La agenda del movimiento queer defiende la regulación de la prostitución al considerarlo un trabajo más, está a favor de la pronografía y se muestra favorable a los vientres de alquiler.
Por Araba Abolizionista | 7/03/2024
Como cada año, con la celebración del 8M se vuelven a oír voces que no entienden por qué el feminismo se manifiesta dividido. Creo que a estas alturas es necesario explicar las razones por las que se han acabado dividiendo las manifestaciones feministas.
La agenda feminista es clara y no presenta ninguna duda, el sujeto político es la mujer y la lucha del feminismo es acabar con todas las violencias que se le infringen a las mujeres por el hecho de serlo: asesinatos, violencia sexual, prostitución, pornografía, vientres de alquiler, violencia machista, desigualdad económica y educativa. Todas estas violencias se encuentran en el marco estructural patriarcado-capitalismo que lo origina y fomenta. Llevar a cabo la agenda feminista significa señalar y revocar a los dos culpables de la opresión de las mujeres: patriarcado y capitalismo.
El capitalismo en su fase actual, el neoliberalismo, se ha extendido por todo el mundo y su lógica de acumulación supone un ejercicio extremo de racismo y colonización, en realidad la colonización nunca terminó.
Y sí, evidentemente, las mujeres de otros países sufren de racismo y xenofobia, y sí, el feminismo es antirracista y para acabar con el racismo y la opresión de las mujeres es necesario el anticapitalismo. No es posible en estos momentos, una línea intermedia de adaptación al neoliberalismo si se busca acabar con el extractivismo de seres humanos y lograr una solución al desastre medioambiental.
Bueno, en realidad, sí que hubo en los años 80, una sección del feminismo que surgido de las teorías posmodernas de Derrida y otros autores, terminó adaptándose a la corriente dominante del neoliberalismo, en concreto la teoría queer.
El movimiento queer es el que ahora mismo se opone a la agenda feminista por considerarla excluyente, y el que ha fomentado la división tanto en las manifestaciones en la calle como en los estudios de género.
La agenda del movimiento queer defiende la regulación de la prostitución al considerarlo un trabajo más, está a favor de la pornografía y se muestra favorable a los vientres de alquiler.
Estas dos posturas políticas son incompatibles, no es posible defender la prostitución como una elección individual de las mujeres, cuando las causas que hacen posible la prostitución, son la pobreza, la dominación del ejercicio sexual del hombre sobre la mujer, la migración forzosa de mujeres de países pobres a ricos por causas económicas, asilo político o conflictos políticos, siendo todos estos factores estructurales.
Por eso decimos las feministas que el movimiento queer es la adaptación al neoliberalismo, porque defiende que una mujer puede decidir explotarse a sí misma ignorando todas las causas estructurales que de hecho determinan su vida. Lo mismo se podría decir de cualquier trabajador/a, que tendría el derecho a explotarse abandonando de facto la lucha colectiva. Lo que no se toleraría para la clase trabajadora, el movimiento queer lo enarbola como la libertad de las mujeres para explotarse, una falsa libertad denunciamos, puesto que se asienta bajo las fauces del neoliberalismo y patriarcado.
Podríamos decir que lo queer ha extendido la alfombra roja al neoliberalismo cultural. Esta exaltación del individualismo se promueve no solo a pie de calle sino también desde el ámbito académico. Un buen ejemplo es Paul B. Preciado, quien quiere presentarse como alguien transgresor, pero una lectura atenta de su texto solo remite a otro tipo de misoginia. En su libro Testo yonqui dice: “por qué no hay una masa de bio-mujeres que trafican y consumen testosterona para acceder a la posición hegemónica. Quizá, simplemente, las bio-mujeres no quieren el poder, prefieren seguir teniendo excusas para no triunfar, para no ganar dinero…” Esta es la enésima vez que se nos culpabiliza a las mujeres de lo que nos ocurre, nada nuevo bajo el sol. Os suena algo así: mujer, por qué llevabas esa falda, por qué saliste de noche, por qué montaste en ese coche, por qué te fuiste con él, por qué te casaste, por qué tuviste hijos, por qué no has tenido hijos, cómo no viste que ese hombre es una mala persona, por qué no te fuiste al primer golpe, por qué te callas, por qué no te impones, por qué no dices que la idea fue tuya, por qué…..
Señalar a las mujeres como responsables de sus problemas solo consigue minar aún más su autoconfianza, pero claro, igual también son responsables de su situación de víctimas, de que se les atiborre de ansiolíticos o reciban menos atención médica cuando lo requieren. Dejar en evidencia a quien no ha podido desarrollar recursos psicológicos o intelectuales para hacer frente al patriarcado es un ejercicio de elitismo, de quien se cree con derecho a erigirse en un atril y aleccionar a las pobres criaturas que son tan pusilánimes de no defenderse. Y esto de transgresor no tiene nada, de hecho cualquiera podría pensar que menos mal que el movimiento ecologista optó por acciones opuestas a la estrategia planteada por Preciado de seguir consumiendo fármacos aunque sea en el mercado negro, menos mal que defendieron el abandono total de pesticidas y químicos en la alimentación.
Pero su discurso y el de otras teóricas queer ha encontrado recepción en una sociedad que ha ido profundizando en el neoliberalismo. Es mucho más fácil acoger la idea de que una mujer puede hacer lo que quiera con su cuerpo y con su vida obviando las estructuras de poder del capitalismo, que plantar resistencia a las esferas de poder. Como si una mujer, por el mero hecho de formular una enunciación, pudiera plantarse en la calle y decir, no voy a sufrir ningún tipo de violencia, y de facto salvarse mágicamente de sufrirlas.
