Los años de entreguerras

Los hechos históricos más relevantes del periodo de entreguerras –crack del 29, Gran Depresión y ascenso de los regímenes fascistas– son consecuencia de los cambios en las relaciones internacionales que trajo la 1ª Guerra Mundial.

Por Susana Gómez Nuño

Su desenlace favoreció enormemente a los EUA, que se erigieron como protagonistas en la economía mundial, impulsando la prosperidad americana con la consiguiente aparición de la llamada sociedad de consumo.

Sin embargo, en la política exterior se implantó el aislacionismo, en tanto no se asumieron los compromisos pactados con Europa tras la guerra –no se ratificó el Tratado de Versalles ni el pacto de la Sociedad de Naciones–. En 1920, tras la victoria republicana en los EUA, el presidente Harding continuó con esa línea aislacionista y se inició el proteccionismo, con el que se consiguieron reducir impuestos. Al mismo tiempo, las mejoras en las técnicas de producción masiva proporcionaron grandes capitales, lo que favoreció el aumento tanto de inversores como de productividad. Pero todos estos cambios e innovaciones de los locos años veinte que se produjeron en la sociedad, la cultura y la mentalidad encontraron oposición en los conservadores que enarbolaban la bandera del fundamentalismo religioso, prohibían el alcohol y mostraban su rechazo a la inmigración.

Contrariamente, en Europa las acontecimientos se desarrollaron de forma muy distinta. En 1919, Italia se encontraba en una profunda crisis que la guerra no había solucionado. A pesar de que este país se posicionó con los países victoriosos, las compensaciones de los aliados solo se cumplieron en parte. La moneda se había devaluado, la situación económica era precaria y el desempleo ocasionó huelgas y consejos obreros. Como respuesta, Mussolini creo escuadras de activistas que acabaron por convertirse en el Partido Nacional Fascista, que se enfrentó tanto a socialistas como a organizaciones obreras de forma muy violenta, con la complicidad de las fuerzas del orden. Lo cierto es que la pérdida de confianza por parte de los italianos en el régimen liberal inoperante y el desconocimiento del alcance del fascismo favorecieron la subida al poder de Mussolini en un régimen parlamentario.

En 1925, poco después de que los fascistas ganaran las elecciones, Mussolini instauró el régimen dictatorial, cambió la Constitución, se desató una ola de violencia contra la oposición, se disolvieron los partidos políticos y se censuró la prensa. Tres años más tarde se suprimió el sufragio universal y se legisló a favor de un único partido: el fascismo se había asentado en Italia con el apoyo de la monarquía, el ejército y la iglesia. Ese mismo Estado fascista fue el impulsor de la economía nacional, pero con la depresión de los años 30, el desempleo creció. No obstante, la popularidad de Mussolini canalizó el descontento social mediante un nacionalismo imperialista hacia la promesa de una expansión que proporcionaría mejoras a la población, pero que en realidad escondía un desequilibrio que se visibilizó cuando Italia entró en la 2ª Guerra Mundial.

Mussolini

Tras la guerra, Alemania se organizó como república federal bajo el amparo de la Constitución de Weimar, en la que el poder ejecutivo era ostentado por un presidente elegido por el pueblo y un primer ministro responsable ante el Parlamento. No obstante, la República de Weimar no estuvo exenta de problemas y estallaron diversos enfrentamientos entre 1919 y 1923, tanto de carácter nacionalista como comunista, que terminaron sofocados.

En materia económica, Alemania sufrió una devaluación de su moneda y cayó, en 1923, en una grave bancarrota financiera. Ya en 1928, se consiguió la recuperación de la industria alemana gracias a políticas estabilizadoras basadas en una nueva moneda más fuerte, pero ese crecimiento requería capitales extranjeros y dependía de las exportaciones. Por otro lado, la deuda alemana obligó a la aplicación de políticas deflacionistas que provocaron una caída en la producción industrial, con la bancarrota de muchas industrias y un aumento del desempleo. Todo ello favoreció el crecimiento de los partidos extremistas, como el Frente Rojo –comunista–, pero fue sobre todo el Partido Nacionalsocialista, con Hitler a la cabeza, el principal beneficiado de la crisis económica.

