#TodasSomosLaura

Por Daniel Seixo con ilustración de Iñaki y Frenchy


Laura Luelmo era totalmente consciente de vivir en un estado en el que en lo que va de año se ha producido 94 feminicidios. 94 mujeres asesinadas por la única razón de su género, 94 mujeres asesinadas a manos de hombres.

No lo dudemos ni por un instante, hace mucho que se ha sobrepasado cualquier límite tolerable en relación al terrorismo machista, hace mucho que si el nombre de las mujeres llevase consigo las siglas del Partido Popular, Podemos, Ciudadanos o el Partido Socialista, las instituciones sin lugar a dudas hubiesen reaccionado con mayor dureza. Puede que esto no se trate de un tiro en la nuca o un coche bomba explosionado para asesinar con motivaciones políticas, pero con total seguridad, los feminicidios suponen el arma que usa una minoría del colectivo masculino con la firme intención de implantar su fanática ideología y su terror para lograr someter y aterrorizar al conjunto de las mujeres.

Laura Luelmo, al igual que la mayoría de las mujeres del estado español, hace mucho tiempo ya que era consciente de la amenaza que sobre ella y sus compañeras se cernía. Ninguna mujer puede asegurar hoy en España que sale segura a la calle por las noches, ninguna mujer puede disfrutar de su ocio sin una pizca de miedo, ninguna mujer puede expresar su sexualidad, su libertad, sin miedo a la mirada del fanático, el machista, el potencial asesino.

Admitámoslo de una vez por todas, el problema no reside en ellas, sino en nosotros. No se trata de crear grupos de WhatsApp para que las mujeres corran en compañía, tampoco de llenar los barrios de cámaras intentando evitar violaciones, ni de salir cada semana a la calle para reivindicar que las queremos vivas. Todo esto, son reacciones quizás necesarias ante los síntomas de un problema de raíz presente en nuestra sociedad: Necesitamos de una vez por todas desactivar la primacía del patriarcado.

No podemos seguir tolerando instituciones machistas, ni tampoco a más machistas en las instituciones. Debemos erradicar nuestras arcaicas y disfuncionales concepciones de género, para de ese modo lograr construir sobre las cenizas de las mismas una educación feminista que se muestre capaz de voltear siglos de primacía de un modelo machistas de educación que nos ha arrastrado al total desastre social.  Pero sobretodo, debemos de una vez por todas replantear los roles profesionales y domésticos, para dotar a la mujer de una verdadera igualdad material que haga comprender al conjunto de la sociedad que ninguna mujer debe recibir una menor retribución, ni asumir tareas exclusivas por el simple hecho de serlo.

Hoy Laura Luelmo se suma a una lista ya demasiado larga, pero confío a las miles de compañeras feministas que he tenido el placer de conocer, confío en las miles de mujeres que me han hecho abrir los ojos para desactivar mi educación patriarcal -sí hombres, tenemos un problema y gran parte de responsablilidad en todo esto- y confío también en los miles de hombres que hemos comprendido que nosotros también debemos de decir basta. Salgamos a la calle, castiguemos el machismo con nuestra indignación, pero también con nuestra rabia. Basta ya de promesas incumplidas, basta ya de pactos de estado estériles que se olvidan en cuanto el fascismo lo exige para gobernar una institución, basta ya de criminalizar al movimiento feminista. Pero sobretodo, basta ya de asesinatos machistas.

Es hora de salir a la calle para exigir medidas inmediatas, no más promesas, no más ganar tiempo para aplacar la rabia ante el terrorismo machista. Si el estado no escucha nuestro dolor, tendrá que escuchar nuestra rabia. Por Laura, por todas las asesinadas, por todas las mujeres, espero que las compañeras tiñan de lila las calles, espero una autentica #revoluciónfeminista. Como hombre, como ciudadano, caminaré tras vosotras en esa justa batalla compañeras.

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