Para Allende, que creía firmemente en la igualdad como pilar fundamental de una sociedad justa, el socialismo debía garantizar dignidad a los sectores más desfavorecidos: los trabajadores, los campesinos y las clases populares.
Por Redacción NR
Salvador Allende Gossens (1908-1973) fue una de las figuras más emblemáticas de la historia política de Chile y de América Latina en el siglo XX. Médico de profesión y político por vocación, Allende se convirtió en el primer presidente marxista democráticamente elegido en el mundo occidental, asumiendo el cargo el 3 de noviembre de 1970 como líder de la coalición de izquierdas conocida como la Unidad Popular. Su gobierno, que duró menos de tres años, estuvo marcado por un ambicioso proyecto socialista y profundas reformas sociales y económicas que afectaron a los privilegios de los sectores más reaccionarios de la sociedad y al imperialismo estadounidense, quienes, el 11 de septiembre de 1973, con Augusto Pinochet a la cabeza, ejecutaron un golpe de Estado contra Allende.
La ‘vía chilena al socialismo’
Allende abogaba por una «vía chilena al socialismo», un modelo que buscaba transformar la sociedad a través de medios democrático-burgueses y pacíficos, sin recurrir a revoluciones armadas ni dictaduras del proletariado. Inspirado por las ideas de Karl Marx, pero adaptándolas al contexto chileno, su visión se centraba en la justicia social, la redistribución de la riqueza y la soberanía nacional frente a las potencias extranjeras, y especialmente al imperialismo estadounidense, que ejercía un fuerte dominio económico en América Latina.
Para Allende, que creía firmemente en la igualdad como pilar fundamental de una sociedad justa, el socialismo debía garantizar dignidad a los sectores más desfavorecidos: los trabajadores, los campesinos y las clases populares. Su discurso estaba impregnado de un profundo nacionalismo, rechazando la explotación de los recursos naturales de Chile por parte de corporaciones extranjeras y promoviendo la idea de que la riqueza del país debía beneficiar a su pueblo.
Principales reformas
El gobierno de Allende, conocido como el período de la Unidad Popular, implementó una serie de reformas destinadas a desmantelar las estructuras de desigualdad y dependencia económica que caracterizaban a Chile en ese momento. Estas son algunas de las más destacadas:
Nacionalización del cobre
Una de las medidas más icónicas de Allende fue la nacionalización de la industria del cobre, el principal recurso económico de Chile, que hasta entonces estaba en manos de empresas estadounidenses como Anaconda y Kennecott. En julio de 1971, el Congreso aprobó por unanimidad esta reforma, que Allende llamó ‘el segundo día de la independencia chilena’. El objetivo era recuperar la soberanía sobre los recursos naturales y utilizar las ganancias para financiar programas sociales.
Reforma agraria
Allende aceleró un proceso iniciado por gobiernos anteriores, expropiando grandes latifundios para redistribuir la tierra entre campesinos y trabajadores agrícolas. Entre 1970 y 1973, se expropiaron alrededor de 4.000 propiedades, buscando acabar con el sistema feudal que predominaba en el campo chileno.
Programas sociales
Su administración priorizó la educación, la salud y la alimentación. Se implementó el programa de la ‘media lata de leche’, que garantizaba medio litro de leche diaria a cada niño chileno para combatir la desnutrición infantil. Además, se aumentó el acceso a la educación pública y se ampliaron los servicios de salud para los sectores más pobres.
Control estatal de la economía
Allende promovió la estatización de sectores estratégicos como la banca, las telecomunicaciones y ciertas industrias clave. Esta medida buscaba reducir la influencia del capital privado y extranjero, unas medidas que generaron una fuerte oposición por parte de los empresarios y las élites económicas.
Desafíos y polarización
Bajo las reglas de la democracia liberal-burguesa, el gobierno de Allende enfrentó enormes obstáculos. Los sectores conservadores y el boicot económico impulsado por Estados Unidos desencadenaron una grave crisis inflacionaria en el seno de la economía chilena, desabastecimiento y una caída en la producción. El imperialismo estadounidense presionó a instituciones financieras internacionales para cortar el crédito a Chile. La oposición política, liderada por la Democracia Cristiana y la derecha, creó un clima de inestabilidad con el objetivo de derrocar al gobierno de la Unidad Popular.
El 11 de septiembre de 1973, tras meses de tensiones, las Fuerzas Armadas, alineadas con los intereses de la burguesía y apoyadas por Washington, llevaron a cabo un golpe de Estado. Bombardearon el Palacio de La Moneda, sede del gobierno. Allende, atrincherado en el edificio, pronunció un último discurso radial defendiendo sus ideales y se quitó la vida antes de ser capturado. Su muerte marcó el fin de ‘la vía chilena al socialismo’ y el inicio de una dictadura militar fascista que duraría 17 años.
Legado
Salvador Allende se ha convertido en un símbolo de resistencia y un mártir de la lucha por la justicia social. Su apuesta por el socialismo y su compromiso con la clase trabajadora dejaron una huella imborrable en la historia latinoamericana, inspirando movimientos políticos y debates que persisten hasta hoy. Allende representó la esperanza de un cambio estructural profundo en un continente marcado por la desigualdad, y sus reformas, aunque interrumpidas trágicamente, reflejaron su visión de un Chile más justo y soberano.
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