En los comicios se ha impuesto la oposición, con la ex-primera ministra Kamla Persad-Bissessar, que gobernó entre 2010 y 2015, y su partido, el Congreso Nacional Unido.
Por Angelo Nero | 3/05/2025
Trinidad y Tobago es una república insular situada en el Mar Caribe, en las Antillas, a una decena de kilómetros de la costa septentrional venezolana, y a un centenar de kilómetros de la isla de Granada. Trinidad, la isla principal del archipiélago, fue colonizada por los españoles, que la entregaron a Gran Bretaña en 1797. Tobago, por su parte, pasó por manos españolas, británicas, francesas y holandesas. En 1802 ambas fueron cedidas a los ingleses, por el Tratado de Amiens, y el dominio británico terminó en 1976, cuando se convirtieron en república.
Este pasado lunes 28 de abril se celebraron elecciones legislativas en esta nación caribeña, para elegir los 41 escaños de su Cámara de Representantes, unos comicios que han provocado un auténtico terremoto político, y que se han celebrado en un ambiente de inseguridad -sus indices de criminalidad lo convierten en uno de los países más peligrosos de América-, con una inflación galopante – pese a ser, aún con su pequeño tamaño, la 16º economía de América por PIB per cápita gracias a su producción y refinado de petróleo y gas-, y un clima de inestabilidad política que ha lastrado al gubernamental Movimiento Nacional del Pueblo (People’s National Movement, PNM), del primer ministro Keith Rowley, en el poder desde 2015. También parece haber influido la renuncia de Rowley al frente de su partido, que se presentó a estas elecciones bajo el liderazgo de Stuart Young.
Finalmente se ha impuesto la oposición en estas elecciones, con la ex-primera ministra Kamla Persad-Bissessar, que gobernó entre 2010 y 2015, y su partido, el Congreso Nacional Unido (United National Congress, UNC), de orientación socialdemócrata, con una campaña basada en la seguridad, la vivienda, la justicia social y la recuperación económica, así como una alianza tejida entre su partido, los sindicatos y otros partidos minoritarios. El UNC ha aumentado su porcentaje, con respecto a 2020, del 47 % al 54.61 %, ganando 7 escaños en la cámara, con lo que obtiene 26 diputados, superando ampliamente la mayoría absoluta.
A pesar de que el el Gobierno Bolivariano destacó los «vínculos sólidos de cooperación» construidos durante el anterior mandato de Persad-Bissessar y expresó su disposición a fortalecer la relación estratégica en seguridad, economía e integración regional, la nueva primera ministra de Trinidad y Tobago, ha mostrado un giro nacionalista en su campaña, con el lema “Trinis first”, un lema calcado al de Donald Trump, con el que ha mostrado cierta afinidad en el tema de la inmigración irregular. El secretario de estado, Marco Rubio, también señaló: “Esperamos colaborar estrechamente con la Primera Ministra Persad-Bissessar y su administración para fortalecer nuestra colaboración en materia de seguridad energética, prosperidad económica y lucha contra la delincuencia transnacional”.
Por su parte el liberal PNM ha sufrido una severa derrota al pasar del 49,08 % al 35,64 %, uno de los peores resultados del partido en las últimas dos décadas, pasando de 21 a 13 escaños, ganando tan solo en 13 de los 41 distritos electorales y siendo derrotado incluso en Tobago, uno de sus bastiones tradicionales, donde en sus dos distritos se impuso el Partido del Pueblo de Tobago (Tobago People’s Party, TPP), una formación que defiende la autodeterminación de esta isla, liderada por Farley Chavez Augustine, y que entra en la Cámara de Representantes con dos escaños.
La participación fue del 54%, cuatro puntos por debajo de los comicios de 2020.
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