Yanomami: la tragedia repetida

La situación de los Yanomami es común a otras tierras del Amazonas Sur y Mato Grosso; tienen sus tierras demarcadas pero los garimpeiros, madereros, cazadores, agricultores y otros invaden sus tierras sin que los tribunales actuasen mientras que los indígenas son agredidos y desplazados.

Por Remedios Copa

La crisis humanitaria que está padeciendo la etnia Yanomami no es nueva. Así lo relata Sydney Possuelo, uno de los más importantes indigenistas de la historia; etnógrafo, activista social, considerado uno de los más grandes exploradores de la naturaleza y auténtica autoridad en el estudio de los pueblos aislados del Brasil, fue el hombre que en los años 80 cambio el concepto sobre la forma más idónea de proteger a los pueblos indígenas. Recibió numerosos reconocimientos y premios y, tal como relata la actual Ministra Marina Silva, su carta devolviendo la Medalla del Mérito Idigenista otorgada por su trabajo pasará a la posteridad como testimonio de la protesta contra el desmoronamiento de la capacidad de actuación de las instituciones responsables de la política indígena, de su simbología y dignidad del trabajo de muchos brasileños junto a esos pueblos, arruinado por el Gobierno de Bolsonaro.

Possuelo fundó la FUNAI, único Departamento Gubernamental en el mundo dedicado a la protección de las comunidades indígenas que tienen poco o ningún contacto con la sociedad nacional y otros pueblos, del que fue cabeza hasta el 24 de enero de 2006 en que le retiraron del puesto tras criticar a Mercio Pereira Gómes por sugerir que los indios brasileños tenían mucha tierra. La misión de la FUNAI es asegurar que los derechos de los indígenas sean respetados según lo establecido en la Constitución brasileña y el Estatuto Indígena; defensa que ha de protegerlos de los peligros que suponen mineros ilegales, ganaderos, madereros y otros grupos que destruyen sus recursos naturales.

Con respecto a la situación que el Gobierno de Temer y después con mayor virulencia el de Bolsonaro precipitaron a los Yanomami a la actual crisis humanitaria, señala que es una repetición de la que se encontró en su día cuando comenzó su trabajo en defensa de los derechos y la Demarcación de sus tierras. Ambos han pretendido exterminar a los indígenas, afirma. Y aunque considera que Lula y Rousseff pudieron haber hecho más en su día para avanzar en la Demarcación, se muestra convencido de que esta vez la política de Lula va a ser contundente para defender los derechos de los indígenas, como brasileños y sus derechos especiales como indígenas. La firmeza y transversalidad de la política en el programa de Lula para los pueblos indígenas, y su actuación reciente, demuestra que ahora se está haciendo realidad lo que ya se debió consolidar años atrás.

Cuando habla de la crisis humanitaria que él se encontró en su día no difiere de la situación actual. Empezando por la contaminación del aire que hiere y enferma a los indígenas y también a la selva, (resalta la especial sensibilidad olfativa, auditiva y visual de los indígenas). La contaminación del agua por el uso del mercurio y los cientos de dragas que remueven los fondos de los ríos en profundidad, contaminan y matan los peces pero también dañan a las personas; al igual que ahora, apenas quedaban niños pequeños y todos estaban desnutridos y enfermos; el mercurio y los demás contaminantes utilizados con la maquinaria pesada hacía que nacieran niños ciegos, sin miembros, o enfermos con otras deficiencias, malaria o enfermedades trasmitidas por los abusos y agresiones sexuales de los garimpeiros y que también padecen ahora las niñas y mujeres yanomami. También entonces les habían esquilmado la caza y erradicado algunas especies que junto con los peces eran fundamentales e insustituibles para su alimentación. A todo ello hay que añadir la deforestación y las quemas, con el daño a la biodiversidad que provocan, rompiendo completamente el ecosistema en su conjunto.

Muchas de las muertes de indígenas durante la pandemia se debieron a la malaria; el Gobierno dejó de suministrar la quinina, imprescindible para el tratamiento y la cura de la malaria, porque la dedicó a los tratamientos con la peligrosa cloroquina para combatir la covid-19, que tantos daños causó.

Possuelo aboga por la comprensión de los indígenas y viceversa, por lo que se debe estudiar la lengua indígena y enseñarles el portugués para que puedan entender lo que se proponen quienes se acercan a ellos y saber lo que están tramando.

El Gobierno tendrá que entender y lidiar con todas las comunidades, tengan 30.000 miembros o solamente 10. Cada comunidad tiene sus propios conocimientos ancestrales, solamente trasmitidos de forma oral; deberían ser ahora recogidos y grabados. La situación de los Yanomami es común a otras tierras del Amazonas Sur y Mato Grosso; tienen sus tierras demarcadas pero los garimpeiros, madereros, cazadores, agricultores y otros invaden sus tierras sin que los tribunales actuasen mientras que los indígenas son agredidos y desplazados.

En las inspecciones realizadas por el Gobierno de Lula se detectaron puestos clandestinos con individuos armados que rodeaban las aldeas indígenas. Una situación similar la relata Possuelo cuando procedieron a desalojar, ayudados por la Policía federal, a los garimpeiros y a otros intrusos.

“Yo me siento un indio disfrazado de blanco”. “Siento un gran respeto por ellos, los siento como mi familia. Nos enseñan una forma simple, sencilla, de estar en el mundo. Les debemos la consideración de hermanos nuestros que, además de los derechos como pueblo brasileño, tienen derechos especiales que debemos respetar y proteger”. Los indígenas fueron fundamentales a la hora de expulsar a los invasores. Es preciso que la sociedad sepa de la importancia de los pueblos indígenas, de cómo su participación y los conocimientos del medioambiente y la floresta han repercutido en beneficio de la vida de toda la sociedad brasileña, afirma este indigenista, que además desgrana un análisis detallado del origen y condición de los garimpeiros y de las obligaciones que deben asumir las diferentes instituciones de los Distritos urbanos para erradicar esa lacra de la que, de alguna manera, también son responsables.

Tal como escuchaba recientemente de muchas personas brasileñas de diferentes estratos, la verdadera identidad del pueblo brasileño no se puede construir sin recoger la contribución del conocimiento de los pueblos originarios.

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