Violencia e intimidaciones: estrategia del oficialismo brasileño para las presidenciales del domingo

A pocas horas de la elección que puede definir quién será el próximo presidente de Brasil, la violencia y la intimidación se vuelven la principal estrategia del bolsonarismo para tratar de forzar un ballotage entre Lula y el actual mandatario.

 Por Ana Dagorret / La tinta

Son horas de máxima tensión en Brasil. El próximo domingo 2 de octubre, cerca de 150 millones de personas están convocadas a las urnas para definir quién será el próximo presidente, en una elección marcada por la violencia. Las encuestas muestran que la disputa puede definirse con la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en primera vuelta. Desde la campaña del presidente Jair Bolsonaro, que busca su reelección, la apuesta es a todo o nada para lograr que el pleito se defina en una segunda vuelta el 28 de octubre.

Al principio de la campaña del actual mandatario, la estrategia era mostrar a un Bolsonaro más moderado para atraer el voto de los indecisos. Pero la estabilidad registrada en las encuestas a pocos días de los comicios y la dificultad del presidente de romper su techo de votos aceleraron la vuelta a un viejo y conocido esquema. Hay ambigüedad en las respuestas del mandatario sobre si reconocerá el resultado de la elección, sea cual fuere. Además, va tomando fuerza la idea de un fraude como único motivo que podría explicar su eventual derrota. Este cóctel generó, hasta el momento, un aumento de la violencia en todo el territorio.

Solo esta semana, fueron registradas varias denuncias. El martes pasado, un comité del Partido de los Trabajadores (PT) fue atacado por un hombre que se identificó como seguidor de Bolsonaro en el municipio de Novo Osasco, en el interior de San Pablo. Otro caso de agresión fue registrado en São Gonçalo, interior de Río de Janeiro, esta vez contra una mujer embarazada que estaba repartiendo panfletos del PT. En uno de los videos que circularon del caso, se puede escuchar a uno de los agresores, que se identificó como simpatizante del actual presidente, gritar: “¡Esto es guerra!”.

Brasil campaña presidencial 2022 la-tinta

También el martes, en Manaos, capital del estado de Amazonas, un militante del PT fue atacado por un bolsonarista con una barra de fierro en la cabeza durante un acto de campaña.

El viernes 23 de septiembre, también se registraron ataques en Angra dos Reis (Río de Janeiro) y en Montes Claros (Minas Gerais). El primero fue contra una joven de 19 años que conversaba con amigos en un bar. Tras unos comentarios que criticaban a Jair Bolsonaro, un hombre que escuchó la charla atacó al grupo con un trozo de madera y llegó a herir en la cabeza a una de las jóvenes, quien recibió siete puntos de sutura.


El segundo caso ocurrió en el barrio de São Geraldo, en la ciudad de Montes Claros, durante una volanteada a favor de los candidatos del PT. Un policía militar que vive allí se mostró indignado por la manifestación política. A continuación, disparó contra los activistas del PT mientras decía: “No aceptaré la campaña de Lula en mi calle”, tras lo cual le mostró sus genitales a los peatones en la calle.


Si bien estos son los casos más recientes, también hubo denuncias de homicidios y ataques con cuchillos, armas de fuego e, incluso, con vehículos contra electores, militantes y candidatos del Partido de los Trabajadores. Es el caso de la concejala del PT, Cleres Revelante, a la que un bolsonarista atropelló con su automóvil a propósito. Además, en los últimos días, atacaron una casa, en la ciudad de Recife, que tenía la bandera con la imagen de Lula en la ventana.

A estos casos, se suma el asesinato de Marcelo Arruda, tesorero del PT, durante su fiesta de cumpleaños en Foz do Iguaçu, en Paraná, y el de Benedito dos Santos, asesinado de 15 puñaladas en la zona rural de Confresa, en Mato Grosso.

A su vez, trabajadores y trabajadoras de los institutos de encuestas que hacen el relevamiento de la intención de voto fueron blanco de ataques de fanáticos del presidente Bolsonaro. El más reciente se registró en Ariranha, en el interior de San Pablo, luego de que un encuestador fuera abordado por dos hombres, golpeado y amenazado con un cuchillo.

Las agresiones contra quienes no declaran su voto por Bolsonaro tienen como fin último intimidar al electorado. Si bien los hechos responden a las provocaciones impulsadas por el propio presidente y su tropa, también pueden tener como objetivo forzar un alto índice de abstención, escenario en el cual el mandatario tendrá mejores chances de lograr una segunda vuelta.

Dicho propósito parece tener éxito. Según una encuesta publicada recientemente por el Instituto Datafolha, siete de cada diez electores tienen miedo de ser víctimas de agresiones por cuestiones políticas. Entre los que podrían verse más afectados, están, principalmente, los electores más pobres, donde el expresidente tiene cerca del 60 por ciento de las intenciones de votos. Este segmento es el que se encuentra sujeto a mayores dificultades para llegar a los centros de votación, así como a las amenazas por parte de punteros políticos y grupos del crimen organizado que apoyan a Bolsonaro.

Uno de los casos más paradigmáticos registrados recientemente fue el del empresario bolsonarista, Cassio Joel Cenali, que llegó a negarle un plato de comida a una mujer que había declarado su voto por Lula. El hecho sucedió en el municipio de Itapeva, en San Pablo, y fue grabado y publicado en redes sociales por el propio empresario. En el video, el hombre cuestiona a la mujer por su intención de votar a Lula. El empresario le responde: “¿Lula? Así que es Lula. A partir de ahora, no hay más comida. Es el último plato que llega aquí. Puedes pedirle comida a Lula ahora, ¿de acuerdo?”.

Existe una preocupación real acerca de cómo la elección puede ser definida de registrarse un alto índice de abstención. Por este motivo, la campaña del ex líder sindical buscó en los últimos días insistir en la importancia de que los electores concurran a los centros de votación. A su vez, también existe un factor que podría acelerar la victoria de Lula en primera vuelta. Según publicó la revista Piauí, a partir de un estudio realizado por la encuestadora Quest, el fenómeno del “voto silencioso” podría beneficiar al candidato del PT debido a que muchas personas omiten su preferencia por el expresidente ante el ambiente de violencia creciente.

Si bien la tradición electoral del país muestra que la mayoría de los comicios presidenciales fueron definidos en un ballotage, la hostilidad contra los y las opositores, y el apelo de la campaña de Lula por el llamado “voto útil” -para dar por terminada la contienda el mismo 2 de octubre- pueden ser determinantes para consolidar una victoria de la fórmula del PT en primera vuelta.

Se acercan horas decisivas para Brasil, ante lo que, sin dudas, será recordada como la campaña electoral más violenta de su historia. El aumento de la violencia ante la posibilidad de una derrota de Bolsonaro amenaza con ser un factor clave en los meses que seguirán a los comicios del próximo domingo.

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