“Tolerancia Cero” al Supremacismo

Por Luis Díaz Allegue

Cuando Donald Trump pronunció el discurso con el cual presentaba su candidatura a presidente de los Estados Unidos no fue tímido en sus intenciones: Llamó a los mexicanos violadores, narcos y asesinos. Una generalización que lo debía de haber descartado de manera automática para cualquier cargo público, más si cabe del cargo más importante de su país. “Tolerancia Cero” es como llaman desde su administración a la nueva iniciativa llevaba a cabo en sus fronteras, donde separan a menores de sus familias y los encarcelan. No es un error administrativo, no es un desborde de inmigrantes, no es gente peligrosa cruzando la frontera… es un ejecutivo supremacista ejecutando ordenes, y nos lo advirtió desde el principio.

 

Cuando miramos a la década de los 30 en Europa, tendemos a preguntarnos: ¿Cómo pudo suceder eso? ¿Por qué la gente no reaccionó? ¿Por qué no lo hicieron otras naciones? Y ahora nos estamos preguntando, ¿Estamos viviendo un deja vú?

Se supone que los padres no deben ser deportados sin sus hijos, pero ha sucedido en muchos casos, y 2700 niños han sido separados de sus padres y son ahora rehenes. El departamento de inmigración que separa a los padres de sus hijos no mantiene una base de datos administrativa conectando a unos con otros, no hay registro burocrático que permita seguir su rastro y pueden haberse perdido para siempre. A estos niños los están medicando con potentes opiáceos para que no lloren y no molesten a sus captores.

El presidente Trump ha cedido en las últimas horas a la presión política y acaba de firmar una orden ejecutiva que pone fin a la separación de familias deteniendo a padres e hijos juntos en la frontera. Enjaulados, pero juntos. Es la estrategia más utilizada por los regímenes autoritarios, amenaza con separar a padres e hijos, que cuando se vean juntos en la cárcel pensarán que han tenido suerte.  

No, Donald Trump no es Hitler, pero tampoco es necesario que lo sea para para que le tengamos miedo. Lo que hoy vemos escandaloso será asumido de forma natural en pocas semanas o meses cuando la ola de protestas se difumine. El régimen nazi no comenzó su andadura con campos de exterminio, sino con medidas de odio contra colectivos determinados muy similares a las que Donald Trump ha comenzado a llevar a cabo.

Trump se está comportando como un verdadero dictador, ha retirado a los EEUU del Acuerdo del Clima de París, del Acuerdo Nuclear con Irán, de la Unesco y ahora del Consejo de DDHH de la ONU. Su política migratoria viola todos los tratados de derechos humanos. Aun así, los Reyes y Borrell han estado ayer de visita en Washington, estrechando su mano y normalizando al personaje.

No, Donald Trump no es Hitler, pero tampoco es necesario que lo sea para para que le tengamos miedo.

Pero el supremacismo no está presente solamente en EEUU, en Europa ha estado germinando poco a poco, lento pero implacable. La crisis económica ha disparado la xenofobia, intolerancia y etnocentrismo a unos niveles muy peligrosos para la democracia. Llevamos años alertando de la extrema derecha de Polonia y Hungría, o de la que casi ganó en Austria y Francia. Ahora nos toca aún más de cerca, con la Ley de Extranjería de Macron en Francia, que busca criminalizar al inmigrante, o con el nuevo ministro de Interior Italiano, Mateo Salvini, que amenaza con “cazar” y deportar a las personas de étnica gitana y que considera una victoria no aceptar barcos de refugiados haciendo peligrar la vida de cientos de personas.

En España no somos inmunes, por muy contentos que podamos estar con el buen hacer de nuestros políticos con el barco “Aquarius”. Tenemos ver a través de políticos que intentan redefinir que significa ser Español, y debemos de darnos cuenta de que cuando se propone retirar a Franco del valle de los caídos, se remueven los cimientos democráticos poco cuajados de nuestro país, y son muchos los zombies que salen a defender la dictadura.

El socialismo europeo esta de capa caída y el nuevo eje de ministros de interior de Alemania, Italia, Austria, Hungría están desarrollando y ejecutando planes para construir grandes campos de refugiados a las puertas de Europa. Señalar al más débil no es otra cosa que fascismo. Lo que está haciendo la UE es, una vez más, mirar hacia otro lado. 

En su edición de ayer, The Guardian ha dado una lección encomiable publicado los nombres de 34,361 inmigrantes que perdieron la vida en el Mediterraneo. Son muchas páginas de periódico…

Visto de manera tan cruda, esto recuerda otros tiempos. 

¿Qué haremos nosotros esta vez? Tolerancia Cero al supremacismo.

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