Pero es aquí donde la estrategia queer de no permitir el debate y presentar su tesis como la única válida, tiene consecuencias que igual no habían sospechado.
Entre las personas más jóvenes se ha popularizado a través de tik tok, una nueva filosofía Delulu, la cual se basa en la idea de imaginar una realidad mejor, aplicándola a distintos aspectos de la vida como el trabajo o las relaciones personales, y usar la imaginación para visualizar un escenario más positivo o deseable del que existe en realidad.
Pero no solo eso, seguir la filosofía Delulu también implica auto engañarse de forma consciente, creyendo incluso en situaciones completamente imposibles o muy improbables completamente distintas a la realidad
Es evidente que los más jóvenes están reaccionando a un presente de gran incertidumbre y un futuro que se presenta sin esperanza y lleno de problemas, con un escenario mental del que huyen de la realidad.
Aquí lo realmente importante es entender por qué se ha llegado al punto, de que una parte de la juventud piense que la mejor opción es huir de la realidad.
Podríamos resumirlo en tres factores. Uno, se ha fomentado desde los discursos de la posmodernidad que se pueden conseguir cambios por medio de la performance de la biología y el lenguaje.
Dos, que los deseos de las personas están por encima de otros parámetros éticos o filosóficos.
Tres, el neoliberalismo ha propiciado el escenario ideal para que las tesis posmodernistas y queer se amolden a una nueva lógica mercantilista; todo lo que yo deseo se puede comprar o vender, como vivimos en una sociedad capitalista hay que amoldarse a la oferta y demanda y un solo sujeto decide qué pone a la venta de sí mismo dejando atrás la ética y lucha colectiva..
¿Qué tiene que ver todo esto con lo que está ocurriendo en el feminismo? La situación actual es de hecho la presentación de una discusión filosófico-política. Ahora mismo la agenda feminista es la que está plantando oposición total a las políticas de extractivismo y mercantilización de las mujeres. Y para llevar a cabo esa agenda es necesario un sujeto mujer, no hay que diluir ningún sujeto político, la táctica de permearse líquidamente como sujeto entre las capas del neoliberalismo es en realidad RESIGNACIÓN.
Las mujeres no podemos permitirnos la resignación, en cualquier momento nos pueden devolver a la casilla de salida y que nuestra vida no valga ni la sombra que nos acompaña.
Quienes han optado por diluirse piensan, bueno, pues tampoco se vive tan mal, ¿pero en qué países las mujeres pueden decir esa frase? De repente se nos viene a la cabeza unos cuantos países donde las mujeres casi no cuentan con derechos o cada vez son menores.
En los países occidentales los gobiernos utilizan la excusa de promover la diversidad sexual para colgarse la medalla de progresistas y no acometer políticas de envergadura que solucionen los problemas graves de los países.
A los gobiernos occidentales les molestan las feministas porque señalamos los problemas estructurales que provocan la violencia, la pobreza y la desigualdad en las mujeres, mientras el movimiento queer invoca al lenguaje y a la performance, y eso, como sabemos, al Banco Mundial o a la CEOE poca pupa les hace.
Pero los medios de comunicación mayoritarios acogen con alegría y entusiasmo esos discursos de que cada uno haga lo que quiera, ¿quién lo iba a sospechar verdad? Esa disposición por parte de medios de comunicación que funcionan como lobbies respaldados por multinacionales.
Esa estrategia queer solo es posible porque fundamentalmente no quieren que se realice el ejercicio de presentar los términos del debate en su totalidad, pretenden ocultar la historia del feminismo del Siglo XX, y promover la confusión para que no se sepa que la cuestión de fondo es una discusión filosófica entre idealismo y materialismo.
Es hora que desde lo queer dejen de propiciar la confusión y el desconocimiento sobre la filosofía feminista.
Es hora ya, de que se entienda que el feminismo no va a cejar en su lucha, le pese a quien le pese, las mujeres tenemos por delante todo por ganar o todo por perder, no vamos a ceder ante nadie porque nos va la vida en ello.
Minimizar la lucha queer al lenguaje inclusivo y la performance cuando se nos sigue pegando, insultando y matando en las calles tiene el mismo nivel que cuando los hombres se quejan de ser discriminados por el feminismo.
Puedo asegurar que nadie elige ser del colectivo LGTB cuando lo sufres en tus carnes, tener una vida cisheteronormativa sería lo más fácil, solo buscamos vivir una vida más liviana con nuestros condicionantes.
Os quejais de ser invisibilizadas y lo único que conseguís con artículos como este es invisibilizar al resto. Estamos todas juntas en esto, solo queremos que entendáis nuestra parte pero insistís en no querer ver y escuchar y en excluir a mujeres que sufren el mismo machismo que sufrís vosotras.
No nos dejéis como unas incultas que no hayan leído a un millón de autoras referentes en el feminismo y que no sabemos que el capitalismo es el eje de este sufrimiento.
Vivimos vuestra exclusión y es imposible entenderlo viniendo de personas que supuestamente saben que significa ser apartada y menospreciada…
Un saludo
Para mí las mujeres nacemos luchando y morirémos luchando yo siempre me he considerado una privilegiada nací en una casa humilde pero muy humana tuve unos padres mayores en una época muy difícil pará todos en especial para las mujeres