después que llegué a la universidad de Bruselas. Todo esto me hizo tomar un camino diferente. Ese camino acabó siendo el anarquismo. Pero, quizá por mi manera de ser, siempre ha sido un anarquismo crítico y novedoso.”
El anarquismo, junto con el independentismo vasco, se presentaban como los principales escollos contra la operación gatopardiana de la Transición, y fue objeto de numerosos montajes mediáticos y policiales, el más grave de todos el Caso Scala, en enero de 1978, que asestó un golpe mortal al sindicalismo anarquista. Pero hubo atentados no tan conocidos, pero también significativos, como el que sufrió la redacción de la revista Askatasuna.
Así lo reflejaba el diario El País, en un artículo firmado por el periodista Jesús Cebeiro, en Bilbao, el 25 de agosto de 1978, con el titular: “Atentado en Bilbao contra la revista libertaria «Askatasuna», y que hacía una crónica pormenorizada del atentado.
“Dos latas de gasolina bastaron para que, a las cinco de la madrugada, quedase destruida en Bilbao la sede de la revista Askatasuna, vinculada a un grupo libertario, que se autodefine como anarcocomunista. Los afectados atribuyen el atentado a la extrema derecha, concretamente a los Guerrilleros de Cristo Rey, que les habían amenazado en varias ocasiones.
Todo parece indicar que las latas de combustible, de cinco litros cada una, habían sido introducidas por encima de la puerta (calle de Bertendona, 2), a través de unas rejas de cristal que sirven de ventilación. Los vecinos de los pisos superiores avisaron a los bomberos, sin que éstos pudieran hacer otra cosa que inundar de agua un local ya destrozado para evitar al menos que el fuego se transmitiese a los pisos superiores.
Las pérdidas se sitúan por encima de los cinco millones de pesetas. A primera vista puede decirse que todo quedó inservible: desde las máquinas de escribir de la redacción hasta los archivos recopilados durante ocho años con todo tipo de publicaciones, pasando por las listas de suscriptores y, sobre todo, la maquinaria industrial. Dos aparatos de offset, un laboratorio reprográfico y una fotocopiadora de planos se encuentran entre el material destruido.
«Sólo la maquinaria de la imprenta -manifestó uno de los afectados- nos costó unos cuatro millones y casi la mitad estaba aún sin pagar, con letras firmadas a título particular.» La imprenta realizaba tres tipos de trabajos: industriales, publicaciones de grupos marginados y la edición de su propia revista, Askatasuna.
Instalados en este local desde marzo del pasado año habían editado veintitrés números de su revista, el último dedicado a la represión en Euskadi y a los sucesos de julio. El fuego se llevó, entre otras cosas, todo el stock de papel, las maquetas del próximo número y un ejemplar monográfico dedicado al alcoholismo.
Cuatro familias malvivían de las pocas rentas que dejaba la imprenta. Varias decenas más colaboraban ocasionalmente. En este año y medio les habían llovido amenazas con las más variadas firmas de la extrema derecha. Desde el primer aviso que les dejaron en la pared los Guerrilleros de Cristo Rey hasta ese otro vas a morir, perro anarco.
Como ayer era fiesta en la capital vizcaína, la gente prefirió volver a sus casas o continuar la juerga, por lo cual no había nadie en el local en el momento de declararse el fuego. Fue la policía la que encontró a alguno de ellos cuando en el local no quedaba más que papel chamuscado, máquinas inservibles y unas pocas revistas. La respuesta de las comparsas de Bilbao no se ha hecho esperar. En cada una de las casetas instalaron cajas de apoyo económico y carteles explicativos, al mismo tiempo que desviaban el recorrido del desfile para pasar ante el local destruido. Los de Askatasuna fueron los primeros en pedir que la fiesta continuase por medio de un cartel exhibido ayer durante el desfile, con el siguiente texto: «Hoy a las cinco los fachas han incendiado los locales de Askatasuna (cinco millones de pérdidas). Siga la fiesta. Ya arreglaremos luego.»”
El diario Egin, editó un numero especial de Askatasuna, al mes siguiente, como respuesta al atentado y en solidaridad con el colectivo que había sufrido el atentado de la ultraderecha, imprimiendo 25.000 ejemplares de la revista libertaria, que inició una nueva etapa en la que iniciaría un acercamiento a Herri Batasuna, al que dio su apoyo crítico, durante un año más, hasta que Askatasuna entró en una deriva cercana al eurocomunismo y desapareció en 1980.
“Nuestro acercamiento al sector abertzale viene de lejos; quizá se puede marcar un punto de inflexión cuando la quema de nuestro local, puesto que el apoyo que recibimos fue fundamentalmente por parte de los sectores radicales vascos y no tanto de otros lugares del Estado; también puede marcarse como factor de acercamiento la necesidad sentida en Euskadi de formar un bloque amplio de apoyo de las luchas radicales, especialmente a partir de las manifestaciones «antiterrorismo» del 28 de octubre pasado; de esta necesidad ampliamente sentida es desde donde se consolida y populariza Herr Batasuna que, en principio no era más que la coalición de los partidos abertzales opuestos a una salida reformista —reforma UCD— en Euskadi.” Declaraban en octubre de 1979 los responsables de Askatasuna a la Revista de Comunicaciones Libertarias La Bicicleta.
En la hemeroteca de El País, también hay otra noticia relacionada con Askatasuna, firmada por el periodista y ex militante de ETA, Patxo Unzueta, que el 7 de junio de 1979, escribía una pequeña pieza titulada: “Secuestrada la revista libertaria Askatasuna.”
“Por orden del Juzgado número 2 de la Audiencia Nacional ha sido secuestrado el número cero de la revista libertaria vasca Askatasuna. Este era el primer número publicado tras la destrucción de la imprenta en que se editaba, en un atentado reivindicado en agosto de 1978 por un comando ultraderechista.El número cero de la publicación, difundido a partir de la primera semana de mayo, contenía en sus páginas, entre otros, un artículo titulado «ETA: la lucha armada revolucionaria ».”
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