https://www.3djuegos.com/noticias-ver/170195/e3-2017-horarios-y-fechas-de-las-conferencias/
Si estás un poco al día con esto de los videojuegos te sonará las siglas E3. Estás corresponden a Electronic Entertainment Expo o la exposición de entretenimiento electrónico en español, de ahí las tres es (la letra, no me ha imbuido de repente el espíritu sintáctico de nuestro expresidente).
Esta es una feria que se celebra todo los años en Estados Unidos, tradicionalmente en Los Ángeles aunque algunos años se trasladó a Atlanta, y en la que las grandes compañías de videojuegos muestran y dejan probar sus nuevos proyectos, ya sea videojuegos o consolas, a la prensa especializada. Además, desde la edición de 2017 la feria se ha abierto al público con una acogida más que buena (se agotaron las 15000 entradas que fueron puestas a la venta al precio de 250 dólares).
Desde su primera edición en 1995, la estructura del E3 siempre ha sido similar: los primeros días de la semana que dura se destinan a las conferencias de cada compañía en los teatros cercanos al recinto y los últimos tres o cuatro días la feria abre sus puertas para que se puedan probar aquellos títulos mostrados. Este año no iba a ser menos y se repite esta disposición. En este artículo de Anaitgames se pueden consultar los horarios de cada conferencia y una previsión de lo que ya sabe o se espera que se enseñe durante la edición de este año.
A diferencia de otras ferias de tecnología, en las que parece que lo mostrado sólo está al alcance de unos pocos, del E3 han salido los productos más mediáticos y vendidos de esta industria. Entre ellos: todas las versiones de consolas PlayStation, la Game Boy, Pokemon, Final Fantasy VII, Halo, World of Warcraft, Uncharted, The legend of Zelda: Ocarina of time, Super Mario 64, etc.
Esto hace que para muchos sea vista como ‘La navidad de los videojuegos’, una semana en la que cualquiera de tus deseos en lo que respecta a los videojuegos se puede hacer realidad. Para muestra la conferencia de Sony de 2016, en la que se anunciaron títulos como Final Fantasy VII Remake o Shenmue III, con los que millones de jugadores habían soñado y que parecían eso, simplemente sueños que nunca se harían realidad. Así, es habitual encontrar por Internet miles de teorías, predicciones, deseos y reacciones sobre la feria.
Pero como ocurre con la navidad, hay personas a las que le encanta por los regalos, los adornos… y otras que piensan que es una festividad consumista. El E3 no deja de ser una feria comercial y, por lo tanto, su principal intención es vendernos sus productos. De ahí que no duden en usar prácticas que atentan directamente contra los derechos de los consumidores como enseñar un tráiler que luego tienen poco que ver con el producto final o valerse de la ilusión del jugador publicando globos sonda que hacen aumentar la interacción en los perfiles digitales de las compañías y, por ende, sus acciones en bolsa.
Además, esta visión comercial del evento hace que el producto, la feria, quede perjudicado: conferencias que parecen más un informe para los accionistas que una presentación al público, disputas absurdas por ver quién ‘ha ganado’ el E3 en función de la relevancia o novedad de lo mostrado, etc.
Aún sabiendo todo esto y reconociendo lo dañino que resulta para los videojuegos como concepto, no puedo negar que mi balanza se decanta hacia el lado de la ilusión cuando pienso en el E3. Algunos de mis mejores momentos con los videojuegos que recuerdo vienen de haber aguantado despierto hasta las tres de la mañana para ver una conferencia y que en ella apareciera un teaser o tráiler, aunque fuese de 30 segundos, de un juego nuevo que me fascinase o de uno que ya había perdido la esperanza de ver. Y a partir de ahí pasar toda la noche en vela por el hype, viendo esa pieza una y otra vez y dibujando el juego en mi mente.
Luego nunca resulta ser el juego que tú habías imaginado y resulta ser demasiado bonito para ser real. Al fin y al cabo, de ilusión no se vive, pero al menos durante una noche fui tremendamente feliz. Y eso es algo que nadie puede quitarme, ya que la ilusión es la realidad de los que no tienen un real.
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