¿Para qué sirve la política?

Por Breogán Riobóo | Ilustración: Iñaki y Frenchy

El concepto de política, sin duda, es muy complejo se mire por donde se mire. Posiblemente si a vuestro alrededor preguntáis qué es la política, habrá diferentes puntos de vista que simplificarán el concepto de forma casi unánime. Entonces, pensaréis, ¿dónde está la complejidad? En todas aquellas cuestiones que la política no tiene en España, y como no las tiene, a ojos de la gente en la mayoría de los casos, no cuentan, porque lo que no se nombra no existe.

Esto lo sabemos bien, en cada frase, en cada pensamiento o cada acción, recurrimos a la política de forma consciente o inconsciente, pero no existe complejidad en la política española.A pesar de que en los últimos años hayamos escuchado hasta la saciedad que vivimos ciertos períodos de tiempo en la ingobernabilidad que provoca una tremenda inestabilidad. La realidad, que todo estaba atado y bien atado, sin dejar puntada sin hilo.

La complejidad de la política radica en el hecho de que su objeto es la resolución, o al menos, el intento de resolución de los diversos conflictos sociales que se van dando en un tiempo y un contexto concretos. Esos conflictos pueden ser de una diversa índole y ser más o menos visibles o tener mayor o menor apoyo social. Pueden incluso tener patrones comunes en distintos contextos sociodemográficos, o directamente ser opuestos entre sí.

En España en los últimos años hemos asistido a una continua dejadez política por parte de aquellos que ostentan las mayores responsabilidades en diferentes ámbitos. Lo mismo ha pasado a nivel europeo, pero ya sabéis lo que se dice… Mal de muchos, consuelo de tontos… La cuestión es que hemos naturalizado la antítesis de la política, hemos permitido el mayor reduccionismo posible, la simplificación de algo, la política, que es muy complejo por definición.

Hay toda una serie de factores que cooperan para que se haya podido dar esta situación, pero no debemos negar nuestra connivencia, no hemos sido capaces de hacerle ver a una amplia mayoría que las cosas pueden cambiarse y hacerse mejor. De acuerdo, sí, no tenemos grandes medios de comunicación que ayuden a hacer pedagogía y que de forma didáctica expliquen lo que es la política con mayúsculas, en toda su complejidad. De todas formas, nos tenemos unas personas a otras, cada una en su sitio, en su propio contexto, con sus propios conflictos que resolver. El 15M significó la muestra fehaciente de este hecho, de repente había una sociedad que al unísono exigía soluciones para un mismo conflicto. Un conflicto que no dejaba de ser el gran hilo conductor de muchos otros más pequeños, más diversos, más locales.

El 15M y otros movimientos de denuncia adyacentes, colectivizaron una parte de esos conflictos, les pusieron nombre y provocaron con esto que existieran, a la vez que delimitaron dónde estaban las responsabilidades. Aún habiendo señalado dónde estaban dichos conflictos, la política española siguió un trayecto simplista, en el que pretendían que esos conflictos quedaran en el olvido cuanto antes, para,de esta forma, no tener que asumir la complejidad de la política.

En este punto, estoy convencido, de que por lo menos intuís dónde puede estar dicha complejidad y seguramente no os equivocáis. El diálogo. El diálogo es lo complejo de la política, el diálogo implica escucha activa, implica respeto por la otra persona, implica entablar una conversación de igual a igual y no jerárquica de arriba abajo, implica reconocerse una a otra y reconocer el poder que cada una puede ejercer, siendo conscientes de que la resolución, para que lo sea de verdad, no puede significar el ejercicio del poder de una sobre la otra. El diálogo implica cesiones, negociaciones, pero por encima de todo esto, el diálogo implica la mayor simplificación de la complejidad política. Así es, toda la complejidad que gira entorno a la política se torna simple cuando quien ejerce la acción política a ambos lados de un conflicto está dispuesta a hablar, a escuchar y a dialogar de forma constructiva.

En España, esto es imposible a día de hoy, por una multiplicidad de factores que al final analizándolos uno a uno nos llevan a un factor sine qua non se daría esta situación. Tenemos unos gobernantes anclados en la charlatanería y no en el diálogo; en oír pero no en escuchar, o si me apuráis en escuchar para responder y no para comprender; en recibir a la gente pero no atenderla; en el poder que les da su posición y no en la voluntad de atender los conflictos que surgen dentro de su ámbito de actuación.

Y entonces, ante esta situación ¿para qué sirve la política? Para que cada una de nosotras y de las personas que nos rodean, seamos conscientes de nuestra capacidad de acción individual y colectiva. Para que exijamos que el diálogo vuelva a la esfera política española de forma que todo se pueda hablar desde el respeto. La política sirve para construir entre todas un hoy y un mañana donde tengamos en cuenta que ese mañana tiene que llegar. Sirve para reconocernos y reconocer a otras personas su capacidad de acción y de decisión de forma libre y democrática a través de ese mismo diálogo. Sirve entre otras muchas cuestiones, para que convivamos desde el respeto a las demás, respetando la diversidad, en la igualdad desde la diferencia. Sirve para dar pasos adelante en la transformación de una sociedad que degenera por inacción y sometimiento de los poderes de hoy en día, pero a la que estamos a tiempo de hacer emerger y despertar de su letargo en esta larga noche de piedra que parece que estamos viviendo.

La política es compleja, porque la sociedad también lo es. Y si la política es el arte de resolver los conflictos que se dan en la sociedad o entre las sociedades y estas son cambiantes y dinámicas… no neguemos entonces estas mismas posibilidades a la política, hagámosla adaptable a las diferentes situaciones en la búsqueda de una solución favorable a todo el mundo, donde cada persona se sienta capaz y con la posibilidad de participar de ese diálogo imprescindible.

Gobernantes de España, dialoguen con la sociedad, déjennos hablar de todo, sin tabúes. El diálogo construye a través de la política, no se olviden de su potencial. Así pues, hagan política en toda su complejidad, porque ese es el mayor respeto a la igualdad desde la diferencia… Y si no lo hacen, o no lo saben hacer, váyanse, déjennos que les enseñemos al menos el cómo, porque el para qué seguramente nunca lo llegarán a entender.

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