Sri Lanka: Palacio presidencial ocupado y un futuro incierto

La ocupación del palacio presidencial el sábado fue la culminación de una ola de protestas ante la crisis política y económica sin precedentes, de la que los manifestantes culpan al gobierno del presidente Gotabaya Rajapaksa.

Por Esquerda.net

Cientos de miles de personas se reunieron en la capital de Sri Lanka, Colombo, para exigir la expulsión de Gotabaya Rajapaksa, a quien culpan de la escasez de medicamentos, alimentos y combustible. Poco antes de la ocupación del palacio en persona, el presidente logró escapar, abordó un barco de la Armada y fue sacado de la isla. De los 105 heridos que ingresaron en el hospital tras las manifestaciones, 55 siguen hospitalizados.

El malestar general existe desde hace varios años.

En mayo, se quemaron casas de diputados alineados con el gobierno y se destrozaron varios automóviles en toda la isla. Varias personas murieron y cientos resultaron heridas, y se impuso un toque de queda en todo el estado. Las protestas provocaron la renuncia del hermano del presidente, Mahinda Rajapaksa, quien fuera primer ministro del país, y quien fue reemplazado por Wickremesinghe.

El malestar general existe desde hace varios años, frente a un estado militarizado y etnocrático, y es alimentado por la grave crisis económica que ha tenido efectos incluso en la clase media. La población, carente de liquidez, ha enfrentado frecuentes cortes de electricidad, tasas de inflación sin precedentes y escasez de bienes esenciales como alimentos y medicinas.

En agosto de 2020, Rajapaksa obtuvo una mayoría de dos tercios en las elecciones parlamentarias, consolidando su control sobre el estado. El presidente de Sri Lanka dividió los puestos ministeriales clave entre los excomandantes militares e implementó la vigésima enmienda a la constitución del país, que fortalece la presidencia ejecutiva y socava las garantías democráticas existentes. Rajapaksa también ha apostado, al igual que sucedió con gobiernos anteriores, por el refuerzo del presupuesto militar. Las comunidades no cingalesas, es decir, aquellas que no pertenecen a la etnia predominante en Sri Lanka -como las etnias musulmana y tamil- son las más penalizadas por el gobierno.

Junto al vertiginoso crecimiento de la inflación, la deuda externa se disparó. El 12 de abril, el gobernador del Banco Central de Sri Lanka declaró que el país ya no podía cumplir con sus obligaciones de deuda externa, con un incumplimiento de pago de 51.000 millones de USD.

Sin embargo, el gobierno de Sri Lanka solicitó la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta no es la primera vez que el FMI interviene en el país desde el final del conflicto armado. El organismo internacional ha ignorado los abusos de los militares y su principal preocupación ha sido imponer programas de austeridad que no hacen más que empobrecer a los que ya son pobres, así como quitarle ingresos a la clase media. 

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