Por Josu Ibargutxi / Portavoz de la Plataforma Vasca contra los Crímenes del Franquismo
“Josu: Chato ha muerto!”. Eran las 8:10h. de la mañana de un día como hoy, 29 de marzo, hace un año. Me quedé helado, sin poder responder a Justa, que lloraba al otro extremo del teléfono. Y lloré con ella…lloramos mucho… aun sabiendo desde hace meses que esto tenía que llegar… Porque Chato se nos iba, solo que aceleró su muerte ese bicho entonces bastante desconocido todavía y hoy causante de millones de muertes.
Nos despedimos un mes antes, el 17 de febrero por la tarde en su casa, a mi vuelta de Argentina, a donde, con un cabreo impresionante, por primera vez no pudo acompañarme por prescripción médica. Charlamos largo rato sobre los problemas de la Querella, y cuando ya nos despedíamos, aquel fuerte, fuertísimo abrazo que nos dimos no fue como los de siempre; presentí que era el último… así me lo decía su mirada.
Son dos fechas que nunca se me olvidarán: un gran abrazo el 17 de febrero, e inmensas lágrimas de impotencia el 29 de marzo. Ambas me dicen dos cosas: por un lado la fuerza y el tesón de un gran abrazo que transmitía sin palabras todo el ánimo para seguir en el camino; por el otro, la realidad fatídica e inexorable del día a partir del cual nos quedábamos sin Chato para continuar en él.
Porque seguir andando es el mejor homenaje que podemos hacer a ese gran amigo y compañero, delincuente cabal, nada chato y sí muy largo en su andadura vital.
Hasta siempre, Chato, compañero del alma!
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