Hitler

Después de la guerra, los EUA salieron reforzados económicamente del conflicto y se convirtieron en los acreedores de Europa, lo cual creó unas bases económicas muy débiles para el viejo continente. El sistema capitalista no estaba sujeto al control del Estado y eso lo hacía inestable. Las grandes exportaciones americanas, sustentadas por créditos, se redujeron a mediados de los años 20, en tanto Europa vivía una recuperación económica basada en la industria y la agricultura. De este modo, las inversiones se desviaron hacia la especulación. A parte de las especulaciones con los préstamos llevadas a cabo por las entidades bancarias, es importante destacar que el nuevo estilo de vida americano requería altos ingresos para adquirir bienes de lujo, que casaba con el alto grado de confianza en el futuro y el alza continuada en las cotizaciones en Bolsa.

Así pues, el 24 de octubre se inició el crack de 1929 con el estallido del globo especulativo. El sistema financiero vigente se derrumbó sistemáticamente y, carente de liquidez, generó un colapso económico y una bancarrota generalizada con el consiguiente desempleo y una caída del poder adquisitivo de la población afectada. Este problema se vio agravado por la inexistencia de un sistema de Seguridad Social. El impacto de la Gran Depresión se hizo notar a escala mundial y su efecto más importante fue el destierro del liberalismo económico.

La Gran Depresión en EUA

Muchos países –Gran Bretaña, Francia, Canadá, EUA, Holanda, entre otros­– abandonaron el patrón oro y las políticas se tornaron más sociales que económicas, implantándose sistemas de Seguridad Social. También se instauró un capitalismo democrático reformado basado en las teorías de Keynes, que abogaban por la intervención del gobierno en la economía para estabilizarla. Otra de las consecuencias de la Depresión fue el debilitamiento del movimiento comunista internacional fuera de la URSS, la cual había permanecido ajena a la crisis y al desempleo, inmersa en su proceso de industrialización acelerada mediante los planes quinquenales.

Por otro lado, se intensificó la actividad antiimperialista y se extendieron las insurrecciones políticas. En los EUA, las medidas tomadas por el presidente republicano Hoover para restaurar la maltrecha economía no funcionaron, pero con el demócrata Roosevelt en el poder tras las elecciones de 1932, se intentó recuperar la confianza del publico en la banca, se establecieron garantías en los depósitos, se controló el mercado de valores y se crearon los subsidios de desempleo y jubilación. En definitiva, el éxito del New Deal consistió en la intervención y el control estatal de la economía.

El New Deal del Presidente Roosevelt

Con la Gran Depresión, el comunismo marxista, el capitalismo reformado por la socialdemocracia moderada de los partidos obreros y el fascismo pugnaban por la supremacía política frente a un liberalismo en decadencia. De hecho, la consecuencia más importante de la Gran Depresión fue la fragua del clima prebélico –perceptible en 1931, y que ocasionó la 2ª Guerra Mundial– con el triunfo de un régimen nacionalista, belicista y agresivo en Japón y en Alemania. El retroceso de la izquierda y la Depresión contribuyeron a la subida al poder del fascismo en una sociedad cada vez más alejada de los valores intelectuales imperantes en la burguesía del siglo XIX.

En definitiva, el crack del 29 supuso el colapso de la economía mundial y puso en entredicho la eficacia del liberalismo y el capitalismo. Tan solo la URSS, que se erigió como una potencia económica comunista, quedó al margen de la crisis económica. Este hundimiento económico mundial en el periodo de entreguerras provocó revueltas sociales generalizadas y un aumento del desempleo. En los EUA, la Gran Depresión originó la vigilancia del gobierno en la economía con el New Deal. Mientras, en Europa, los gobiernos democráticos fueron incapaces de gestionar la crisis capitalista y la población miró con esperanza a los nuevos partidos de ultraderecha ­–fascismo en Italia y nazismo en Alemania– que, con una economía de estado que disminuyó el desempleo y la aplicación de técnicas de control de masas, no tardaron en ganar adeptos y hacerse con el poder forjando el clima prebélico que originó la 2ª Guerra Mundial.

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